El Museo de la Diplomacia del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación organizó un panel para inaugurar la exposición digital permanente sobre la jurista y socióloga Ángela Constantina Romera Vera, primera mujer argentina designada Embajadora, con destino en Panamá (1958 - 1962), en un momento crucial de la historia latinoamericana.
La Lic. Desirée Chaure explicó que esta presentación da inicio a un proceso investigativo a cargo del Museo, para conocer la historia y el rol de las mujeres en la diplomacia nacional, a menudo invisibilizadas.
La muestra se integra con documentación que registra la acción política, feminista y en defensa de la democracia de Romera, cedida por el Museo Histórico de la Universidad del Litoral, y puede verse haciendo enlace con el sitio oficial del Museo de la Diplomacia Argentina, Exhibiciones Virtuales.
La apertura estuvo a cargo de la Consejera Soledad Capone Huizenga, Directora de la Mujer y Asuntos de Género del organismo nacional. Seguidamente la Dra. María Celia Costa expuso una síntesis de la acción diplomática de la prestigiosa intelectual, con aportes del libro que publicara junto a Stella Scarciófolo.
Como oradora principal, Griselda Tessio trazó un emotivo retrato de Ángela, en su carácter de amiga personal y alumna en la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná, cuando esa unidad académica dependía de la UNL. Con la profundidad que la caracteriza, la ex vicegobernadora narró cuál fue su experiencia al vincularse con Romera y qué huellas dejó en su vida.
En alusión al título de una novela de Sándor Márai -dijo- la podríamos definir como una mujer libre. Y si era libre, era digna. Y si era libre y digna, era fuerte como aquellas mujeres sobre las que canta el Antiguo Testamento. Harto inteligente, Ángela odiaba la necedad, el arribismo, la hipocresía, la estupidez. Fue siempre leal a sí misma y hasta el final de sus días siguió enseñando a los que más amaba, concluyó la Dra. Tessio.
El homenaje a Romera Vera incluye la habilitación de una colección documental que la recuerda, en los salones del histórico Palacio San Martín de Buenos Aires, antigua residencia Anchorena.