De regreso en la isla griega de Lesbos, donde ya había estado en 2016, el Papa Francisco manifestó que "cuando se rechaza a los pobres se rechaza la paz". Lo dijo en su visita a un centro de refugiados desde el que hizo un llamado global y a Europa en particular a prestar atención a la crisis migratoria del Mediterráneo, "porque es un problema del mundo y está en juego el futuro de todos".
"Hermanas, hermanos, estoy nuevamente aquí para encontrarme con ustedes; estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes", se presentó Jorge Bergoglio ante un grupo de 200 refugiados, una parte de los casi 2.500 que sobreviven en el campamento de Mavrovouni -también conocido como Moria 2-, el 60% oriundos de Afganistán.
"Estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos: ojos cargados de miedo y de esperanza, ojos que han visto la violencia y la pobreza, ojos surcados por demasiadas lágrimas", agregó el sumo pontífice. Francisco ya había estado en abril de 2016 en el campamento de Moria, el que fuera destruido por un incendio a mediados de 2020. En aquella oportunidad, el Papa hizo un viaje de pocas horas con el que, como ahora, buscó llamar la atención europea y mundial hacia la situación de las personas que habitan el centro de refugiados.
Así, en el marco del segundo día de una nueva visita a Grecia, Francisco calificó a la situación de los refugiados como "un problema del mundo, una crisis humanitaria que concierne a todos". Tras saludar a decenas de personas que esperan hace años una oportunidad para ser relocalizadas en otros países, el Papa llamó a la humanidad a frenar el "naufragio de civilización" que supone la situación de los inmigrantes, en uno de las etapas más esperadas de la gira.
En su discurso en el campamento, en una carpa sobre la formación de casas, Francisco calificó como "terriblemente opaco" lo que sucede a nivel mundial con las migraciones. "Sin embargo, están en juego personas, vidas humanas. Está en juego el futuro de todos, que sólo será sereno si está integrado. El futuro sólo será próspero si se reconcilia con los más débiles", lanzó en ese marco. Para el pontífice argentino, de 84 años, "cuando se rechaza a los pobres, se rechaza la paz".
"Cierres y nacionalismos, nos enseña la historia, llevan a consecuencias desastrosas", lamentó Bergoglio, antes de asegurar que "es una ilusión pensar que basta con salvaguardarnos a nosotros mismos, defendiéndonos de los más débiles que llaman a la puerta".
En medio de las tensiones crecientes entre los países europeos por la acogida y gestión de los flujos migratorios desde Medio Oriente y el norte de África, el Papa reclamó "políticas más amplias" en esa perspectiva, ya que "no sirven acciones unilaterales". Francisco recorrió este domingo a pie una de las calles centrales del campamento, durante la que estrechó las manos, saludó y bendijo a centenares de personas que se agolparon para verlo en una parte improvisada de la visita.
Tenés que leerEl Papa Francisco recibió a soldados argentinos que cumplen misión de Paz en EuropaRodeados por los alambres de púas que asemejan el centro a una prisión, los refugiados se alojan en casas hechas con containers reconvertidos, algunas provistas por la ONU en 2016, cuando el pico de la llegada de personas a través del Mediterráneo disparó una ola de solidaridad internacional, incluida la primera visita del Papa.
Entre los refugiados, el sueño común es el de poder abandonar la isla para buscar nuevas oportunidades en los países del norte de Europa, idealizados como nuevas tierras de oportunidades. "Hace dos años y tres meses que estamos acá con mi familia", se presentó el refugiado afgano Amini Mohamad Sarwar ante la pregunta de Télam frente a la carpa en la que presenció el discurso del pontífice argentino.
"Queremos ir a Finlandia. Nuestra hija de ocho años merece que le demos una oportunidad", anheló, y agregó que esperaba que la visita de Francisco "ayude" a que se aceleren los tiempos de permanencia, una preocupación compartida. Escultor en su Afganistán natal, esperaba junto a su mujer una posibilidad para salir del campo. A pocos metros de él, Shafei Mohamad Reza también compartió su intención de poder seguir viaje hacia el norte del continente.
"Alemania, Finlandia, Francia", propuso como lugares en los que le gustaría establecerse con su esposa y sus hijos de 16, 7 y 5 años. Shafei compartió su sueño de poder resolver rápido la situación de la familia para poder retomar en un nuevo destino la profesión de docente de escultura que tenía en Afganistán. "Quiero hacer un león, que es un animal fuerte", se ilusionó sobre un posible futuro laboral lejos del mar Egeo, la parte del Mediterráneo al que se abre Moria 2.