Sudor Marika, la banda que combina la cumbia con la militancia política y la reivindicación festiva de las disidencias se presentará hoy viernes en Rosario. En diálogo con El Litoral, el guitarrista y cantante Vicente Quintreleo narró las peripecias de un proyecto artístico que da la pelea con alegría.
Gentileza producción Para nada pertenecemos a ese progresismo porteño blanco, clasemediero: la realidad nuestra está muy por fuera de eso , cuenta Vicente, sobre esta banda que se originó en Dock Sud.
Sudor Marika vuelve a la provincia de Santa Fe: “Desde su activismo antifascista, emplumado y popular, la banda de cumbia disidente nacida en Dock Sud compone canciones que visibilizan las luchas de la colectiva LGBTIQ+ dando paso al delirio y la fantasía”, anuncian. Esta noche de viernes se presentarán en La Sala de las Artes de Rosario (Suipacha y Güemes), junto a los Peñaloza, en lo que denominaron un “reventón cumbiero”.
Aprovechando esta visita El Litoral conversó con Vicente Quintreleo (parte del núcleo de la banda junto a Rocío Tirita, Nahuel Puyaps y Sebastián Zasali) sobre las vivencias de un proyecto tan acostumbrado a recibir afecto como a enfrentar ataques.
Reencuentro
-¿Cómo están viviendo esta vuelta a los escenarios luego del año y medio de parate y actividades restringidas?
-La verdad es que estamos muy contentes de que después de una pandemia durísima para todes hoy volvamos a poder estar de vuelta recorriendo el país, de nuevo subiéndonos a los escenarios, y más que nada reencontrándonos con nuestro público: hay una relación muy cercana, muy querida, y que extrañábamos un montón, después de tanta ausencia con nuestros espectáculos en vivo.
La pandemia es una situación que no le fue indiferente a nadie, todes de un modo u otro la padecimos; Todas las personas y los proyectos entraron en crisis, y Sudor Marika no se quedó ajeno a esa realidad. Entonces hoy volver a estar nuevamente armando giras, volviendo a las ciudades donde muchas veces fuimos muy felices, la verdad tiene genera una enorme felicidad.
Volver a Santa Fe y a Rosario este fin de semana es algo que nos genera mucha alegría, porque las veces que estuvimos siempre fueron experiencias muy hermosas: tuvimos la suerte de estar participando en una Marcha del Orgullo, después en fechas donde ya íbamos promocionando nuestro trabajo. La recepción siempre fue buena, y sabemos que este sábado, después de dos años sin ir a Santa Fe, va a ser realmente un fiestón.
-La última vez que estuvieron en Santa Fe había sido en La Usina Suena.
-Sí, fue un espectáculo al aire libre, estuvo buenísimo: fue un fiestón.
Masividad
-La pandemia los había agarrado en un momento clave, pasando del circuito más under a grandes eventos. ¿Cómo fue esa transición, o ese salto?
-“Pegar un salto” es un imaginario que no se corresponde con lo que realmente es. Venimos persiguiendo una carrera desde hace cinco años, en la que hemos vivido distintos momentos y hemos visto cómo se ha incrementado un montón nuestro público. De algún modo es el reflejo de un trabajo que venimos laburando hace un montón de tiempo, con un montón de dedicación, con horas y horas de estar trabajando no solamente esto de los escenarios, sino también en todo lo que tiene que ver con la producción de nuestras fechas, con la grabación de nuestras canciones, con los viajes que hacemos.
Somos una banda totalmente independiente y autogestionada, así ha sido desde los comienzos. Nació como una situación muy linda, porque de algún modo la autogestión, el trabajo que lleva un proyecto musical como Sudor Marika requiere como decía de un montón de horas, de tiempo dedicado, y fuimos aprendiendo cómo hacer ese trabajo a medida en que las cosas no sigan sucediendo.
Así también cuando tuvimos todo este revuelo que tenía que ver con una canción que era “Si vos querés”, para muchas personas significó como que había un antes y un después para Sudor Marika. Nosotros lo tomamos simplemente como un momento más de una historia qué se está escribiendo todavía. No sabemos bien cuáles van a ser los grandes hitos de Sudor Marika: capaz que no exista ninguno más, o capaz que se vienen y éxitos mucho más importantes, por lo menos para nosotres como proyecto. Pero igual muy contentes de que a través de una canción puntual nuestro trabajo se masificara mucho más de lo que venía siendo.
Agradecemos cada una de las posibilidades y cada uno de los sucesos que van ocurriendo y que nos benefician directa o indirectamente; cómo tampoco vamos a renegar nunca de las cosas que nos han sucedido, de las buenas consecuencias que nos traen. Pero creemos que para Sudor Marika aún quedan un montón de historias por escribir: estamos trabajando en un tercer disco, con muchas expectativas, con muchas ganas, con canciones nuevas que queremos que pasen a ser parte del repertorio de la banda y de todo nuestro público: que toma nuestras canciones como bandera de lucha y las hace propias también, porque se sienten interpelados por las cosas que cantamos ahí.
Contra el odio
-Ustedes ya venían a caballo de otras luchas, mostrando otras realidades que tienen que ver con las disidencias, con el feminismo. Pero con “Si vos querés” entraron a la campaña de 2019 y al ojo de gente que no los conocía, que fue capaz de decir cualquier cosa sobre ustedes en los medios. Por un lado les dio visibilidad pero también los expuso a la violencia de unos cuantos.
-Este hecho puntual de “Si vos querés” generó una visibilidad que no esperábamos, también una sobreexposición que nos trajo como consecuencia un montón de haters, un montón de personas que son odiadoras. Sobre todo para esta situación puntual estuvieron muy movilizados y arengados por algunos personajes nefastos de la comunicación, como Baby Etchecopar, como (Eduardo) Feinmann.
Es una situación lamentable, porque lamentablemente estas personas tienen una tribuna en los medios de comunicación; si bien a muches su discurso nos parece totalmente anacrónico, fuera de cualquier tipo de lógica, sabemos también que hay una población que necesita o vive muy motivada por el odio que puedes sentir por otras vivencias como son las disidencias encontraron ahí algo que potencie ese odio.
Haciendo un análisis comparativo que tiene que ver con la historia de Sudor Marika: sí bien este hecho nos trajo un montón de sobreexposición y por ende de violencia, También es cierto que un proyecto musical y disidente como Sudor Marika siempre va a estar expuesto a violencias.
Violencia por ser Sudor Marika venimos recibiendo desde el día cero, o desde el primer día en que aparecimos en una escena pública: tanto de las personas que nos escuchan, porque estamos tocando en algún festival. Nos pasó hace un par de años atrás, cuando estuvimos en la primera Marcha del Orgullo de Venado Tuerto: un par de personas vinieron agredir a nuestras bailarinas, porque no entendían por qué había lesbianas bailando en tetas con una banda de cumbia que hablaba de putos, de maricas, de trabas, de tortas.
Un proyecto como el nuestro nunca va a estar en la zona de confort. Desde que arrancamos, cuando lanzamos nuestro primer videoclip, recibimos amenazas de muerte reales: literalmente tuve dos personas fuera de mi casa esperándome para pegarme un tiro, porque me había metido con ciertos símbolos que no les parecieron bien; que tenían que ver con la cultura del barrio, qué se yo.
Ya asumimos históricamente que esto es una situación que nos va a suceder; nos sucedió con “Si vos querés” y nos va a seguir sucediendo: cada vez que publicamos algo, la cantidad de mensajes de odio que recibimos es inquietante, es para pensarlo. Pero también es cierto que por contraparte recibimos también un montón de cariño, de afecto, de amor, de personas que por ahí por esas mismas situaciones en las que se generó algún tipo de violencia nos pueden conocer: porque también son personas que padecen ese mismo tipo de violencia en otro nivel, en otras esferas de su vida cotidiana.
Identidad
-No es algo que esté disociado de experiencias que los exceden a ustedes. Por otro lado también es cierto que ustedes salieron de Dock Sud, que no es un lugar cercano a cierta comodidad del progresismo capitalino. No es la realidad de ustedes, que por ahí tiene más que ver con un montón de gente que la ha pasado mal en un montón de otros contextos.
-Para nada pertenecemos a ese progresismo porteño blanco, clasemediero: la realidad nuestra está muy por fuera de eso. Justamente con la pandemia padecimos bastante: en mi caso personal y de mi compañero, Sebastián, que también forma parte de la banda (toca el teclado), gran parte de la pandemia la tuvimos que vivir a base de bolsones, de comida que teníamos que ir a buscar a ciertas escuelas.
Porque vivimos y padecemos las cosas que padece nuestra clase social: somos personas de clase baja que habitamos un barrio cargado de una marginalidad construida por los medios de comunicación como es Dock Sud. Somos músicos independientes, que por un lado está buenísimo pero por otro también deja en evidencia un montón de precarizaciones que estamos viviendo les artistas, sobre todo quienes nos movemos por fuera de las lógicas del mercado o de la heterosexualidad. Que son otros filtros que por ahí no nos permiten acceder a plataformas que tienen que ver con protecciones sociales.
Nuestro gremio en general, de artistas o de músiques, está sumamente precarizado: el atravesar toda esta situación nos sirve un montón para poder pensar las nuevas formas en las que nos vamos a reorganizar de ahora en adelante, post pandemia, para ver si podemos mejorar algunas cosas. Y que las condiciones de vida, en el caso de que algún día vuelva a suceder algo similar y otras personas estén en la situación en que nosotros estuvimos, no las vuelvan a pasar.
Con respecto a esto del progresismo porteño hay un montón de confusión: para algunos somos un grupito de gays de Palermo que se les ocurrió hacer cumbia; y para otros somos unos barriletes bárbaros del Conurbano, peronchos, que encima se les ocurrió hacer cumbia. Siempre estamos marginalizados o por la cumbia o por ser putos.
-O por peronistas.
-O por peronistas, que es más o menos una síntesis de las dos cosas (risas).
Empatía
-Otro logro de ustedes fue perforar esto de ser “de nicho”, para eventos como las Marchas del Orgullo, para pasar a ser una banda más en un festival o un ciclo. De alguna forma “naturalizar” el mensaje e incorporarlo a la conversación general es otra conquista.
-Creemos que también hay un buen posicionamiento de nuestro discurso contrahegemónico y contracultural, si se quiere. Pienso que sí nuestro discurso llega a ser parte de un discurso general es porque entra en una categoría de hegemonía. Justamente nosotras estamos ahí totalmente atentas para poder de algún modo, con este canal de comunicación en el que se ha transformado Sudor Marika, estar ahí generando conciencia, contenidos y visibilización de un montón de formas de vida que están por fuera de estas lógicas más generales, más establecidas como una especie de “normalidad”. Creo que el discurso de Sudor Marika siempre se mantiene más en una línea contrahegemónica y contracultural.
-Sí, por ahí ser una voz más en el diálogo general tiene que ver con romper los ghettos, cosas que impone por ahí el mismo mercado.
-Al comienzo golpeamos un montón de puertas de lugares para poder organizar nuestros conciertos; no nos conocía nadie y muchas de las personas que hoy nos piden que estemos en sus fiestas nos cerraron la puerta en ese momento. Solamente por habernos llamado Sudor Marika: ya el nombre generaba una incomodidad que nos dejaba afuera de muchas cosas. Pero fuimos trabajando minuto a minuto, canción a canción, fecha a fecha; y así fue la única forma en la que nosotros pudimos primero visibilizar el trabajo que estábamos proponiendo.
Y fue gracias (esto es algo que nosotros señalamos siempre) al público increíble que tenemos: que también de algún modo encontró respuesta, o se sintió interpelado, o sintió una gran empatía en nuestras canciones. Hoy por hoy podemos decir que son un montón de personas, y que cuando Sudor Marika toca sabemos que hay un público qué va a estar ahí esperando y encima cantando cada letra a los gritos porque es un poco lo que viene sucediendo siempre lo que nos ha pasado en Santa Fe.
Tenemos recuerdos hermosos de estar en un Demos explotado hasta el último espacio, todo el mundo cantando con nosotros a los gritos después de una Marcha del Orgullo. Encima después de toda una situación muy épica que fue estar en la Marcha y que por el clima que había no nos podíamos arriesgar a hacer la última parte, que era el festival: el espacio abierto del Municipio, si bien tenía un techito, no nos aseguraba nada.
Entre todes agarramos todo lo que podíamos del lugar y nos movimos en caravana para Demos, y fue genial. Nos quedamos con ese amor: porque todo este cambio de logística implicó, además de un trabajo físico (había que poner ahí el cuerpo para mover todo), un montón de amor de gente que si bien estaba muy compenetrada con la marcha quería escuchar un concierto de Sudor Marika. Y nos movimos una cantidad de cuadras para que la fiesta continuara.
Lo que viene
-Hablabas del tercer álbum. Salió este año “Fracasé en el amor libre”, que es un adelanto.
-“Fracasé en el amor libre” es el primer corte de difusión que vamos a tener de nuestro tercer disco, que ya tiene nombre: se va a llamar “El deseo es una bailanta”. El próximo viernes 26 de noviembre vamos a estar lanzando lo que va ser el segundo corte de difusión (esto te lo digo en exclusiva) qué se va a llamar “La vagancia dignifica”. Que también va a ser una especie de manifiesto, sobre todo por el tiempo que estamos atravesando.
Tiene que ver mucho con una reflexión sobre la cultura del trabajo post pandemia; una forma paralela de poder pensar la vida con la dignidad que merecemos y con el menor esfuerzo posible también. Porque sabemos que el capitalismo y sus modos de producción son un sistema que está totalmente en decadencia, totalmente muerto, y que hoy lamentablemente estamos viviendo la profundización de este modelo que no hace más que exprimirnos la vida para estar siempre con lo justo. Y no nos parece Justo eso.
-Sigue dando pelea ese sistema.
-Y nos va a tocar seguir peleando quién sabe cuánto tiempo más. Pero lo importante es justamente poder dar la pelea movilizados y con la idea fija de que en algún momento las próximas generaciones, sobre todo de disidencias, puedan vivir en un piso más firme: en un lugar con mayor respeto y dignidad.