La policía lo encontró asfixiando a su pareja en su casa de barrio Acería y debió forzarlo a soltarla, ya que siquiera su presencia logró que cesara con su accionar. El hombre recuperará su libertad y deberá mudarse a un campo cerca de María Luisa, por decisión del juez José Luis García Troiano.
Miguel Fernando M. tiene 36 años y fue imputado por la "tentativa de homicidio calificado por el vínculo" de su pareja, tras agredirla la madrugada del sábado en el domicilio en el que convivían. Fue el hijo de ella, de 10 años, quien advirtió a los vecinos lo que estaba ocurriendo para que llamaran al 911.
La fiscal en turno, Alejandra Del Río Ayala, está al frente de la investigación del suceso y este martes solicitó la prisión preventiva del imputado. Pero a pesar de que acreditó la calificación legal escogida y la existencia de los riesgos de fuga y entorpecimiento probatorio, el juez García Troiano concluyó que las medidas alternativas propuestas por el defensor público Javier Casco serían suficientes para mitigar estos peligros procesales, por lo que le concedió la libertad.
Eran alrededor de las 3 del sábado cuando Miguel M. arribó a su domicilio junto a su cuñado, visiblemente borracho, y se encontró con su pareja. La mujer estaba cuidando a su hijo de 10 años y al sobrino, que se fue junto a su padre apenas llegaron.
En la vereda frente a casa la pareja comenzó a discutir, pero el intercambio creció rápidamente en violencia y agresividad cuando él la tomó del pelo y de la ropa y, a rastras, la metió en la vivienda y la llevó hasta su dormitorio. El niño vio cómo su madre era sometida, y se precipitó a quitar el seguro de la puerta para que él no pudiera encerrarla, luego corrió hasta la calle y empezó a pedir ayuda a los vecinos.
Un móvil del Comando Radioeléctrico arribó al lugar y se encontró con un hombre que contenía al niño, que estaba angustiado, en estado de shock, y describió como pudo lo que sucedía en el interior de su vivienda: "Mi padrastro quiere matar a mi mamá". Cuando ingresaron, dos oficiales observaron que Miguel M. estaba sobre la cama matrimonial, recostado de lado y tenía sujetada por detrás a su pareja. Con uno de sus brazos la agarraba de la cintura mientras que con el otro había envuelto su cuello y apretaba, asfixiándola.
Tenés que leer Estranguló a su pareja, y se entregó a la policía La mujer estaba casi desvanecida, pero en cuanto se percató de la presencia policial, gritó en busca de socorro. Ni sus gritos ni los de la policía hicieron que su pareja dejara de estrangularla, por lo que procedieron a reducirlo a la fuerza. Cada oficial tomó uno de los brazos del hombre y con esfuerzo comenzaron a aflojar su agarre sobre la mujer, mientras él se resistía tirando patadas.
Cuando lograron sacarlo de la cama y esposarlo, una tercera policía justo llegaba al lugar y vio cómo la víctima intentaba incorporarse, sin éxito, ya que se desvaneció. La asistió y cuando recuperó el conocimiento una vecina se acercó y convenció a la mujer para que radicara la denuncia. Fue así que la trasladaron hasta la Subcomisaría 12, donde narró lo ocurrido y fue derivada para que una médica legista contratara sus lesiones, que se encontraban principalmente en el cuello y la cadera.
Miguel M. fue detenido, y si bien las heridas de la víctima correspondían a lesiones leves, el análisis de la situación en la que se produjeron y los testimonios recolectados llevaron a la fiscal Del Río Ayala a atribuirle el delito de "tentativa de homicidio calificado".
La funcionaria solicitó que el imputado continuara el proceso en prisión preventiva, argumentando tanto el peligro de fuga como de entorpecimiento probatorio. Señaló que resta recabar múltiples testimonios y que la víctima comenzó a recibir un acompañamiento por parte del Área de la Mujer para que logre independizarse de su vínculo con Miguel M. y sea capaz de reconocer el peligro en el que estuvo su vida, ya que lo niega. Además, señaló que hay indicios de un contexto de violencia de género, que aún no ha sido corroborado y por ello esta situación no se imputó como una agravante.
El juez García Troiano acreditó tanto la calificación legal seleccionada como la existencia de los peligros procesales advertidos por la fiscalía, pero consideró que "la prisión preventiva resulta excesiva en este caso". Esto, teniendo en cuenta que las medidas alternativas propuestas por el defensor público asignado al caso podrían menguar los mencionados peligros procesales.
Así, el magistrado dispuso la libertad del imputado, la cual está sujeta a la constatación del domicilio en el que residirá mientras la investigación avanza (un campo cercano a la comuna de María Luisa) así como a la aceptación del dueño de dicho lugar -un ex patrón de Miguel M.- de ejercer la guarda legal, alojarlo y darle empleo. Según lo resuelto, el imputado además tendrá prohibido acercarse a la víctima a menos de mil metros y tampoco podrá contactarla, ya sea de manera personal, por redes sociales o a través de terceros.