La película española "El lápiz del carpintero", primer largometraje del director Antón Reixa, que se presenta para la competencia oficial del Festival de Cine de Mar del Plata logró el gusto del público y es seria candidata a la obtención de una de las estatuillas en juego.
Los motivos son su alto contenido histórico y realismo en una historia dramática de amor.
El director logró lo que todos esperaban, un golpe de efecto, al generar el aplauso durante la proyección.
Reixa supo interpretar la crudeza de los partidarios de Franco en la España de los últimos años de la década del '30, donde no se permitían otros pensamientos ideológicos.
Pero en el argumento, que también realizó Reixa, se describe cómo a pesar de todo se puede lograr que los sentimientos surjan en medio de la degradación humana.
El filme muestra con simpatía cómo los presos políticos pueden resistir a los vejámenes, manteniendo su entereza y hasta insertar chispazos de ternura.
La película tiene momentos emocionantes donde pueden fluir de forma espontánea la carcajada, las lágrimas o la bronca.
Además, el director, trabajó muy bien los ambientes donde una luz mínima basta para realizar una toma.
El elenco lo integraron Tristán Ulloa, Luis Tosar, María Adánez, Manuel Manquiña, Nancho Novo, Anne Igartiburu, María Pujalte, Sergio Pazos, Carlos Sobera, Carlos Blanco y Maxo Barjas, entre otros.
Herbal lleva un lápiz de carpintero que le acompaña desde el año en que España se partió en dos. Poco antes se había ofrecido como voluntario para seguir a Daniel Da Barca, joven médico e intelectual republicano, cuya novia, Marisa Mallo, es hija de un conocido oportunista reaccionario.
El hombre, invisible a los ojos de la pareja, se convierte en su sombra. Fascinado por los conocimientos de Daniel, la belleza de Marisa y el amor de ambos, empieza a mezclar odio con pasión, admiración con celos y obligación con obsesión.
Daniel es encarcelado por sus ideas pero no es un recluso más porque su cultura, imaginación y compromiso lo vuelven popular entre sus compañeros y lo convierten en centro de atención para los guardianes.
Desde afuera, Marisa lucha contra la intolerancia de su padre e intenta desesperadamente que su novio recupere la libertad.
Herbal, quien en casa sufre sin rebelarse ante los maltratos que su hermana recibe de un marido violento y egoísta, asiste -entre atónito y furioso- a las historias y conversaciones que mantienen los presos para hacer más llevadera su condena.
La sinrazón sacude al país. Muchos presos son fusilados clandestinamente en terroríficas decisiones aleatorias. Pronto llegará el turno de Daniel y será de nuevo Herbal quien, víctima y verdugo de sus propios miedos, se debata entre la violencia y la conciencia.(Dyn).