En unas pocas horas la cuadra de Patricio Cullen al 7600 (en el corazón de barrio Guadalupe) sufrió dos graves hechos delictivos. Durante la noche fue saqueado el jardín Maternal Chocolate y 24 horas antes delincuentes robaron en una casa lindera donde, antes de fugar, dejaron abierta la llave de gas.
"Cuando pienso que pudo haber una explosión terrible me desespero. En este lugar tenemos bebés y niños de corta edad. No se puede hacer algo tan criminal", dice entre lágrimas Gabriela Sartori, una de las dueñas del jardín maternal, en diálogo con El Litoral.
La mañana del viernes comenzó de la peor manera para el jardín Chocolate. Fue poco antes de las 7 cuando una empleada llegó para iniciar la jornada y encontró una clara señal de algo anormal en el luga: la puerta de entrada estaba rota. Sin demoras la mujer comunicó la situación a la policía y a las dueñas de la institución.
"Rompieron parte de la puerta y entraron. Se llevaron unos equipos de música, la luces de emergencia, una pava eléctrica y provocaron un gran desorden en todo el interior. No se salvó ni la mochila de un bebé que también se la robaron", comentó Sartori.
Debido a lo ocurrido el jardín hoy suspendió sus actividades, con todo el perjuicio que eso significa para las familias. "Es muy traumático tener que mandar a los padres de regreso a su casa, o llamarlos por teléfono para decirles de repente que hoy no pueden traer a los chicos. ", dijo entre lágrimas.
Tenés que leerViolenta "entradera" en Fomento 9 de JulioSi bien el robo en el jardín provocó amargura, el ánimo de sus encargadas ya venía golpeado por un grave episodio delictivo ocurrido apenas unas horas antes.
Según se supo el miércoles entraron a robar en una casa que está al lado del jardín y que actualmente se encuentra deshabitada. Rompieron una reja que fue cortada con una amoladora. "Como la casa está vacía lo único que se llevaron fue un calefón y un calefactor", precisó Sartori.
Lo dramático de este hecho es que los delincuentes, antes de darse a la fuga, dejaron abierta la llave de gas, en una clara acción criminal.
Quien primero se dio cuenta de esta situación fue Susana Aguirre, la otra dueña del jardín, quien sintió un fuerte olor a gas. Buscando el origen del problema llegaron hasta la casa en cuestión y tomaron contacto con unos albañiles que trabajaban en otro inmueble de la cuadra. Finalmente éstos últimos junto a las mujeres ingresaron a la casa deshabitada y cerraron el paso de gas.
"No puede ser que alguien tenga tanta maldad... pudo volar todo por el aire. Este barrio se ha vuelto muy inseguro, todo el tiempo nos estamos enterando de robos en la calle o en casas de familia. Nosotras hace muchos años que estamos acá. Si bien ya sufrimos otros robos, jamás no pasó que tengamos que suspender las actividades", culminó.