María Ramona Ovando, de 37 años, fue absuelta hoy por la justicia de la ciudad misionera de Eldorado por el delito de abandono de persona del que había sido acusada tras la muerte de su hija de tres años, como consecuencia de un grave cuadro de desnutrición.
Asimismo, el Tribunal Penal 1 de esa ciudad, situada 200 kilómetros al norte de la capital provincial, dispuso la liberación inmediata de la mujer, quien cumplía prisión en una cárcel de Posadas desde marzo de 2011, cuando se produjo la muerte de la pequeña.
De esta forma, los jueces desoyeron al fiscal Federico Rodríguez, quien ayer había pedido una pena de cinco años de prisión por el delito de abandono de persona agravado por el vínculo, aunque había admitido una serie de atenuantes debido a las condiciones de extrema pobreza en que vivían la acusada y su familia.
La causa judicial contra Ovando fue seguida por dirigentes políticos y de organismos de derechos humanos y contra la violencia de género, que exigían su absolución, al considerar que era un caso de "criminalización de la pobreza". La mujer es analfabeta y vivía en condiciones de marginalidad junto a sus 12 hijos, a la vez que se expuso durante el juicio que era golpeada por su marido.
Tras la sentencia, Ovando dijo a la prensa que no regresará a vivir a Colonia Delicia, donde residía hasta la muerte de su hija, porque teme ser perseguida por los allegados que la acusaron durante el juicio y estimó que residirá en Posadas.
Tanto al dirigirse por última vez al tribunal previo a la sentencia, como luego del fallo, la mujer expresó su deseo de reencontrarse con sus 11 hijos. "Eso es lo que espero porque hace rato no los he visto", manifestó y consideró que "no es justo" todo lo que debió pasar desde que fue denunciada tras la muerte de su hija.
Asimismo, aseguró que "lo que más" deseaba era quedar libre, aunque admitió que "no" creía que el tribunal adoptaría esa medida. "Ya mucho estuve presa, perdí todo", agregó, a la vez que insistió en que "no era justo lo que estaban diciendo" las personas que dieron testimonio en su contra.
Cuando se dirigió a los jueces, Ovando recordó los últimos momentos de vida de su hija Carolina, quien había sentido dolor en el estómago por lo que decidió llevarla a un hospital, situado a varios kilómetros de su vivienda. "Yo no tenía plata en ese momento, no tenía de dónde sacar, pero salí a la ruta para llevarla al hospital. No hubo tiempo para llevarla al hospital porque no paró ni un auto. Ella murió arriba de mis brazos", relató.
Ovando enterró a su hija en esa zona, según se expuso durante el juicio, y aunque hoy no mencionó ese hecho aseguró que no supo en ese momento qué actitud adoptar. "Me duele lo que pasó con Carolina", agregó, y consideró que hizo "lo que podía hacer, llevarla al hospital", pero "no me dio tiempo, no tenía plata, no tenía nada", manifestó.
Además, recordó que debió "trabajar para mantener" a sus hijos, que sufrió "mucho con ellos", con quienes pasó "hambre" y recordó el "maltrato" y los "golpes" a los que la sometía su marido. "Mi casa era chiquita, pero igual crié a todos mis hijos", aseguró entre lágrimas y haciendo largos silencios, minutos antes de ser absuelta.
El fallo leído poco antes de las 11.30 fue festejado por dirigentes políticos y de organismos de derechos humanos que estaban en la sala y exigían la absolución de la acusada por considerar que fue un caso de "criminalización de la pobreza". (DyN)