Corresponsalía San Cristóbal
Un obrero de la construcción descubrió con asombro una enorme habitación en un subsuelo hasta entonces desconocido bajo una casa, en la localidad de San Cristóbal, al noroeste de esta capital provincial. Luego la policía recolectó del lugar huesos que estudian para determinar si son humanos.
El hallazgo se produjo cuando Orlando Valdez realizaba los trabajos de conexión a la red colectora de líquidos efluentes, en la casa de la familia de Norberto Bertero, ubicada en Alvear 1.064, de esa localidad.
Valdez, miembro de una familia de veintidós hermanos, no podía salir del asombro al encontrar una enorme habitación de grandes proporciones abajo del piso de la casa.
A partir de la difusión del hallazgo en el canal de cable local de televisión, la noticia trascendió y luego de la actuación policial, por haber sido llamados por los propietarios de la vivienda, durante el día viernes, más de quinientas personas pasaron a observar el lugar.
La propietaria de la vivienda atendió con deferencia a cada uno de los visitantes. Nadie dejaba de opinar: es un sótano, es una vivienda, es una cripta, es una catacumba.
El caso tomó notoriedad, además, porque la policía retiró restos óseos aparentemente humanos.
La comunidad -pronta a cumplir 117 años- de unos 18 mil habitantes se vio convulsionada.
El poder del mito urbano
Las opiniones sobre lo hallado continuaron en el bar de Turmer, un punto de encuentro del poblado. Uno de los participantes de la conversación habló de un turco que vendía papas que podría tener relación con el caso. Otro agregó que se trata de un túnel construido en el '40. Mientras que un tercero dijo que es una construcción del siglo diecinueve.
La nómina de detalles se acrecentaba con el correr de las horas. Los parroquianos decían que allí se escondían de los indios, que enterraban a los muertos, que hacían helado, que guardaban sus riquezas, o que elaboraban sus vinos. Y seguían las opiniones...
“No tengo la menor idea, no tengo explicación”, decía un veterano. También aseguraban que lo construyeron por debajo de la casa, mientras analizaban las fotografías.
“Fijate la foto, está asentado en barro pero tiene cal en las uniones de arriba y el cielo raso”, dijo un viejito nacido a principios del XX en Santurce. “Nosotros le poníamos la baba de la hoja de tuna a la cal para que adhiera mejor, en esa época el cemento casi no se veía y era la forma de trabajar”, describió.
La habitación de subsuelo se encuentra debajo de dos habitaciones de la casa. Mide siete metros por cuatro, igual que en el hogar de ancianos “Alma” que se encuentra frente a ese edificio, en el que un año atrás en el tiempo se hundió el piso de unas de las habitaciones e inmediatamente se procedió a rellenarla sin ver lo que ocultaba. Hoy el misterio transita por los hogares de esta tranquila "puerta del norte santafesino". Hay un nuevo tema de debate abierto, sin querer, en el mismo momento en que comenzaron a construirse las cloacas.