El misterioso caso Gambini
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Ocurrió hace un año en barrio Centenario: tres baleados en la cabeza. La investigación no ha dado resultado alguno. A un año de la masacre, la esposa del gasista Mendoza nunca fue escuchada. La madre de Marcela Gambini sólo parece creer en la justicia divina.
Un año atrás -el viernes 25 de agosto-, uno o más desconocidos ejecutaron fríamente a todas las personas que encontraron en el domicilio de Nicolás Rodríguez Peña al 900. Dos de las víctimas murieron, una en el acto y otra, días después; la tercera sobrevivió a pesar de que, como sus compañeros de infortunio, había resultado con una herida de bala en la cabeza.
De la tragedia tuvieron noticia los vecinos por la propia dueña de casa. La señora Brunilda Godoy de Gambini, aunque gravemente herida, logró arrastrarse hasta la puerta de calle para pedir ayuda.
Cuando la primera comisión policial llegó a la escena del crimen, encontró que, junto a la señora Godoy de Gambini, estaba el gasista Emilio Mendoza (71), herido de bala en la nuca.
El hombre, que a media tarde había llegado a la casa para efectuar algunas reparaciones, yacía inconsciente junto a sus herramientas de trabajo.
Luego, pasaría una hora o dos entre el momento en que los organismos de emergencia trasladaron a los heridos hasta el hospital público y el descubrimiento de una tercera víctima.
Marcela Gambini, una bella mujer de 32 años de edad, fue encontrada muerta en su propia cama cuando su hermano Daniel, recién llegado a su casa materna, abrió la puerta de su dormitorio.
Por fin, con el paso de los días el gasista Mendoza habría de fallecer -el 31 de agosto- sin recuperar la conciencia un solo momento y Brunilda Godoy habría de sobrevivir, según se dice, aunque con serios problemas de salud.
Por lo que se sabe hasta ahora, los autores de la masacre consumada un año atrás en el barrio Centenario siguen impunes. Nada ha trascendido desde entonces hasta el día de hoy respecto del tratamiento que este asunto tuvo en la Justicia. El curso que tomaron las investigaciones policiales se desconoce.
Por lo demás, el silencio que rodea a este caso es sugestivo, así como es difícil entender por qué nunca la esposa del gasista Mendoza ni otro integrante de su grupo familiar fueron llamados a declarar en sede policial o judicial.