El ex jefe de Montoneros Mario Firmenich regresó ayer a su casa en España tras haber permanecido prófugo por 67 días, anunció que querellará al juez federal Claudio Bonadío -que había ordenado su captura por presunta connivencia con la dictadura militar- y aseguró: "Quererme meter preso fue una provocación".
"Los que nos hicieron la guerra sucia después nos siguieron haciendo la justicia sucia", enunció Firmenich desde España, donde reside.
Bonadío libró el 14 de agosto pasado una orden internacional de captura contra Firmenich por su presunta participación en el secuestro y desaparición de 13 militantes montoneros, pero el lunes último la Cámara Federal porteña revocó esa medida y denunció al juez por graves irregularidades supuestamente cometidas en el proceso penal.
La sala II de la Cámara, integrada por los jueces Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Luraschi, ordenó además la inmediata liberación de Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, que secundaron a Firmenich en la conducción nacional de Montoneros y fueron detenidos en agosto por presunta connivencia con el aparato represivo de la última dictadura (1976-83).
Tras obtener un fallo a favor de la Cámara, Firmenich regresó a su casa en Barcelona, a orillas del Mediterráneo, y aunque permaneció prófugo por más de dos meses juró que no había estado "en la clandestinidad".
"He estado a derecho todo el tiempo. No pasé a la clandestinidad. No estuve prófugo. Simplemente había una orden de captura ilegal que fue apelada y debíamos esperar a que la Cámara diera su opinión", explicó Firmenich a radio Mitre.
Satisfecho y "esperanzado" por la resolución de la Cámara, el ex mandamás de Montoneros -indultado por el ex presidente Carlos Menem en 1990- afirmó que "he estado en España todo el tiempo" y agradeció el auxilio de quienes lo ocultaron por 67 días, a quienes no individualizó porque "se dice el pecado pero no el pecador".
"Quererme meter preso fue una provocación", sostuvo Firmenich, quien dijo que la orden de captura en su contra "no tenía ni pies ni cabeza". Y opinó que esa medida fue fundada en la supuesta intención de "equilibrar no se qué cosa" a partir de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y la decisión de la Cámara Federal de reactivar las causas contra militares.
Contó que en programas de la TV Argentina "dijeron: si se van a anular las leyes, también hay que meter preso a Firmenich y a los montoneros...Esto fue dicho y es la destrucción de cualquier posibilidad del Estado de Derecho. Pero no puede abrirse un proceso judicial para equilibrar no se qué cosa o para impedir a Fulano tal juego político".
"No se puede meter presa de prepo a la gente para después ver qué pasa...fue un invento absoluto lo que hizo el señor Bonadío", expresó.
El ex líder de Montoneros sostuvo que Argentina "no existe seguridad jurídica" y consideró que, por eso, hay temor de invertir en el país: "Si esto le hicieron a Firmenich, ¿qué me harán a mí con mis contratos?", se preguntó interpretando las supuestas dudas de un empresario.
Sin embargo, celebró el fallo de la Cámara Federal. "Fue un aporte a la construcción de una democracia seria", evaluó.
Insistió en que el proceso penal que condujo Bonadío, a quien la Cámara reemplazó ahora por su colega Jorge Ballestero, "estaba traído de los pelos, fue una cosa inventada. La única forma que se le ocurrió para meternos en el baile y continuar el manoseo es inventar esta causa... Por la ventana nos han querido ensuciar a nosotros".
Perdía y Vaca Narvaja habían recusado sin éxito a Bonadío por la confesa militancia peronista del magistrado, quien según los ex dirigentes montoneros en los '70 estaba enrolado en una corriente enfrentada con la organización que comandaba Firmenich.
El juez Norberto Oyarbide ya abrió una causa para investigar el desempeño de su colega Bonadío, y Firmenich anunció que se presentará como querellante en ese proceso "para poner las cosas en su lugar".
"Estas jugarretas de destrucción del Estado de derecho no deben quedar impunes. La Justicia debe castigar este procedimiento arbitrario, dictatorial", manifestó Firmenich, que había sido acusado por Bonadío de convocar en 1979 a montoneros exiliados a retornar al país para participar de una "contraofensiva" a la dictadura, la cual se frustró al año siguiente porque los activistas fueron capturados apenas ingresaron a la Argentina.