25 Watts es un filme encantador, un ejemplo de lo que se puede lograr aun con escasos recursos pero con buenas ideas, con una actitud sanamente desprejuiciada y con un grupo de gente que pone lo mejor de sí.
Filmada en blanco y negro y con un magro presupuesto, esta película -opera prima de los uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll- captura en 94 minutos la vida de tres jóvenes amigos durante 24 horas.
La acción transcurre en un popular barrio montevideano entre la mañana de un sábado y la mañana del domingo siguiente. Los muchachos -Leche, Javi y Seba- no tienen nada demasiado importante que hacer y matan el tiempo deambulando por las calles y haciendo tonterías, o mirando televisión, como cualquier grupo de amigos adolescentes de clase media en cualquier lugar del mundo.
Leche está terminando la secundaria, tiene que rendir italiano y está enamorado de su profesora particular, es bastante supersticioso y el hecho de haber pisado caca de perro para él significa un pésimo augurio que arruinará su fin de semana. Javi tiene un trabajo que detesta, maneja el autoparlante de un amigo del padre que propala publicidad de los negocios del barrio, y por ahora no piensa encarar un estudio universitario; en este día, será abandonado por su novia. Seba, el más chico, es el más ingenuo, aficionado a videos pornos, es presa fácil de otros jóvenes que lo quieren llevar a un submundo donde la picardía ya se convierte en delito y las bromas suelen ser pesadas y peligrosas.
Durante todo el tiempo se sugiere una violencia larvada y latente, pero nada es capaz de desencadenar situaciones demasiado dramáticas. Habrá peleas, fracasos y frustraciones, personajes tontos y otros agresivos, pero también habrá afecto, solidaridad y ternura, y la vida seguirá girando sin mayores consecuencias.
Tal como dijeran en alguna entrevista los jóvenes realizadores, 25 Watts está inspirada en esas películas "sobre nada", que se conocen como minimalistas, que muestran un retazo de vida de los protagonistas, y que pueden empezar y terminar en cualquier momento. Es un filme lleno de pequeños detalles y de personajes riquísimos, pero no pretende contar una gran historia, ni siquiera mostrar algún hecho demasiado significativo, capaz de transformar las vidas de los chicos para siempre. No hay clímax ni desenlace. Nada. Solamente la cámara -que se mueve con gran soltura y que enfoca las situaciones desde distintos ángulos y que hasta a veces gira sobre su propio eje como bailando- va mostrando lo que encuentra como un testigo curioso y ágil, pero nunca sentencioso.
La frescura del guión y los excelentes trabajos actorales, tanto de los protagonistas como de algunos personajes secundarios que no tienen desperdicio, hacen que este filme se inscriba entre lo mejor del joven cine independiente rioplatense.
Idem, Uruguay/2001, blanco y negro. Dirección: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Intérpretes: Daniel Hendler, Jorge Temponi, Alfonso Tort, Valentín Rivero, Valeria Mendieta, Carolina Presno, Silvia Sielski, Gonzalo Eyherabide, Robert Moré, Roberto Suárez, Federico Veiroj, Ignacio Mendy, Claudio Martínez, Walter Reyno. Guión: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Fotografía: Bárbara Alvarez. Música: Los Mockers, Exilio Psíquico, El Peyote Asesino, Motivos Navideños, Buenos Muchachos y Zero. Edición: Fernando Epstein. Presentada por Eurocine. Duración: 94 minutos.
Calificación: Muy Buena.
Laura Osti