En un programa de televisión, el que conduce el inefable Luis Majul, una panelista dijo que CFK estaba "medicada", que sus fuentes eran buenas… No es menor lo que dijo. No es fácil decirlo. Inmediatamente, Ceferino Reato, sentado frente a la misma mesa, interrumpió y requirió: qué medicamentos, qué diagnóstico o – le indicó – que en todo caso no era una información sino una presunción. Reato, en sus libros, demuestra asesinatos y crímenes y da las fuentes. Es su modo.
No es un buen momento para un panelista cuando le exigen algo más que adjetivos. El enojo no fue tan grande pero, por un segundo, hubo libertad de pensamiento en el programa de Luis Majul. Se pudo opinar diferente y para el lado que se quisiese.
El yerro básico, el que se repite de un modo constante, del que resulta difícil salir es: ataquemos a CFK a como dé lugar. Día tras día, sin cesar. No creo que se hora de la piedra, pero es eso: creencia. Más difícil fue impedir su vuelta, después de los fracasos de Mauricio.
No debo disculparme por no querer a CFK. No está entre las personas a las que le tenga eso: afecto. En su mejor momento histórico (presidente con un montonazo de votos, "cercanos a los votos de Perón", dice ella) mantuve una columna semanal atacándola como los medios gráficos permiten. Análisis de sus actos y puntillosidad en sus yerros, que los tuvo, los tiene … y no son pocos.
No estoy en desacuerdo, no me opongo a una investigación exhaustiva sobre sus amores, cómo es la relación con su familia, de qué modo pasa sus días, cómo vive, qué come, dónde compra la ropa que usa (que me parece estupenda).
Destripar a un personaje público es parte del juego. En Argentina sucede a diario con todos. Está muy claro que si se dice Carteras de Vuitton son eso: carteras de tal marca. Si se dice "está enferma" se dice qué Ribotril o qué Alprazolam, si los hubiese. Hay poca investigación profunda sobre su vida diaria. Resultaría interesante trabajar ese costado pero, ay, sería necesario trabajar antes de opinar. Investigar.
Ejemplo uno: ¿tiene amores? Ejemplo dos: su cerebro fue perforado, se quitó un coágulo y se supo todo en su momento justo. Si se quiere investigar… se puede; si se quiere adjetivar, solo hay que sentarse frente a una cámara y esperar la lucecita roja. No sirve a la sustancia la presunción de enfermedad, la profundidad de su vida son sus actos políticos, pero la salud pinta y despinta programas, ratings, sonrisas, adhesiones. Parte del juego, como se ha dicho. Parte del juego, también, es laburar, antes que "panelear", un verbo de reciente creación.
Loca jamás… equivocada, tal vez
En su más reciente aparición, el acto del 20 de Junio (digresión: Rosario. Día de la Bandera, vacía de autoridades nacionales) CFK habló de un tema, una palabra, un concepto verdaderamente central desde que abandonamos los feudos y los burgos: el Estado.
"El concepto de Estado difiere según los autores, pero algunos de ellos definen el Estado como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado".
"Tradicionalmente se considera que los tres elementos constitutivos o de existencia del Estado son: el humano, el territorio y el poder. Primer elemento: humano o poblacional. ...Segundo elemento: el territorio. ...Tercer elemento: el poder".
Los dos textos encomillados provienen de la buena Wikipedia. La memoria me hace recitar la frase del colegio secundario: Estado es la Nación jurídicamente organizada. Pero yo soy periodista, no jurista. Mirar a CFK lleva a una primera conclusión que ya definía Drummond de Andrade:
"En medio del camino había una piedra había una piedra, en medio del camino había una piedra en medio del camino había una piedra. Nunca me olvidaré de ese acontecimiento en la vida de mis retinas tan fatigadas. Nunca me olvidaré de que en medio del camino había una piedra había una piedra en medio del camino en medio del camino había una piedra".
No es broma la obstinada repetición del poeta. Argentina gira hace veinte años con los K en el centro. Queda CFK. No hay camino sin entender la cuestión. Es difícil salir de Moebius. Lo que vuelve importante su existencia, para la comunidad toda, es su concepto de Estado. Es un Estado que, tal y como lo presentó el peronismo, es parte del partido gobernante, caramba, del movimiento.
El peronismo es movimientista (entra y sale gente de "el movimiento") y es partido que arma cuadros para la organicidad de los tres poderes que existían cuando se fundó (entre 1943 y 1946) y las sucesivas correcciones de perfeccionamiento. El partido es eleccionario, el movimiento es fundante. Otra vez se hace necesario explicar. El peronismo es piramidal. Tiene un vértice que, vaya idea, no se comparte.
El peronismo es un partido del Estado. Fue concebido como partido único, como el total de lo posible y, ya en plan de reconversión al absolutismo, como el dueño de la justicia social, el que la define y aplica. En su discurso, CFK reivindica "su" Estado. Lo explica con los defectos que muchos encuentran (ella no) y redefine al peronismo.
Equivocada, realmente equivocada está, y es muy abierta su equivocación. Un "movimiento" que tiene vértice, que se maneja dogmáticamente, que acepta las órdenes sin ninguna práctica, carece de equilibrio si el poder no está en el vértice. CFK es el vértice. El poder -su inconsciente se lo hizo mencionar en el discurso- debe ejercerse. Sin el ejercicio el poder no existe.
CFK no está loca, está equivocada y eso trae más trastornos que su forma de entender el Estado, que ya de por sí es problemática. El peronismo acepta un vértice, un sitio cúspide desde donde se manda, se ejerce el poder. No es posible el poder delegado ni la bicefalía. Nada más dudoso que el poder en una casa y los atributos del poder en otra.
Soy periodista, soy escéptico. No va a poder salir de tal encerrona que se fabricó debido a que es vehemente, pero no puede escapar a su índole. Es ella el vértice, pero che, el poder no se delega ni se comparte… el que comparte pierde.
Para que entiendan aun "los porfiados": es ella la que tiene que usar la lapicera, la banda y el bastón. Se equivocó. Ignoraba esa clase del manual de conducción. "La máscara de Fernando VII" para llegar está buena, es una excusa. Solo eso. El peronismo es una manada que pide revancha y "justicia social". Los lobos obedecen al macho alfa. Locke. Hobbes. Todos. No digan que está loca… o pruébenlo.
CFK no está loca, está equivocada y eso trae más trastornos que su forma de entender el Estado, que ya de por sí es problemática. El peronismo acepta un vértice, un sitio cúspide desde donde se manda, se ejerce el poder. No es posible el poder delegado ni la bicefalía. Nada más dudoso que el poder en una casa y los atributos del poder en otra.
El peronismo es un partido del Estado. Fue concebido como partido único, como el total de lo posible y, ya en plan de reconversión al absolutismo, como el dueño de la justicia social, el que la define y aplica. En su discurso, CFK reivindica "su" Estado. Lo explica con los defectos que muchos encuentran (ella no) y redefine al peronismo.