La empresa La Serenísima, del grupo Mastellone Hnos SA, cuyo principal complejo industrial se encuentra en General Rodríguez (provincia de Buenos Aires) no solo centra sus esfuerzos de comercialización en el mercado interno, destinando el excedente de producción al comercio exterior, sino que además fortalece el vínculo con la comunidad.
"En las comunidades donde Mastellone tiene sus plantas de elaboración y clasificación, trabajamos en programas e iniciativas que contribuyan al desarrollo de las mismas, respetando el espacio y escuchando expectativas de la gente que vive allí", sostuvo Samanta Zarlenga, jefa de Relaciones con la Comunidad de esa empresa.
En diálogo con El Litoral, Zarlenga repasó las acciones en práctica, las innovaciones que se aplicaron en la actividad con motivo de la pandemia que provocó el Covid-19 y el respaldo hacia la educación con un proyecto específico en plena ejecución.
-Es una excelente oportunidad de estar cerca de la sociedad?
-Nosotros consideramos inevitable que una compañía tenga acciones que impacten en la comunidad en la que se encuentra. Pero que ese impacto sea positivo. Tratamos de dejar una huella positiva en la comunidad, en el ambiente, en las personas que viven allí y en las futuras generaciones.
-Porque creemos que tener un planta ubicada en centros urbanos es una responsabilidad enorme que trae aparejado un enorme compromiso. Por eso la empresa decidió tener un área que se ocupe de la relación con esa comunidad y todos los asuntos que puedan surgir. Si la empresa trabaja junto con la comunidad se pueden lograr consensos y también se pueden generar oportunidades de mejoras que, por un lado, beneficie a ambas partes pero que también contribuya a que estas generaciones futuras puedan tener un mejor futuro.
-Desde esa definición, ¿qué actividades desarrollan?
-La empresa tiene un programa de puertas abiertas, un programa de visitas al complejo de General Rodríguez desde hace más de 45 años. Pero en marzo del año pasado, impulsado por las nuevas tecnologías y por la irrupción de la pandemia, decidimos repensar el programa de visitas y lanzar un programa virtual. Eso fue para nosotros un enorme desafío porque era el primer programa de este tipo. Pero, además, queríamos seguir dándole soporte a los docentes cuando tuvieran que brindar aspectos relacionados con el proceso productivo, que es parte de la currícula de las escuelas.
-Es un programa educativo virtual. Consta de un encuentro, vía zoom, entre un responsable de Relaciones con la Comunidad y un grupo de alumnos y colegios, que deben estar acompañados por docentes, pero que también pueden estar acompañados por la familia en el caso que esté estudiante en su casa. Damos una charla inicial en la que contamos cómo se hace para traer la leche del tambo hasta la fábrica, cómo se trabaja en el tambo, cómo se cuidan los animales para que estén confortables y produzcan más leche, y cómo hacemos para elaborar los productos. Además hacemos una introducción respecto de la importancia del consumo de los distintos grupos de alimentos y el beneficio de los lácteos.
-¿Cómo es todo eso en la práctica?
-Para ello, generamos videos en formato 360 (de evaluación) donde mostramos distintos aspectos de la elaboración desde adentro. Permitimos que se vea cómo se 'hace' el producto. También realizamos videos animados para que estos mismos contenidos sean más atractivos para los más chicos.
-¿Qué tareas desarrollan para contribuir con una alimentación más saludable?
-Este año lanzamos un programa en colonias de vacaciones para hablar de alimentación saludable, de la importancia del desayuno, de ese vaso de leche del que tanto hablamos. También un programa para escuelas rurales, agrotécnicas, para comentarles cómo la empresa trabaja para contribuir en la sustentabilidad de los tambos con foco en el cuidado del ambiente, el bienestar animal, el bienestar de las personas que trabajan en el tambo, y de la tecnología que se utiliza en el mundo y que en los tambos argentinos ya se utiliza.
-¿Cuál es la idea de ese acercamiento con las escuelas agrotécnica?
-El objetivo es compartir la mirada profesional de ingenieros agrónomos y veterinarios que trabajan en la compañía y que los alumnos también vean qué podrían llegar a hacer en un futuro en una empresa como Mastellone, o cómo podrían asesorar a los tamberos, que tal vez son familiares o amigos, o los contratan en un futuro para resolver estas temáticas.
-¿También promueven hábitos saludables?
-Lanzamos experiencias para promover hábitos saludables, un programa educativo que tiene que ver con la nutrición y la alimentación. Hemos realizado un taller de cocina porque lanzamos un programa virtual mostrando cómo los chicos y las familias pueden utilizar nuestros productos y en qué consiste cada uno de ellos, principalmente ahora que tenemos tanta variedad. Además, fortalecemos el relacionamiento con tamberos que nos venden la materia prima, generando contenido para que puedan contar sus experiencias.
-Por supuesto, pero lo asumimos porque seguiremos generando iniciativas que respondan las dudas que hoy se observan en el mundo, que es trabajar en la concientización para que la gente lleve una alimentación saludable. Estamos convencidos que es necesario hacer el esfuerzo para seguir llegando a las escuelas del interior del país, incluso las escuelas que no están cerca de nuestras plantas, para contribuir con ellas en la educación y también seguir hablando de la importancia de la higiene en la manipulación de los alimentos, en comedores, hogares y fundaciones. El año que viene pensamos seguir trabajando en los programas educativos en formato virtual pero también, si el contexto acompaña, diseñar nuevas experiencias presenciales en la planta de General Rodríguez, en el Museo del Niño, en el shopping Abasto, donde tenemos un espacio de marca.