Persona y Sociedad: PER-02

En Viena exponen las costumbres navideñas

La muestra se realiza en el Palacio de Schšbrunn. Refleja las tradiciones de cada país. Las embajadas de los distintos países hicieron su aporte.


No siempre son los Reyes Magos quienes traen los regalos en Navidad ni es el 6 de enero la fecha indicada, como se puede apreciar en una exposición que se hospeda en estos días pre-navideños en el palacio de Schšnbrunn, en Viena.

Para muchos pueblos del mundo, estas semanas de diciembre, hasta principios de enero, son un tiempo misterioso, lleno de esperanza e ilusión, pero algunos empiezan ya a festejar el 6 de diciembre, mientras que para otros la fiesta culmina un mes después.

Entre los primeros figuran los niños belgas, quienes reciben los regalos de San Nicolás el 6 de diciembre, fecha en la que en las regiones alpinas hay tradicionalmente un primer avance en forma de sacos con nueces, frutas secas, naranjas y dulces.

San Nicolás y el Niño Jesús


Lo que hoy en día cae en olvido es que San Nicolás, santo obispo de Mira en Asia Menor conocido por su bondad, era en particular el patrono de las muchachas casaderas, porque según la leyenda salvó a tres niñas que debían ser vendidas a la esclavitud, regalándoles un ajuar.

San Nicolás lleva la mitra característica del obispo y un traje de sacerdote, pero es confundido ahora con Papa Noel o Father Christmas con su gorro rojo, que viene de Estados Unidos.

En otros países, según se puede ver en la exposición Las Navidades por el globo, es el Niño Jesús -el Menino Jesús en Portugal, Jezuska en Hungría y Gesú Bambino en Italia- quien trae los regalos y los deja, el 24 de diciembre debajo del árbol decorado según las costumbres de cada país.

En Italia, se presenta en los colores característicos, el verde, color de la esperanza y de la naturaleza, el rojo, color del amor y la vida, y el blanco, que simboliza la pureza y la nieve.

En las salas barrocas


La muestra de Schoenbrunn se ha organizado en las salas barrocas del palacio de la emperatriz María Teresa, muy interesante por sus paredes pintadas de hojas verdes, animales exóticos y rejas decorativas del siglo XVIII, que crean la ilusión de mirar hacia el parque del palacio, mientras que en la realidad el paisaje está triste y oscuro en esta temporada.

El ambiente del palacio barroco delante del cual, en torno de un abeto grande iluminado, se ha instalado un mercadillo navideño que, con todo tipo de bebidas calientes, té con ron, vino con especias y ponche, así como platos típicos y regalos, desde velas multicolores hasta juguetes y artesanías, atrae a gran número de turistas.

En las salas del interior, se pueden ver cerca de una docena de árboles donados por las embajadas o institutos de cultura de los respectivos países y se pueden comparar las distintas costumbres.

Diversidad de arbolitos


Mientras que los australianos tienen que recurrir a los árboles más diversos, incluida alguna palmera por falta de abetos, y muchos celebran la Navidad en traje de baño en la playa, en los países nórdicos el árbol suele ser un abeto y nunca falta la nieve, añorada también por Bing Crosby en la canción White Christmas.

En los países del norte, el árbol se adorna en muchos lugares con banderitas en los colores nacionales y se baila en torno de él, mientras se espera que llegue Papá Noel, llamado Julemanden en Dinamarca, Joulopukki en Finlandia, y Jultomten en Suecia, a bordo de su trineo tirado por unos renos.

El villancico más famoso del mundo, Noche de Paz, se creó en Austria, donde sigue siendo una costumbre frecuentemente cultivada, sobre todo donde hay niños, que la familia cante villancicos, en muchos casos acompañados por la guitarra o el piano.

El árbol, lleno de luces y en algunas partes de dulces, lleva además unos adornos típicos, que según la tradición bohemia, austríaca y alemana son bolas de cristal de diversos colores o en Hungría y también en los Alpes, unas figuritas de pan de especias.

También difieren las costumbres en cuanto a la cena del 24 de diciembre.

Así por ejemplo en Polonia, al salir la primera estrella, se parten unas obleas y se ofrecen a los miembros de la familia, después se sirven diversas sopas y platos de pescado, compota hecha de fruta seca, pasteles de miel y unos rollos hechos con amapola.

En Hungría, la noche del día 24 es todavía de ayuno y el pavo con relleno de nueces o la carpa no se sirve hasta el día 25. (EFE).