La Compañía Coral de Santa Fe, dirigida por Pablo Villaverde Urrutia, y la Cámara Argentina de la Construcción Delegación Ciudad de Santa Fe retomaron su tradicional Gala de Ópera, con las actuaciones de la soprano María Belén Rivarola, la mezzosoprano Guadalupe Barrientos y el tenor Gastón Oliveira Weckesser. El programa comenzó con el “Lacrimosa” del Réquiem de Mozart, en honor a las víctimas del Covid-19, y finalizó con el “Brindis” de “La Traviata”, para cerrar con ánimo festivo.
Pablo Aguirre Un público ávido por volver a disfrutar de la lírica en vivo colmó el Teatro Municipal, con la posibilidad de acceder de maner libre y gratuita.
El domingo, en el Teatro Municipal 1° de Mayo, se realizó una nueva Gala de Ópera organizada por la Cámara Argentina de la Construcción Delegación Ciudad de Santa Fe junto a la Compañía Coral de Santa Fe, dirigida por Pablo Villaverde Urrutia: contó con las actuaciones centrales de la soprano rosarina María Belén Rivarola (quien fuera protagonista de la edición anterior), esta vez acompañada por la mezzosoprano porteña Guadalupe Barrientos y el tenor bonaerense Gastón Oliveira Weckesser; triplicar la apuesta en cuanto a los solistas fue una especie de revancha por la ausencia pandémica de 2020, además de parte del crecimiento de la iniciativa. En la ocasión, el pianista acompañante fue un miembro de la casa, Mario Spinosi (integrante del ensamble vocal y habitual acompañante de solistas y coros).
La personalidad artística de cada uno de los solistas aportó su condimento especial a lo largo del programa, combinándose elegantemente en los duetos y tercetos. Rivarola es una soprano lírica y belcantista, que se expande en sus trinos y coloraturas; sin por eso renunciar a los roles dramáticos. Barrientos es una mezzo de una potencia vocal admirable y gran registro. Y Oliveira Weckesser es un tenor lírico, una voz masculina épica y heroica. Por su parte, Spinosi mostró su solvencia a la hora de acoplarse a cada uno y a la vez compartir con el coro la unidad estética de la Gala.
Pablo Aguirre Rivarola es una soprano lírica y belcantista, que se expande en sus trinos y coloraturas; sin por eso renunciar a los roles dramáticos.
Rivarola es una soprano lírica y belcantista, que se expande en sus trinos y coloraturas; sin por eso renunciar a los roles dramáticos.Foto: Pablo Aguirre
Sobre el amor y los pueblos
En el comienzo de la velada, tomó la palabra Villaverde Urrutia: “Para nosotros, después de dos años sin tener ninguna función, realmente hoy es la noche más esperada, muy anhelada, que nos llena de emociones y felicidad. Como todos sabemos vivimos tiempos difíciles; y por eso, con la Compañía Coral queremos ofrecer un homenaje a todas las víctimas del Covid. Por eso fuera de programa vamos a ofrecer el ‘Lacrimosa’ del Réquiem de Mozart”. A continuación abordaron la obra, parte de la línea de trabajo de la Compañía sobre la música sacra.
Rivarola ganó el escenario (aunque la caja armónica de la sala quiso retener su vestido por un instante), “Deh! Tu di un’umile preghiera”, de “Maria Stuarda” (Gaetano Donizetti): el lamento de la reina escocesa condenada a muerte fue creciendo en la voz de la cantante, que pudo mostrar todo el fiato de su trino en el final, arropada por la masa coral.
Desde que Luciano Pavarotti popularizó su versión de “La donna è mobile” (aria de “Rigoletto”, de Giuseppe Verdi) quedó en la oreja popular asociada a ese color heroico, con el desafío de controlar toda la potencia de esa voz hasta los momentos justos para explotarla. Así la encaró Oliveira, cabalgando la pieza con elegancia hasta el clímax en el “e di pensier” final.
“L’amour est un oiseau rebelle” (de la “Carmen” de Georges Bizet) es otro desafío: una habanera hispana compuesta en francés para contar las veleidades románticas de una cigarrera sevillana. Barrientos construyó una Carmen de voz profunda, profundizado en el carácter seductor del personaje, incluso desde la performance escénica.
Rivarola regresó para “Mercé dilette amiche”, de “I vespri siciliani” (“Las vísperas sicilianas”, de Verdi), la canción nupcial de una Elena llena de ilusiones; las mismas se lucieron en la florida interpretación de la solista, que se expandió en coloraturas que sobrevolaron sobre el conjunto vocal.
Oliveira se hizo cargo de una de los clásicos de la lírica mundial, especial para una voz como la suya: “Nessun dorma” de “Turandot” (Giacomo Puccini): puso la severidad justa al aria del príncipe Calaf (que espera que su nombre no sea revelado, para casarse con la protagonista), aumentando la intensidad en su diálogo con el coro femenino (“las estrellas”) para estallar en el “All’alba vincerò!” del final.
Para ese momento Barrientos se puso en la piel de la gitana Azucena de “Il Trovatore” (Verdi) en “Stride la Vampa”: un aria escrita para su voz, profunda y doliente, en otra sentida interpretación de la artista.
La Compañía tuvo su momento especial con el coro “Patria opressa” de la “Macbeth” verdiana: siempre preocupado por el sufrimiento de los pueblos ante los vaivenes de los poderosos, el compositor italiano puso todo eso en esta mirada de los sufrientes por la guerra entre Macbeth y Duncan. La Compañía la abordó con gravedad y solvencia técnica, demostrando su evolución a pesar de estos tiempos adversos para el canto colectivo.
Pablo Aguirre Barrientos es una mezzo de una potencia vocal admirable y gran registro (en la foto, junto al director Pablo Villaverde Urrutia).
Barrientos es una mezzo de una potencia vocal admirable y gran registro (en la foto, junto al director Pablo Villaverde Urrutia).Foto: Pablo Aguirre
Del conflicto a la felicidad
Las dos solistas se reunieron por primera vez para sacarse chispas en “É un anatema”, de “La Gioconda” (compuesta por Amilcare Ponchielli): el retruque entre dos pretendientes del mismo galán aprovecha las habilidades de las respectivas voces, que ambas cantantes llevaron en un tour de force; mención hecha para el pianista acompañante, con un trabajo de gran complejidad.
El tenor abordó con solvencia al atribulado Pinkerton de “Madama Butterfly” (Puccini) en “Addio fiorito asil”, la doliente reflexión sobre el abandono del ser amado (convertido en monólogo, sin las intervenciones del cónsul Sharpless). Rivarola abordó al mismo compositor con “Vissi d’arte”, un lamento a Dios de la ópera “Tosca”: una pieza de profundo dramatismo sin ornamentos, donde la intérprete mostró su capacidad expresiva.
El camino hacia el final estuvo signado por dos fragmentos de “Norma”, de Vincenzo Bellini. En primer lugar, Barrientos encaró “Sgombra è la sacra selva”, reflexión sobre el amor de gran complejidad interpretativa, desde el recitativo con pasajes a capella al aria principal, melódica y sentida.
Posteriormente los tres cantantes compartieron el escenario por primera vez, para hacer el terceto “Perfido or basti, Vanne, sì mi lascia, indegno”, el terceto final entre los tres personajes centrales (Adalgisa, Norma y Pollione): otro gran desafío que implica destaques individuales y un acople tímbrico hacia el final.
Como cierre del programa, la Compañía intepretó el más famoso de los “coros de pueblo” de Verdi: el célebre “Va, pensiero” de “Nabucco”. El lamento de los exiliados hebreos que para los italianos es fue un himno de la unidad nacional (cuando se decía que “Verdi” era a la vez la sigla de “Vittorio Emannuele Re D’Italia”) y un canto a la resiliencia en todo el mundo: la propia Compañía Coral lo grabó en la modalidad “at home” como primera acción pandémica, y ahora pudieron interpretarlo con público, con un gran trabajo de las voces masculinas.
Sobre el final, y tras la ofrenda floral a los solistas y el pianista, el maestro Villaverde afirmó: “Queremos terminar con alegría, y vamos a brindar: así que les ofrecemos el ‘Brindis’ de ‘La Traviata’”: tomados de los brazos, flores en mano y con Oliveira Weckesser como timonel, los solistas abrieron para que se sume el orfeón al completo, incluso habilitando al público a acompañar este “Libiamo ne’ lieti calici” celebratorio de la posibilidad misma de celebrar, algo que nos ha sido bastante vedado en el ultimo tiempo. Una invocación a que “en este paraíso nos descubra el nuevo día”.