La histórica banda de reggae Nonpalidece, con 25 años de carrera, lanzó el 1 de octubre su sexto álbum de estudio, que lleva el mismo nombre que la banda. En diálogo con El Litoral, el cantante Néstor Ramljak repasó esta gestación en pandemia, sus modos de trabajo, y las claves de la vigencia.
Gentileza Santiago ?Gallo? Bluguermann La misma formación que grabó el primer disco, reunida nuevamente en este nuevo material que se grabó en contexto de aislamiento.
Nonpalidece publicó el pasado 1 de octubre, en todas las en todas las plataformas digitales, su sexto álbum de estudio en 25 años de carrera, que lleva el mismo nombre que la banda. Para conocer más sobre la gestación de este material El Litoral conversó con Néstor Ramljak, vocalista y frontman de una formación que completan Facundo Cimas en bajo, Germán Bonilla en batería, Bruno Signaroli en guitarra, Agustín Azubel en saxo tenor, Martín Mortola en teclado y Ariel Sciacaluga en percusión.
Gentileza Parking Records La portada del álbum, con foto de Santiago Gallo Bluguermann.
La portada del álbum, con foto de Santiago “Gallo” Bluguermann.Foto: Gentileza Parking Records
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-¿Cómo fue hacer este sexto disco de estudio en el contexto de la pandemia?
-Fue una aventura porque nunca habíamos trabajado como trabajamos para este disco. Principalmente lo que marcó el proceso creativo fue la distancia, y eso de enviarse archivos: “archivos van, archivos vienen, los muchachos se entretienen”. Esa etapa fue la parte de ir gestando la canción, el alma, o lo que se conoce como demo o maqueta. En realidad teníamos programado un parate en marzo del 2020, de cara armar un disco; pero no en los términos que después la pandemia nos hizo parar, ni la cantidad de tiempo.
Lo primero que nos pasó (creo que le pasó a muchos) es que ante el bombardeo de información, los contadores de contagios y de muertes que habían en todos los canales de televisión al pie de la pantalla, en los primeros meses de la pandemia no nos juntamos; y las restricciones para circular, los permisos y cierto miedo de juntarse hicieron que se genera un silencio en abril, mayo, junio: ni siquiera hubo tanto movimiento en el chat de la banda.
En un momento nos cae la ficha que esto iba para largo: “Y bueno, activemos”. Nadie tenía Zoom instalado en el teléfono, somos otra generación y otra manera de encontrarnos. En un momento hicimos una llamada de WhatsApp, una reunión virtual: “Arranquemos hasta donde podamos y como podamos” Ahí empezamos a revisar algunas cosas que teníamos grabadas, algunas maquetas que estaban ahí dando vueltas; empezamos ese intercambio de archivos.
Ya más hacia el fin de 2020, ya con la llegada de la primavera y el veranito, y con algunas con algunas maquetas más avanzadas, hicimos un encuentro muy reducido, como para plasmar en esa grabación lo que nos gusta hacer, que es como más en vivo: bajo, batería, teclado base, guitarra base, “un, dos, tres, va” y tratar de captar eso en la grabación.
También nos pasó que había buenas baterías grabadas de otras maquetas, tenía, un buen sonido, pero no nos gustaba tanto lo que había arriba, la progresión armónica. Eso sí se gestó más desde otro lado, de ponerle capas. Inclusive algunos integrantes aprendieron a grabarse y a producirse en su casa, comprando una placa. Así se fueron gestando los diez temas, de los cuales hubo dos que lanzamos en 2020 a manera de adelanto.
Teníamos pensado ir largando más singles, pero en un momento también sentíamos que nuestro público o la manera nuestra trabajar estaba más ligada al álbum, después de ocho años dejar de salir con esa propuesta de singles y lanzar todo un disco. Por eso también hicimos un disco medianamente corto, por la cantidad de canciones y el tiempo de reproducción total (37 minutos); tampoco generar relleno: estas canciones son las que nos representan, son las que nos gusta cómo quedaron. Vamos a ponerle un nombre, le pusimos “Nonpalidece” y ahí salió.
Cuarto de siglo
-¿Por qué el nombre de la banda?
-Cuando llegamos a esa instancia se genera en una lista de posibles títulos, que generalmente están ligados a una frase o el título de una canción. En este caso el nombre de la banda estaba dentro de esa lista de posibles títulos, y cuando nos empezamos a juntar para definir esas cosas, y algunas cosas de la música, nos empezó a entusiasmar eso de revalidar la historia.
Porque también cumplimos 25 años, se nos juntó con el disco, que no es un disco pensado o compuesto por los 25 años de la banda; eso estaba más asociado a un disco en vivo, algo que vamos a empezar a hacer ahora, con invitados y tratando de repasar un poco nuestra discografía. Que tampoco es tan amplia: seis discos en 25 años es poco; aunque hay dos discos en vivo sigue siendo poco.
Tenía que ver con nuestra historia, con nosotros como banda, como grupo de amigos, como familia que nos consideramos y sentimos; y lo que significa para nosotros Nonpalidece. Cerró por todos lados, un nombre también históricamente mal escrito, mal pronunciado; venía como nada decir: “Acá está, estos somos, nos pusimos los siete que grabamos el primer disco”, porque es la misma formación.
Cosa que no se dan en muchas bandas: que la formación después de tantos años siga conservándose original, ya sea por problemas o por distintos motivos. También venía a acentuar eso.
-Todo este proceso que fue una dificultad para todo el mundo, como grupo humano si no existiera esa cosa afianzada, o esa química que ustedes tienen a lo largo de tantos años no por ahí hubiera sido mucho más difícil.
-Posiblemente. Tuvimos nuestros momentos de fricción y una convivencia un poco más áspera allá por 2016, 2017. Veníamos tocando mucho, muchos conciertos por año, muchas giras; y como en toda convivencia de cualquier grupo humano por momentos se empezaron a generarse roces a partir de pavadas.
-Suele pasar.
-Como es la vida. No es que había peleas de fondo con respecto a la dirección que le estábamos dando al proyecto; eran de llegar cansados a un lugar, el almuerzo iba a ser a la una terminaba llegando a las dos: pavadas, pero cuando uno ya está medio quemado las sobredimensiona. Nos dimos cuenta, por eso también lo cuento: nos juntamos a hablar y sacamos algunos trapitos al sol nuestros, internos, de muchos años.
Eso también limpió, ayudó y allanó el camino para encarar este disco, que nos unió y nos fortaleció como grupo. Porque estamos muy contentos con lo que hicimos, nos representa: posiblemente sea el disco que más nos guste a todos, en cuanto a las canciones y el audio.
Mensajes
-Hablabas de los dos adelantos: uno es “Slogan”, que es muy del clima de ese momento, muy crítico desde cierta cosa que va a explotar a nivel social; y “Vuela alto”, que es una invitación a ciertos optimismo. ¿Los eligieron por eso o simplemente eran las dos canciones que estaban más avanzadas?
-No, había otras canciones más avanzadas. “Slogan” posiblemente sea el tema más explícito, que tiene esa impronta más pandémica y de “toda esta presión por algún lado va a estallar”. Decidimos salir con ese porque creo que marcaba un poquito los tiempos; y también por criterio, por por haberlo charlado con los pibes. Es un poco también cómo te querés mostrar después de tanto tiempo: qué primera canción querés sacar; y tenemos como ese costado más combativo, social, o de denuncia.
Pero también hay propuestas, ganas y esperanza; “Vuela alto” es como hacerte amigo de la resignación: hay cosas que no se pueden cambiar, y ante esos hechos la aceptación de eso te ayuda a construir el siguiente paso. Tenía que ver mucho con lo que nos estaba pasando como banda y a mí como compositor encargado de escribir las letras del disco. Me pasaba con el grupo que no tenía que aceptarlo ni negarlo ni pensarlo, tanto solo aceptarlo. Y esa aceptación me llevó a limpiarme a mí un poquito de prejuicios y una construcción que hace el público de uno; después de tantos años ese revisionismo de estar todo el tiempo corrigiendo letras o composiciones que por ahí estaban bien. No es que estoy todo el tiempo evaluando sí va gustar, pero ese pensamiento está en la órbita; no logro descartarlo al cien por ciento.
Y a partir de algunas cosas que se fueron dando para este disco creo que pudimos despojarnos del qué dirán, de qué esperan de nosotros; si tiene algún tipo de innovación en cuanto al reggae que hacemos. Porque es una pregunta muy clásica: ¿Qué tiene de diferente? Parece que de un disco a otro tenés que hacer cosas diferentes; y lo que sentimos es que lo que más tenemos para crecer y aprender es a hacer lindas canciones, no tanto innovar en un género que tiene sus patrones, estructuras. Un ejemplo pavo, pero nadie esperaba que Pappo saque un disco con baterías programadas y con sintetizadores a lo Daft Punk: uno esperaba de Pappo guitarras crudas, canciones directas y sonido rockero y rústico.
Entonces nos desprejuiciamos de querer innovar en algo que aparte no nos termina saliendo: tenemos un ADN de banda muy anclado en nuestra influencia que es la década de los 70 jamaiquinos. De hecho en el disco debe haber dos o tres canciones que tienen tambor; después usamos un patrón de batería que es muy clásico en el reggae que se llama one drop: es el aro cayendo con el bombo, lo más clásico del reggae. Muchas bandas de reggae actual no usan tanto ese patrón, y a nosotros nos queda bien, no es que hay una búsqueda deliberada: “Che, Germán (que es el batero), no lo hagas con tambor, hacelo con one drop”. Cuando se presenta la maqueta terminamos llegando ahí.
-Fluye.
-Sí, fluye natural, y parece que lo más sincero que podemos darle a nuestro público es lo que nos sale naturalmente y sinceramente.
Encuentro de generaciones
-Hablando de experimentar (o no porque también hay una tradición entre el reggae y el rap, porque está en el medio está el raggamuffin), surgió esta fusión con Stuart en “La alegría manda”. ¿Cómo salió esta idea de invitarlo?
-En el caso de él sí (risas), fue lo más vanguardista que hicimos en el disco: haber invitado a un freestyler sub-30, y por redes sociales. En realidad tenía que ver con un descubrimiento que tuve en pandemia: buceando en la madrugada mirando conciertos por YouTube, o videos, esa usina de información que es la web; por videos sugeridos en un momento llegué a las Batallas de Gallos, de las cuales no tenía ni idea de qué se tratabas ni quiénes eran los protagonistas, ni cómo funcionaba la dinámica de esa competencia.
De repente caí por un sugerido a una Batalla de Gallos: “Pará, estos pibes están improvisando en serio, vamos a ver otra”. Mi mujer se reía porque le parecía un adolescente acostándome a las cuatro de la mañana; en un momento me enganché a tal nivel que las veía en vivo: durante 2020 y 2021 la competencia se hacía en un estudio de televisión y se transmitía en vivo por YouTube. Almorzaba rápido para ir a ver la Batalla de Gallos (risas).
Me atrapó esa capacidad de improvisación en tiempo real; y muchos de los freestylers con reflexiones muy acertadas. A mí que me gusta escribir, y que tengo por ejemplo ese acercamiento con la música (más allá tocar la guitarra) por esta parte lírica, lo empecé a prestar más atención a Stuart, porque me gustaba cómo lo desarrollaba, el tipo de reflexiones que lograba; no te iba a lo físico, no había insultos, no te iba a tirar por si eras gordo, flaco, alto, bajo. Lo empecé a seguir a él, más allá de haber descubierto otros que me gustan, y encima salió campeón: lo cual a mí me hizo sentir como un seleccionador de fútbol viajando por el interior y fichando talentos jóvenes.
Lo terminé contactando antes de que salga campeón: hicimos un almuerzo en nuestra sala para conocernos, además me interesaba que escuchara el disco para que él eligiera dónde poder fluir y explayarse; no decirle “tengo esta canción”. No había una búsqueda marketinera atrás de “esta canción es una bomba y vamos a meterlo a Stuart”, sino: “Me gusta mucho tu arte, ¿te gustaría participar de un disco nuestro?”. “Sí”. “¿Por qué no venís a escuchar?”. “Dale, me re copa”.
Hicimos un asado, nos conocimos, le conté esto mismo de cómo lo descubrí. Se metió en el estudio, escuchamos todo el disco. Cuando apareció “La alegría manda” me dijo: “Me gusta ese bombo cómo va ahí”; bombo pisado, que se le dice, o el step, que también es un patrón medio característico del reggae. “Siento que acá puedo fluir bien”. Seguimos, apareció otra que le gustó, cuando terminamos volvimos a “La alegría manda”, que en ese momento tenía otro nombre. La escribió y la grabó en media hora: entiendo que tienen una capacidad muy desarrollada, y más si hay una letra escrita que te da un disparador.
En imágenes
-Con el “Gallo” Santiago Bluguermann (que también hizo videos anteriores para ustedes) hicieron esta película en la que cada uno va buscando sus invitados, ¿Cómo ese choque de bandas?
-El Gallo hace mucho que nos hace videos y fotos; de hecho fuimos la primera banda con la que ofició de fotógrafo. Tenemos una relación de muchos años de amistad; lo conocimos cuando era productor de “Cuál es?”, en la época dorada de Pergolini, Gantman y De la Puente.
Lo que logramos con el Gallo es hacer videos low cost, de bajo presupuesto, pero con una muy buena imagen (tiene muy buenas cámaras). Nos dimos cuenta de que tampoco nos funciona bien hacer esos videos con una producción muy alta, cuando contratás una productora que hace cortos, y vienen maquilladores, directores de fotografía, directores de cámara, iluminadores. Está muy bien, pero termina teniendo un costo que a nosotros no nos rinde en cantidad de vistas. No me puedo gastar 2.000 dólares en un video porque no tiene sentido, y gracias a Dios no tenemos ese fetiche ni esa búsqueda: sí hacer un buen video.
Todo está como “fatto in casa”: Alfa, BlackDalí está el Hernix, y otros personajes que son amigos. A Stuart le gusta mucho involucrarse en los videos; le gustó, me propuso eso. Después surgió la idea de hacerlo en un garage, “¿por qué no ponemos unos autos?”. “Pará que yo tengo un amigo que es chapista y tiene unos autos de colección”. “Estarán buenos?”. “Pará que le pido una foto”. Y nos mandaron la foto del Chevrolet 33 pintado inmaculado, una cosa hermosa. Se fue como gestando ahí: “¿Por qué no hacemos que nos desencontramos por teléfono pero nos encontramos en un lugar, y todo parece que va a ser como un poco más de pelea?”.
Surge una idea de “a ver qué tenemos y que podemos conseguir”, y ya partir de ahí generar un guión. Mustafá vino con un amigo nuestro, cayó al voleo. Le digo: “¿Querés salir?”. “Sí, más vale, soy re fana de los Chevrolet, si tengo que salir en un video con cuatro Chevrolet me vuelvo loco”. Ahí estuvimos charlando un rato largo, incluso ahora surgió la idea de hacer algo juntos: él tiene está grabando nuevo material y me escribió para ver si podíamos hacer algo.
A la ruta
-Ahora tienen la posibilidad de volver a girar con un material nuevo, que es como una situación bastante ideal dentro de todas las complicaciones que siguen.
-Sí, pero se está abriendo, y creo que este plan de vacunación... la verdad que ya no logro dar con un análisis acertado de lo que está pasando. Tocamos el domingo en el partido de Almirante Brown, en Glew, en un circuito ciclístico: había 25.000 personas, o por lo menos es lo que nos dijo la Municipalidad. Pasamos de tocar con aforos reducidos para 273 personas a tocar al mes y medio para 25.000, sin ningún barbijo. En los camarines (era un festival, donde había muchas otras bandas) me pareció que estaban todos como demasiado relajados para toda la información con la cual nos bombardearon un año y medio.
Las expectativas son muchas, de girar y presentar el disco. Tenemos muchas fechas: estuvimos en Córdoba, Mendoza, San Juan; no en carácter de presentación porque el disco salió después; pero ahí mostrando un poco algunas canciones en vivo. Porque otra cosa que nos pasó es que las canciones las terminamos ensayando después de que grabamos el disco: teniendo nuestra sala solíamos tocar mucho la canción, los arreglos, ensayos de seis horas. Esta vez no: un día iba el violero solo al estudio, regrababa otras cosas. “Pará, cambiaste esto, yo voy a cambiar algunas cosas más”.
Pero empezaron a salir conciertos de presentación: lo presentamos oficialmente hace dos semanas en el Hipódromo de Rosario, estuvo buenísimo. Ahora tenemos Neuquén, Bariloche, San Isidro; hay varias presentaciones por el interior, inclusive había una gira ya confirmada para México en diciembre, que terminamos reprogramando para marzo del año que viene: se anunció el Cosquín Rock de Argentina con sus repeticiones extranjeras, y justo estaba la propuesta de invitarnos al Cosquín que se va hacer en Tijuana el año que viene. Una de las plazas a las que íbamos a ir en diciembre era Tijuana y nos parecía que lo mejor era esperar un poquito, confluir todo, y también tener una perspectiva un poco más clara de cómo va terminar el año y cómo se van a ir dando los conciertos para el año que viene.
Cambiar la frecuencia
-Siempre la invitación de Nonpa fue a vibrar alto. ¿Hoy hace falta más que nunca esa propuesta?
-Creo que sí. La polarización como método de captar posibles votantes, en términos de estas las elecciones de medio término, y las elecciones de acá dos años, esa polarización ya absurda. Aparte que es muy desgastante no encontrar debates a la altura de un nivel intelectual un poco más fresco y renovado. Me da mucha pena, bronca, y también resignación escuchar a los supuestos líderes políticos captando votos, el rol que juegan los medios. Me generó un desgaste que hizo que apagará la televisión. Me gustaba levantarme la mañana, leer algunos portales y sentirme que estaba más o menos informado; leía tres, cuatro o cinco portales como para comparar un poco, pero me quemó la cabeza.
Tengo claro lo que lo que siento y lo que quiero para mi familia; y si bien no hay ningún proyecto político que abrace todo lo que yo necesito o quiero sí hay algunos que están mucho más cerca y otros están en las antípodas, con lo cual tengo resuelto eso. Pero me parece que es muy desgastante para la gente, lo veo en mi vieja: por ahí la llamo para saludarla y está muy angustiada con las cosas que pasan. “¿Vos viste, Néstor, el noticioso hoy?”. “No, vieja, ¿qué pasó?”. “Pero ese chico que mataron...”. “Sí, bueno, ma...”. “¿Pero a vos te parece? Y mientras tanto hacen fiestas en Olivos...”. Te das cuenta que habla y repite. Más allá de que me parece muy negativo todo eso que está pasando, creo que en la renovación generacional vamos a empezar a limpiar un poco toda esa polarización; y en la Ley de Medios, claramente.
Está todo demasiado manipulado, y mal manipulado: con comentarios agresivos, posturas agresivas. Nos terminan haciendo pelear a nosotros, como este pibe que atropelló al chabón porque le pegó al espejo de la camioneta. Me pasa que vengo manejando y me doy cuenta de que vengo enojado y me digo: “Pará, aflojá”. Tengo un nene de 3 años y medio, y me dice: “Papá, estás enojado”. Me hace volver digo por dentro “tiene razón, pobre”. Y se genera una situación muy ríspida, el pibe que se enoja en el peaje y se baje te mete tres tiros porque lo pasaste por la derecha, por la izquierda, no sé. Un nivel de locura que no me gusta, ni quiero, ni comparto.