Ariel S. trabaja en una repartición del Estado provincial y, como ya había tenido coronavirus y la pasó muy mal, se puso en alerta de inmediato cuando comenzaron los síntomas. Otra vez gripe y garganta roja lo tiraron a la cama y sin demora avisó a la oficina. Le desearon una pronta recuperación y le recordaron el necesario testeo oficial para que no haya descuentos, porque tampoco estaba en condiciones de trabajar por remoto. A los dos síntomas anteriores se había sumado un fuerte dolor muscular y un cansancio extraño. Las vacunas lo salvaron de volver a sufrir un cuadro respiratorio como en 2021, pero tardó en recuperarse más de un semana.