Pantallas y Escenarios: PAN-02

La televisión berreta, el cinismo y el Mono Mario


"Intrusos" se convirtió en uno de los programas más multado por el Comfer. Siempre en el límite difuso entre lo permitido y la infracción, Jorge Rial inauguró su sesión nocturna en América, a las 23, donde las fronteras que separan al bien del mal terminan de desaparecer cuando los inspectores del Comfer descansan, en la suposición de que los padres han logrado enviar a la cama a sus hijos y las monjitas se retiraron porque se levantan temprano.

Jorge Rial, por lo tanto, tiene licencia para matar. Si a las dos de la tarde sufría ataduras, hoy es un pájaro que se eleva, sin reglas, buscando un espacio de libertad en el firmamento televisivo, fuera del alcance de las patrullas de la moral, aunque no está solo: desde hace unos días un halcón disputa ese lugar, ya que Chiche Gelblung se posó el mismo horario, en Azul.

Pero el cinismo de Chiche pertenece a la Sorbona, y es un periodista maniatado por su imagen doctoral. Rial, en cambio, puede hablar de la televisión basura sonriendo con esa boca casi sin labios, como un tajo hecho con bisturí, diciéndonos con un cinismo generoso: yo también formo parte de la televisión basura, y qué.

Un debate


Con su staff permanente armó un panel de discusión al cual concurrió el periodista Carlos Polimeni. El asunto a discutir era la nueva televisión berreta, como la llamaron, más o menos vinculada con la crisis económica, aunque no nació con la recesión. Viviana Canosa maltrató al visitante, y con los peores argumentos ("si existe la televisión berreta es porque a la gente le gusta"), demostrando que a veces el intelecto marcha en el sentido contrario de la belleza marmolada. Polimeni, que no es brillante, tuvo que defenderse de la Canosa aclarando que la televisión berreta como tema lo habían impuesto los anfitriones, y que ellos mismos se habían autoincluido en el rubro.

Existe la tendencia a decir que la televisión es un reflejo de la sociedad, una de esas frases inexpresivas y cómodas que se reiteró durante la discusión, por supuesto, hasta que Marcela Coronel explotó: "�Que tiene que ver la sociedad con la televisión?", dijo, y los esquemas saltaron en pedazos. Fue pura intuición, pero genial.

A lo tuyo


Como se sabe, en su impetuosa arremetida contra las buenas costumbres, Rial sumó al Mono Mario a su equipo. Para quienes desconocen al personaje, tal vez porque carecen de contactos con el universo adolescente que lo consume, se trata de un dibujo animado con un sitio virtual, que resulta escabroso aún en Internet, o en Sade. Bien, Rial lo legalizó en la televisión abierta, y aun siendo un Mono Mario algo domesticado por el blanqueo, esa noche el sketch culminó con un acto de sexo oral entre el sindicalista Moyano y una modelo, en tanto que otra hacía lo propio con el grotesco personaje. "A lo tuyo", es la frase lacónica que el Mono dirige a sus beneficiarias, como se sabe.

Es tal el arrojo cínico de Rial que se mostró una grabación de hace un año donde él mismo aparece criticando severamente los excesos del Mono Mario en Internet. Todos reían de sus propias contradicciones, las de excomulgar al Mono y luego contratarlo, y reían con la virtud inteligente de reírse de ellos mismos. Y los televidentes también rieron junto a Rial y los suyos. Lo único a señalar sería que ellos, además, se ríen de nosotros y cobran por hacerlo.

Roberto Maurer