Hace 12 años que Magdalena Candioti, historiadora e investigadora santafesina, empezó a tirar de un hilo que durante años, décadas, siglos, permaneció invisibilizado y es el que revela la historia de africanos en el Río de la Plata. No la historia pintoresca de vendedores ambulantes sino la de una población desarraigada por la fuerza de su geografía y su cultura; comprada y vendida, y con el tiempo demandante de su libertad.
Con ese hilo fue enhebrando documentos y testimonios, y le puso nombre, apellido y cuerpo a la vida de los negros y las negras que vinieron desde África. "En mi investigación doctoral trabajé sobre cómo habían cambiado las formas de pensar lo justo y demandar la justicia y ahí empecé a encontrar primero decenas y luego cientos de casos donde había demandas de personas esclavizadas y pardos morenos en una dimensión que hasta ese momento desconocía", cuenta. El resultado es "Una historia de la emancipación negra. Esclavitud y abolición en la Argentina", libro de reciente publicación e inminente presentación.
En diálogo con El Litoral revela su propia sorpresa al descubrir "la centralidad de la diáspora africana en nuestro territorio" y el protagonismo de la esclavitud. "Había textos de letrados y expertos, intervenciones intelectuales para pensar la realidad rioplatense en el marco de la Revolución, y la cuestión de la esclavitud no estaba presente en la prensa: ¿No importaba? Y si era así, ¿por qué?", se preguntó entonces.
A partir de allí fue reconstruyendo una trama: "Quería entender este proceso de desintegración y deslegitimación de la esclavitud. Revisé leyes de abolición gradual, que no implicaban terminar con la esclavitud de un día para otro pero reconocían que no era institución que podía seguir vigente".
"La decisión fue prohibir el tráfico trasatlántico en 1812 y declarar que ya no nacerían más niños esclavizados a partir de 1813. Pero esta ley tenía una 'pequeña trampa' que era un reglamento, a modo de adenda, que no consideraba libres a esos niños sino libertos", apunta.
Como se dijo, la indagación fue en leyes y juicios pero también en la vida de los protagonistas de la historia para "entender en qué consistía ser una persona esclavizada en el Río de la Plata". "Ahí empecé a reconstruir trayectorias y experiencias porque lo que pasa con los sectores subalternos en general es que no tuvieron la posibilidad de producir sus propios documentos y sus propios testimonios". Para ello acudió a las fuentes judiciales, notariales y parroquiales, es decir, "a las instituciones por donde pasaba la vida y la suerte de aquellos hombres y mujeres".
"Lo que había predominado hasta entonces era una mirada en términos cuantitativos. Y yo quería pensar en otros términos". Conciente de que "es difícil reconstruir el desarrollo de esas vidas", pero en el empeño de "imaginar cuáles fueron sus alternativas y elecciones", indagó en fuentes documentales, incluidos testamentos donde se disponía de los esclavos. "En ese disponer hay un balance vital que están llevando adelante porque la vida de las personas y las familias esclavizadas se está decidiendo en la voluntad de los señores, pero también ciertas relaciones ambiguas de intimidad tejidas en el espacio doméstico".
"Por eso propongo revisar las manumisiones, 'concesiones', como el fruto de negociaciones para garantizar la sumisión y el respeto de las personas esclavizadas a partir de esas promesas de libertad que nunca eran inmediatas, sino tejidas de manera intergeneracional; porque a veces la obediencia de los padres era la que hacía posible la libertad posterior de los hijos", anticipa.
"Hay una discusión historiográfica que plantea que la abolición de la esclavitud se dio de manera muy rápida en el Río de la Plata: yo trato de mostrar que ciertamente hay un proceso de desintegración de la esclavitud entre la Revolución y la Constitución -que declara la abolición- pero también un intento por retener esa mano de obra". En el período de 50 años que analiza, Candioti observa "contratos casi sui generis de esclavitud a término para garantizarse la crianza de niños, amas de leche y desarrollo de algunos oficios puntuales como zapateros y plateros. Como estos hombres tienen la posibilidad de involucrarse en los ejércitos, no necesariamente eligen quedarse.
Frente a la imagen que inspiró el cine de Estados Unidos o la postal de la crueldad en las plantaciones del Caribe, la rioplatense se pensó durante mucho tiempo como una esclavitud supuestamente "benigna". "Esa imagen persiste en los viajeros anglosajones que visualizan la presencia de esclavizados que no están encerrados o en plantaciones, sino que hacen trabajo urbano a cambio de salarios que, en realidad, cobra su amo". Largamente se pensó que las manumisiones eran una muestra de ese carácter benigno, yo muestro cómo esas libertades resultan de sutiles negociaciones domésticas, no de una entrega desinteresada de los amos.
- ¿Desde cuando notás en la Argentina esa tendencia a desnaturalizar ese concepto de esclavitud como una práctica sin consecuencias graves?
- Existen estudios clásicos sobre esclavitud y desde hace unas dos décadas hay trabajos que plantean reconstruir la vida de personas esclavizadas; pero faltaba descosificar. Por eso incluyo estas biografías o microbiografías haciendo eje en que son personas que atravesaron este proceso de ser secuestradas en África, rebautizadas, trasladadas en un viaje terrible y que tuvieron la fuerza para hacer su vida en el Río de la Plata y tejer un conjunto de estrategias de supervivencia y movilidad social.
Para legitimar esa esclavización se construyó desde muy temprano la imagen de África como un sepulcro, como el peor continente, signado por el hambre y la violencia, sin historia. Ello permitió abonar la idea de que "salir de allí no fue tan malo" y que aquí se iban a "civilizar" y con el tiempo integrar en términos igualitarios. Mucho de este imaginario se perpetúa hasta hoy. En el último capítulo, donde reconstruyo las distintas formas de legitimar la esclavitud y los discursos abolicionistas locales, muestro la persistencia de esta imagen.
También el libro problematiza el proceso de construcción de diferencias raciales. Muchas veces se piensa que éstas solo existían en la colonia y no fue así: en el período que analizo en esas fuentes parroquiales, judiciales y notariales esas personas seguían siendo clasificadas o marcadas, y queda en evidencia que no era lo mismo ser negro, pardo, indio o español (como sinónimo de blanco). Ello tenía impacto en los derechos e incluso consecuencias políticas porque no se permitía votar a los descendientes de africanos.
Está claro que algunos capítulos de la historia argentina comenzaron a ser contados de otra manera. Para Candioti, colaboró en eso que la Unesco haya declarado el decenio de los afrodescendientes (2015-2024) y que existan políticas y prácticas de visibilización: desde 2013 se estableció el Día de los Afroargentinos (las efemérides siempre ayudan). Otro aporte lo hizo la televisión a través del personaje de Nina en la tira Zamba, de Pakapaka. Y el censo 2010 que, aún con puntos a mejorar, introdujo una consulta sobre la población afro, consulta que se va a ampliar a todo el país el próximo año. "Y por supuesto -aporta la autora-, fue clave el activismo de los movimientos de afrodescendientes".
La historia se construye sobre hechos y personas; la pregunta, siempre, es sobre qué personas. Candioti siguió tirando de ese hilo inicial para saber cómo circulaban los esclavos, cómo eran llevados o traídos a cada lugar y de qué manera, en sus propias estrategias vitales, huían.
Santa Fe tiene un lugar privilegiado en el libro "no sólo porque fue el lugar donde la esclavitud fue abolida (con la Constitución)" sino por múltiples historias que llegaron a manos de la autora como la vida de Petrona, una esclava que pedía no ser trasladada a Montevideo porque allí no existía la ley de vientres libres y su hijo nacería esclavo. Y también profundizó en el derrotero, apasionante, de Francisca Sebastiana de Araujo, esclava de Don Antonio Porobio y su pedido de libertad en 1820.
Dos experiencias para darle voz a miles. Pero esas historias están mejor contadas en el libro.
"Una historia de emancipación negra" será presentado por su autora Magdalena Candioti en la Feria del Libro de Santa Fe, este viernes a las 20. La cita es en el Mercado del Progreso. Participará Cristina Schettini Pereira.