El compositor rosarino Martín Neri acaba de estrenar la obra conceptual “Encierro”: seis piezas audiovisuales con músicas originales e incidentales, en las que invitó a Leopoldo “Teuco” Castilla, Jorge Fandermole, Nadia Larcher, Gustavo Cortés (Sig Ragga), Carlos “Negro” Aguirre y Teresa Parodi a interpelarse y plasmar sus pensamientos sobre el encierro (no solo pandémico). En diálogo con El Litoral, el artista narró su devenir creativo.
Gentileza Eduardo Fisicaro Neri convocó a viejos y nuevos compañeros de andanzas y creaciones para que reflexionen a través de textos libres.
Luego de la edición de “De un mismo barro”, canción que reunió en diciembre del 2020 a intérpretes de la talla de Silvio Rodríguez, Teresa Parodi, Chango Spasiuk, Trueno, Ramiro González y la orquesta sinfónica de Rosario; Martín Neri acaba de estrenar la obra conceptual “Encierro”. Se trata de un proyecto que enmarca, entre otras subjetividades, el contexto actual al que nos expuso esta realidad mundial.
Con la mirada puesta en lo colectivo, el compositor rosarino construyó seis piezas audiovisuales con músicas originales e incidentales, en las que invitó a Leopoldo “Teuco” Castilla, Jorge Fandermole, Nadia Larcher, Gustavo Cortés (Sig Ragga), Carlos “Negro” Aguirre y Teresa Parodi a interpelarse y plasmar sus pensamientos sobre el encierro.
Cada uno de estos capítulos tiene su soporte audiovisual, una obra realizada en stop motion por El Birque Animaciones, que puede verse mediante su canal oficial de YouTube. “Encierro” se editó a través del sello independiente Elefante en la Habitación! y bajo la producción general de La Ribera, Gestión de culturas.
De todo esto, y de su forma de crear, habló El Litoral con este comprovinciano que se proyecta en múltiples direcciones.
Gentileza Elefante en la Habitación! La portada del álbum, que muestra la estética de miniaturas del audiovisual, realizado en stop motion.
La portada del álbum, que muestra la estética de miniaturas del audiovisual, realizado en stop motion.Foto: Gentileza Elefante en la Habitación!
Disparador
-¿Cómo surgió la idea de “Encierro” como obra conceptual, con estos invitados?
-En realidad la idea de encierro me venían los vueltas en la cabeza hace ya un par de años; el encierro mucho más allá de esta literalidad. Venía leyendo a Víctor Vich, un escritor peruano que habla de que la evolución de la cultura tiene que ver con desculturizar la cultura, volver a lo ancestral.
La lectura que hice es que estamos cada vez más encerrados, “agregamos falopa”. Justamente un trabajo mío anterior, llamado “De un mismo barro”: está ligado con eso: con intentar volver a ese sitio original de cada uno y cada una; a lo genuino, a lo ancestral. Para salir de una de una cosa encorsetada que nos está encerrando en un montón de forma encierro. Esta situación hizo una hegemonía: decís “encierro” y está totalmente vinculado a la pandemia.
-Es como que se comió el significado.
-Exactamente: el poder de las palabras y de los momentos sociales.
Estar encerrado en una idea, en el enojo, en los caprichos, en los miedos que uno no puede resolver y por ende después nos cuesta comunicarnos con los demás. Me venía dando vueltas en la cabeza, y hasta ya tenía un boceto de una melodía, que no resolvía y volvía, quedaba atrapada.
Después vino todo esto, y dije: “Más señal que esta...”. Vinieron unos meses medios “heavies”, como para toda la comunidad artística. Como en general, pero nuestro colectivo estuvo bastante bravo. Tenía unos ahorros de los últimos conciertos, pero me hice la cabeza y me pegó mal.
Después de esos meses dije: “Pará”: arranqué a pensar esta idea, la cerré, terminé de componer la canción. Lo llamé al Fander, porque justo habíamos estado charlando de compartir algo: “Che, Fander, se me ocurrió esto, decime si te sentís interpelado”. Me dijo: “Sí, dale”; le pasé la música y apareció la canción. Le conté que imaginaba sumar un paralelo ahí con un concepto de stop motion, por el espíritu fragmentado que tiene esa técnica, esa motricidad medio rígida; me parecía que iba a ir de la mano, me lo imaginé desde un principio. Así apareció el concepto.
-Ahí apareció Agustín Touriño, que es el director de la animación.
-Claro. Producir una cosa así en pandemia no era barato, pero no era sin eso: había una idea conceptual, lo vi desde un principio así. Tenemos un espacio de producción independiente que se llama La Rivera, y empezamos a cranear, a tirar líneas, hasta que hubo varias puntas que se sumaron para lograr producirlo. y Ahí me comunico con el Agu, con los chicos de El Birque, que es una productora tremenda de Córdoba, que conozco hace un tiempo.
Empezamos a trabajar sobre el guión con Agustín: fue un proceso hermoso. Fue sanador; eso lo más importante, lo que me dejó: de ese de ese encierro que había empezado a construir en mi cabeza, de pensar “¿qué voy a hacer?”, puse en práctica el encierro. Me burlé de mí mismo, recordándome que era una cosa de todos y de todas; entonces ahí ya es uno siente menos la asfixia; cuando saca la mirada de uno mismo.
Convites
-Estaba la canción que hicieron con Fander, que es la que abre este material. ¿Cómo se amplio eso al resto de los convites? Estos textos escritos y leídos por cada uno de los invitados, a los que les pensaste una música; que va desde un arreglo de cuerdas o de vientos a formatos más propios de la música popular, como le tocó a Teresa.
-Me alivió no sentirme solo en esta, porque el encierro lo que genera para mí es un vínculo directo con el miedo, es como una traba. En el miedo uno se siente automáticamente solo, porque no podés llegar a entender que podemos ser varios; y ahí ya se transforma en otra cosa. Imagínate si en todo nos pasara eso: si tuviéramos una conciencia colectiva en la acción: tendríamos poder absoluto si nos moviésemos como un colectivo. Si lo entendiéramos no nos pasarían las cosas que nos pasan: nos están pisando la cabeza todo el tiempo.
Y acá lo mismo: el primer miedo vino por mi laburo, la gira a Europa; viajo una vez por año y es una cosa que me ayuda muchísimo; son dos meses, se me cayó todo. Pero cuando entendí que éramos un cuerpo, no quise encorsetar no quise hacer la hegemonía de esta mirada y dije: “a los invitados los tengo que invitar a pensar esto”. Ahí fue que pensé que la canción sea como un cortometraje y rodearlo de distintas miradas de compañeros y compañeras cercanos.
Empecé a pensar en quién y los convoqué muy amorosamente; todos quisieron participar, y les propuse que piensen el encierro en el formato que ellos quieran: prosa, poesía; que luego lo graben en su propia voz. Ya tiene como un hilo cinematográfico el trabajo, por eso compuse en esa dirección: una música para ese escena
-Era toda gente con la que vos ya habías en algún momento colaborado en algún proyecto.
-Exacto, toda gente por la que siento mucha empatía por lo que hacen, y admiro profundamente; hemos tenido la alegría de compartir algo con todos. Con Teresa ya venimos componiendo hace bastante: ella va a sacar un disco que lleva el nombre de una canción nuestra, que se llama “Nido de agua”, donde incluye varias canciones nuestras. Con el Negro hicimos “Matriz del agua”, que es una obra conceptual que hice sobre una familia de pescadores: El Negro participó en la mayoría del disco.
Con Nadia nos conocimos por el Negro, con Teuco hicimos “Manada”: una obra que va a salir dentro muy poquito. Teuco es el hijo de Manuel Castilla; siempre le digo: “Qué ganas tenés de ser poeta, siendo que tu papá es Manuel Castilla”. Lo súper recomiendo: es un viaje nada que ver con el padre, pero con la misma profundidad y con la misma claridad. Es más existencial el Teuco.
Y Gustavito Cortés es un nuevo vínculo de hace un poquito más de dos años (dos años antes de la pandemia, en realidad).
-¿Cómo fue el contacto?
-Ese Tavo es un hermoso... Soy un colgado, no había escuchado Sig Ragga nunca. Un día me llegó un mensajito privado por Facebook: una persona, Gustavo Cortés, que me quería agradecer: “Admiro mucho tu música, cantamos siempre con mi familia una canción tuya que se llama ‘Canción con árbol’. Cada vez que te escuchamos cantar nos hacer acordar a mi viejo, porque tenía un timbre parecido y cantaba con los ojos cerrados”. Un mensaje re emocionante, te lo cuento y se me paran los pelos de punta. “Yo también soy músico, toco el piano, canto; tengo un grupo que se llama Sig Ragga. Te agradezco”.
Le contesté, “muchas gracias”, un mensaje recontra emocionado. Después le conté al Fer Silva, un amigo músico, contrabajista. “Sig Ragga, boludo, ¿cómo no la conocés?”, me dijo Fernando (risas). “Al Tavo vos lo conociste en mi casa hace muchos años”, y no me acordaba, andá a saber en qué momento nos conocimos, y en qué estado. Así que me puse a escuchar y me encantó.
Nos empezamos a escribir, vinieron a tocar acá, me invitaron a que los vaya a escuchar. Estando en Buenos Aires me invitó a su casa: empezamos a compartir. En plena pandemia me mostraba canciones, yo también. Cuando le mostré “Encierro” le encantó. “Mirá, Gustavito, te quiero sumar a este convite”: la verdad fue que hizo bien ese proceso.
Eso es lo más importante, y que quede plasmado este material como una manera de mirar y de pensar juntos y juntas una situación que todavía creo que está en veremos. No la literalidad, porque supuestamente ahora estamos “liberados” de eso. Podemos estar liberados de la pandemia, pero del encierro no esta liberados.
-Del encierro que venía de antes.
-Del verdadero encierro. No quiero vaticinar desde cuándo, creo que hace muchísimo. Cada vez está más eminente la cosa.
-Hay cosas que en este tiempo se han complejizado, como estas conectividades nuevas. Se aceleraron algunos procesos que ya venían.
-¿Adónde vamos a ir con esto?
Viejo continente
-Hablabas de “Matriz del agua”, que la editó el Negro con su sello Shagrada Medra. Ahí también había una idea conceptual, y también un mix entre canciones y una música minimalista. Por el otro lado el musicalizar los poemas de Teuco en “Manada”. Si bien son otros temas, trabajás por la misma por la misma cuerda.
-Claro. Antes de que cierre todo, terminé de grabar “Manada” en mi último viaje a Europa, en el interior de Portugal, en un pueblo que se llama Serpa, que es un cuento. Serpa es un pueblo como Rincón para Santa Fe, una cosa muy chiquita; y tiene un lugar llamado Musibéria. Para empezar es un pueblo que está gobernado por el Partido Comunista: es (Juan) Rulfo (risas).
Y el gobierno nacional puso una torta de plata, hicieron un complejo de expresiones: una nave de tres pisos, con ascensores tipo sanatorio para mudar instrumentos, pianos, y llevarlos al estudio. Para todas las artes: sala de cine, sala de danza, una cosa de locos.
Fui a grabar ahí por un premio habíamos ganado con Ibermúsica por “Matriz del agua”. Fuimos a tocar ahí, nos quedamos dos días y al director le golpeé la oficina y con esta misma compu y auriculares le puse cosas de “Manada”. Le encantó, y Me dijo: “¿Por qué no venís a grabarlo acá?”.
Este lenguaje que termino usando en “Encierro”, de tener una mirada cinematográfica, que realmente comenzó cuando comencé a estudiar Dirección Cinematográfica en el Enerc. Fui a estudiar cine como una herramienta de composición, no pensando en hacer una película. Así surgió esta forma de trabajar el lenguaje cinematográfico pero sin la imagen: es como si la imagen la pusiera cada uno con la imaginación.
-“Manada” está grabado pero no se editó.
-No: estamos viendo la forma, con quién. Estamos esperando la respuesta de un sello de Europa que es muy lindo, que editó discos de Keith Jarrett, por ejemplo. Tengo esa ilusión, más que nada por la distribución, y porque ellos pueden editarlo en vinilo, además de obviamente por las plataformas digitales.
Si no sale por ahí, lo editaremos por Shagrada o por otro de estos sellos que son gente muy querida y muy admirada, como todos los trabajos que hacemos.