Por Hugo Freyre (*) Contador Público Nacional-UNL y Especialista en Finanzas-UNR.
Por Hugo Freyre (*) Contador Público Nacional-UNL y Especialista en Finanzas-UNR.
Entiendo que una brecha es simplemente una diferencia existente. Esta misma diferencia no es mala en sí misma, sino que los efectos directos e indirectos que genera si pueden serlo. En este sentido, la macroeconomía argentina enfrenta problemas coyunturales que son subproductos de una sucesión de políticas económicas erróneas a través del paso de los años.
En un proceso acumulativo de distorsiones, es donde vemos hoy en día la existencia de brechas, como, por ejemplo, visualizando los distintos tipos de cambio en el mercado, los cuales tienen incidencia en los incentivos que son la antesala de las decisiones que toman los agentes económicos.
Otra brecha que se configura hoy en día, desde mi punto de vista, es la que se da entre la agenda del gobierno y las principales demandas sociales de su población. En el centro de la escena social aparecen la economía y la seguridad como dos grandes reclamos que necesitan ser atendidos con urgencia. Generar condiciones para la creación de puestos de trabajo, estabilizar la macroeconomía para que los ingresos le ganen o por lo menos se equilibren con la inflación y tener una política de seguridad que se anticipe al delito parecieran ser las demandas más relevantes que se escuchan en la coyuntura
En este orden de ideas, y detallando algunas de las brechas que desde mi visión existen en la actualidad, es donde observo una falta de planificación en orden a la anticipación de los problemas potenciales a los cuales puede enfrentarse nuestro país. En un contexto de incertidumbre e inmersos en una dinámica global cada vez más compleja, es vital que se gestione teniendo a la planificación como una de las principales herramientas de todo servidor público. Esto, por un lado, requiere brindarles más importancia a los datos y tomar decisiones atendiendo a los mismos. Por otro lado, puede ser de ayuda plantearnos algunas preguntas que pueden parecer sencillas, como ser: ¿Dónde nos encontramos como país hoy en día?, ¿Hacia que modelo de país aspiramos llegar? ¿Qué herramientas e insumos tenemos para crecer y para desarrollarnos?, ¿Cuáles nos faltan?
De igual forma, se necesita incorporar a la escucha activa como una forma de gobernar. Esto implica adentrarse en los problemas de los ciudadanos desde la empatía, y estableciendo un ida y vuelta constante. Los problemas que enfrenta nuestro país son heterogéneos y difíciles de resolver, por locual no existen recetas mágicas para los mismos. Lo que si puede ofrecerse es trabajo y gestión en la búsqueda de políticas públicas elaboradas y consensuadas con un amplio número de actores y enfocadas en solucionarlos.
Con respecto a cuestiones coyunturales, se impone la necesidad de diseñar e implementar un plan fiscal, monetario y económico para enfrentar los meses en los cuales se termine la liquidación fuerte de divisas por parte del campo, y tengamos que transitar el invierno con el gran impacto en costos que tiene la importación de energía. Por otro lado, debemos aceptar el desafío de respetar las diferentes opiniones. La grieta, esa brecha existente entre distintas visiones de país, tiene que ser eliminada para dar lugar a la construcción de un modelo con diferentes matices, pero que incluya en sus pautas generales a todos los argentinos. Es vital trascender y caminar hacia el encuentro de soluciones y no caer en la descalificación solo por pensar diferente.
En las vísperas de un año electoral, es necesario enfocarse en diseñar y explicar cómo se llevarán a cabo los distintos programas de gobierno, en lugar de discutir nombres propios de candidatos. Es vital bajar a distintas líneas de acción que sean concretas y se conviertan en propuestas de solución a los problemas que enfrenta hoy en día nuestro país.
Las necesidades son imperiosas y requieren respuestas en forma urgente, lo cual también nos interpela a tener la mirada enfocada en el mediano y largo plazo. Este país se encuentra en un callejón sin salida si continúa apostando al cortoplacismo, y para escapar de esta dinámica se requiere el coraje de tomar decisiones que quizás no impacten de inmediato y que los beneficios sean del sucesor en el gobierno. Coraje y decisión que son necesarios tener si se quiere cambiar la realidad social y económica de nuestro país. Planificación y escucha activa para acortar y eliminar las brechas que nos impiden crecer y desarrollarnos como una nación pujante y con oportunidades para todos sus ciudadanos.