Por Daniel Gabriel Otero (*)
"Coco" provenía de una argamasa un tanto particular, la cual le permitió moverse con soltura en la crítica, la docencia, el arte, y su fugaz paso por un cargo público.
Por Daniel Gabriel Otero (*)
El 25 de enero se cumplió el primer aniversario de la partida de Domingo Sahda. Un hombre que atravesó parte del siglo XX y XXI, inmerso en los cambios de la sociedad santafesina.
No es tarea fácil reflejar con palabras el accionar de un hombre que construyó apelando a la imagen visual. Pero vale decir que Domingo Sahda no fue un plástico común, sino un hombre que provenía de una argamasa un tanto particular, la cual le permitió moverse con soltura en la crítica, la docencia, el arte, y su fugaz paso por un cargo público.
La crítica plástica de los diarios de la década del 50 y 60, estaba fuertemente condicionada por una visión eurocéntrica del arte, como así también americana. Y es Sahda precisamente quien propone a través de su formación, una mirada renovada sobre el arte local. Los conceptos tendrán la contundencia de siempre, pero los periódicos locales tendrán desde entonces, una visión más precisa, alejada de los favoritismos, prescindente de los jurados y de los apellidos de la época.
Adquirieron celebridad sus cuadernos de arte, donde se encargó de diseccionar minuciosamente la obra de los artistas regionales. Tales textos, brindaron y brindan un soporte extraordinario para el que desee conocer la obra de los autores regionales de un período que va desde el presente hacia unos setenta años atrás. Sahda, ejerce una suerte de exploración arqueológica de la vida, esencia, formato y sentido de la obra de sus congéneres, dejando en imágenes blanco y negro, ancladas a breves párrafos con un aquilatado estilo, sus conclusiones.
Con matices y disidencias, Dominga Sahda logra articular un intenso vínculo con la comunidad artística local. Habitué de los Salones, de las muestras, allegado a las Asociaciones de Amigos y la Casa del Artista, va forjando desde los años sesenta en adelante -como si fuese un código de Hammurabi- todo un sistema de interpretación de las obras, con una sintaxis propia. Y también, de las ideas, ya que la obra es precisamente, un compilado complejo de ideas/razones/sentimientos dispares a las cuales el crítico, se aboca a veces infructuosamente a intentar descifrarlas para poder entregar al público elementos para su interpretación.
En los comarcales viajes que se daban -por ejemplo- a la ciudad de San Justo, en el año 2017 "Coco" Sahda, relataba a sus ocasionales interlocutores, episodios de los organismos sinfónicos y sus batutas de otras décadas. Era común escucharlo hablar de los Maestros Olgert Bistevins, Virtú Maragno, Guillermo Bonet Müller, Jorge Ricardo Chiappero Favre. Dominaba a la perfección el intrincado mundo de los bemoles y sostenidos, re-creando una partitura única a quien quisiese escucharlo. No solo eso: podía hablar de Borodin como de Ariel Ramírez con solvencia.
En el mes de Abril del año 2014, Domingo Sahda expone su serie: "Pintar | Escribir | Exponer-se". Esto sucedió en el Centro Experimental del Color. Irónico, espetó a los concurrentes: "Soy tan bueno como para hacerles creer que soy bueno". Relató emotivas escenas, desde su infancia en la localidad de Progreso (Santa Fe) hasta sus peripecias por el planeta: "Viajé por todo el mundo: estuve el Viernes Santo en Jerusalén, escuché el tango 'Por una cabeza' en la India. Estuve frente al Guernica y escuché canto gregoriano en Francia... la gente me dice: '¡pero con lo que gastaste en viajes, te comprabas dos casaquintas!'. Y yo le digo: 'mire... al final de mi camino me espera un nicho de 2.30 mts por la eternidad. Que hago con las casaquintas?' Yo elegí viajar para llenarme de conocimientos, que me van acompañar hasta el último momento de mi vida…".
Sus últimas muestras se dieron en este orden: Casa de la Cultura en San Justo (Prov. De Santa Fe), agosto del Año 2018; Alianza Francesa de Santa Fe (noviembre 2018), el espacio cultural Demos, marzo de 2019, siendo esta la póstuma. Tanto la primera como la tercera muestra fueron gestadas y curadas por quien escribe esta nota.
De Domingo Sahda nos quedan los recuerdos, pero también los valores. El hombre que dijo lo que tuvo que decir, aunque incomode al poder de turno o no se quiera asumir. Dejó en claro y por escrito que el arte no se rinde ante nadie pero sí, éste se subleva. Y ante la impostura del arte contemporáneo vernáculo, clavó sus 95 tesis en cada caso, en el portal del diario para el cual escribió durante décadas: El Litoral.
(*) Organizó dos muestras de D. Sahda, como así también dos conferencias. Es Blogger, fotógrafo y miembro del Museo César López Claro.
Sahda, ejerce una suerte de exploración arqueológica de la vida, esencia, formato y sentido de la obra de sus congéneres, dejando en imágenes blanco y negro, ancladas a breves párrafos con un aquilatado estilo, sus conclusiones.
Sahda propone a través de su formación, una mirada renovada sobre el arte local. Los conceptos tendrán la contundencia de siempre, pero los periódicos locales tendrán desde entonces, una visión más precisa, alejada de los favoritismos.