Mientras el Consenso de Washington tambalea y sectores políticos pujan por una relación distinta entre lo público y lo privado para superar los efectos de la pandemia, una pujante ultraderecha regional, que incluye antiabortistas, antifeministas, conservadores y ultraliberales, se centra en promover una articulación internacional que frene lo que denominan como "el avance del comunismo en la iberosfera".
El llamado "Foro de Madrid", impulsado por Santiago Abascal, presidente del partido de extrema derecha español Vox, tiene entre sus objetivos el de oponerse al Foro de San Pablo y al Grupo de Puebla, ambos espacios impulsados por expresidentes, partidos y movimientos sociales de los campos progresista y popular.
En coincidencia con las diferentes conmemoraciones regionales por el 12 de octubre, Vox puso en marcha un portal llamado 'La Gaceta de la Iberosfera' -como denomina al mundo latinoamericano-, donde abundan las críticas a los líderes y Gobiernos progresistas de la región.
La propuesta de coordinación nace alrededor de octubre de 2020, con la publicación de la Carta de Madrid, firmada por políticos europeos y latinoamericanos como el diputado Eduardo Bolsonaro; el exministro de facto boliviano Arturo Murillo, encarcelado en Estados Unidos, y el exalcalde de Caracas y protagonista del golpe del año 2002 contra Hugo Chávez, Antonio Ledezma.
En las últimas semanas, las PASO argentinas mostraron un sustantivo trasvase de votos hacia el conservador frente Avanza Libertad, de Javier Milei, mientras en Chile el crecimiento del candidato de ultraderecha, José Antonio Kast, a costa del desplome del "piñerismo", volvió a poner en el centro de la agenda la propuesta de este sector que parece cobrar nuevos bríos.
Para el psicoanalista y analista político argentino Jorge Alemán la nueva ultraderecha global debe entenderse no como un partido, sino como una agenda, un dispositivo de la estructura neoliberal que "supervisa a las antiguas derechas liberales y conservadoras".
Es en ese marco en el que debe inscribirse este intento de articulación que se remonta algunos años atrás y extiende raíces también hacia el sector más conservador de la política estadounidense.
Vox y la familia Bolsonaro se reunieron varias veces en público con quien fuera el estratega jefe de la Casa Blanca bajo el Gobierno de Donald Trump, Steve Bannon, creador del Human Dignity Institute, y promotor de una alianza de extrema derecha a nivel mundial.
Bannon fue uno de los protagonistas del escándalo de Cambridge Analytica, la empresa que comercializó datos personales de usuarios británicos en favor de la campaña por el Brexit, y estuvo preso por malversación de un millón de dólares de la campaña para expandir el muro en la frontera entre Estados Unidos y México. Fue indultado por el ex mandatario.
Una mirada radicalmente antinómica es el común denominador de esta agenda de ultraderecha que pone en el mismo saco "comunista" al feminismo, la ecología, la defensa de los pueblos originarios, los derechos sexuales y cualquier movimiento que tenga un aire emancipatorio.
Se trata de sectores ultraliberales que suman integristas católicos y evangélicos dispuestos a disputar las agendas progresistas en curso en varios países de la región y que están concebidas "para condicionar y determinar al resto de las derechas", insistió Alemán en recientes declaraciones a la prensa.
Por ejemplo, en mayo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que integra el conservador Partido Popular (PP), cargó contra el reconocimiento que hacen los países latinoamericanos al legado de sus culturas ancestrales y proclamó que "el indigenismo es el nuevo comunismo".
Este tipo de antinomias simples, unidas a lo que Alemán denomina la falta de referencias históricas, es decir, "la destrucción de los modos de lectura histórica" que antes permitían "reconocerse en un legado y otorgar significaciones a los hechos políticos", llevan a correr el sentido común y generar un clima de fuerte presión sobre la derecha tradicional.
El doctor en Historia Pablo Stefanoni introduce otro elemento para comprender parte de este fenómeno y su consolidación: las nuevas derechas se apropiaron del discurso anticomunista sin comunismo.
En el libro "La rebeldía se volvió de derecha", Stefanoni sostiene que la fuerza de este fenómeno se funda en el agotamiento del progresismo para capturar los enojos, temores e insatisfacciones del ciudadano, lo que deja un espacio que las nuevas derechas ocupan con un discurso simple y fácilmente vehiculizable con las nuevas tecnologías.
La coyuntura política regional, en tanto, dio pie a que esta entente ultraderechista avance a paso firme en el subcontinente.
El pasado 3 de septiembre la alianza fue defendida por Abascal en México, donde recibió el apoyo de 15 senadores y tres congresistas del tradicional Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quienes prometieron fundar un Vox local.
En Chile, en tanto, la articulación se tradujo en apoyo a los convencionales que esta semana empezaron a escribir una nueva Constitución.
Cinco constituyentes mantuvieron un encuentro virtual en septiembre con la presidenta de Vox Madrid, Rocío Monasterio, en busca de asesoramiento para replicar la estrategia que utilizó ese partido para posicionarse en el debate público y en el Congreso español.
Otro fichaje fue el del expresidente colombiano Andrés Pastrana, quien hace una semana participó a través de una grabación en Viva 21, una fiesta que Vox celebró en Madrid.
Entre los líderes que participaron de Viva 21 se cuentan también la excandidata a la Presidencia peruana Keiko Fujimori, el diputado brasileño e hijo del presidente Eduardo Bolsonaro, y el senador republicano de Texas Ted Cruz.
Bolsonaro promete no realizar ninguna locura
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó que no se embarcará en "aventuras" de política económica, ratificó a Paulo Guedes al frente del Ministerio de Economía y confirmó el proyecto que elimina el techo del gasto público y los planes de austeridad para ampliar la ayuda social a 17 millones de familias en 2022, año en el que se juega la reelección.
"Esta ayuda que defendemos tiene responsabilidad, no haremos ninguna aventura, no queremos poner nada en riesgo de la economía", dijo Bolsonaro en una conferencia de prensa conjunta con Guedes.
Bolsonaro ratificó dos veces este viernes a su superministro de Economía, en el marco de la sorpresiva modificación de la interpretación de la norma constitucional llamada techo del gasto público, con el objetivo de crear un plan social extra de 12 meses para las familias más pobres.
El mandatario fue al Ministerio de Economía para reunirse con Guedes y rearmar el equipo económico luego de la renuncia de los secretarios del Presupuesto y Tesoro, con sus secretarios adjuntos, y del Tesoro Nacional.
"Guedes sigue en el gobierno y el Gobierno sigue con su política de reformas que están tramitando en el Congreso Nacional", dijo luego Bolsonaro al canal de noticias CNN Brasil.
Bolsonaro también desafió a los agentes del mercado financiero que lo han abandonado y dijo que "no pueden ponerse nerviositos" porque "si explotan la economía ustedes también van a explotar", durante su programa semanal por Facebook el jueves por la noche.
El mandatario culpó, además, a las cuarentenas decretadas por gobernadores e intendentes para combatir a la pandemia de coronavirus como los culpables de la situación de inflación en el país.
"De todos modos Brasil es uno de los países que menos está sufriendo actualmente", afirmó el mandatario de ultraderecha.