Diego Maradona reiteró su disconformidad con el proceso de internación que lleva a cabo en una clínica psiquiátrica del Gran Buenos Aires, tuvo algunas reacciones propias del síndrome de abstinencia que lo acosa y por ello debió ser sedado nuevamente e, inclusive, algunas versiones apuntaron que los médicos también tuvieron que contenerlo con un chaleco de fuerza.

Este panorama activó nuevamente la posibilidad de que Maradona realice un tratamiento concreto contra la drogadicción fuera del país, ya que la clínica Del Parque en la que se encuentra desde el domingo último no atiende especialmente esa problemática, sino la esfera psiquiátrica.

Sin embargo, la jornada transcurrió en un clima de versiones, que fueron desde la que lanzó la agencia de noticias AFP sobre la utilización de un chaleco de fuerza para contener la excitación de Diego, hasta la disponibilidad de un avión sanitario instalado en el aeropuerto de La Habana, listo para despegar rumbo a Buenos Aires y llevar a Maradona de regreso a Cuba.

Claro que ese destino, que es por el que pide el ex astro futbolístico desde hace tiempo, no sería al spa La Pradera, donde se hospedaba anteriormente, sino al centro de rehabilitación para adictos Holguín.

En Buenos Aires también existe una nave de ese tipo, de la empresa Assist Card, que realiza traslados de emergencias sanitarias al exterior, pero por lo costoso de su "estacionamiento" no tiene un hangar en Ezeiza, sino en el aeroparque metropolitano.

Además, los abogados de Maradona salieron a la luz por primera vez desde que su representado regresó a Buenos Aires, el pasado 22 de marzo.

Los profesionales Roberto Damboriana y Oscar Moyano solicitaron, mediante un comunicado suscripto con autorización de la familia de Diego, que "se alejen del lugar todos los medios de prensa que se encuentran haciendo guardia en los alrededores de la clínica Del Parque".

Según señalaron a Télam Damboriana y Moyano, ayer estuvieron reunidos con la ex esposa de Maradona, Claudia Villafañe, sus padres y hermanos y acordaron comunicar, en nombre de ellos, la decisión de solicitar a todos los medios televisivos, radiales y gráficos "retirar las guardias del lugar" sito en la zona de Parque Leloir, en Ituzaingó, al oeste del Gran Buenos Aires.

La decisión obedeció "a razones humanitarias que impiden el normal desenvolvimiento de la clínica, entorpeciendo no sólo la recuperación de Diego, sino de los otros pacientes que concurren o se encuentran alojados en ese centro".

Por su parte, el presidente de la Nación Néstor Kirchner instruyó a su vocero, Miguel Núñez, para que se interiorice del estado de salud de Maradona, por lo que éste se se comunicó con Claudia Villafañe y se puso a disposición de ella "para que lo que necesite", informaron fuentes gubernamentales.

En tanto, desde Entre Ríos, el director ejecutivo de la Comunidad Terapéutica del Programa de Rehabilitación Ibicuy, Juan Carlos Ferreyra, afirmó que Maradona fue "deshonesto" cuando consumía cocaína mientras realizaba una campaña nacional contra la drogadicción.

Ferreyra, un adicto recuperado, declaró a LT 41 de Gualeguaychú que el problema de Maradona empezó cuando el astro comenzó "a ser deshonesto, improductivo, irresponsable y a no soportar las presiones".

"Eso fue cuando él salía de bailanta con chicas adolescentes estando casado con su mujer, o cuando hizo la campaña diciendo No a la Droga, siendo que era el primero en drogarse", puntualizó.

Ferreyra dirige el denominado Programa de Rehabilitación Ibicuy, un centro terapéutico situado en pleno delta, 400 kilómetros al sur de la capital entrerriana y a casi 50 de la localidad bonaerense de Zárate.

Este centro de tratamiento de adicciones, que se mencionó como posible destino de Maradona durante el pasado fin de semana, está situado en medio de una isla a 5 minutos de Villa Paranacito y la única forma de acceder al lugar es mediante alguna embarcación.

En sus declaraciones, Ferreyra negó que haya tenido algún contacto con la familia de Maradona para evaluar la posibilidad de internar al astro futbolístico en ese centro de atención.

"Para ello la familia debería tener una orden judicial que resuelva su internación, es decir una curatela. Pero en su caso hay muchas presiones en contra de que esto ocurra", concluyó el terapeuta. (Télam).

Miradores improvisados en techos, terrazas y ventanas de casas vecinas a la clínica psiquiátrica donde está internado Diego Maradona se cotizan a buen precio para que los periodistas puedan verlo, filmarlo o fotografiarlo.

El interés de la prensa y, en particular, el de algunos programas de televisión dispuestos a seguir la evolución de su salud hasta donde sea posible, obligó a algunos cambios estratégicos tras el paso del ex 10 de la selección argentina por la Clínica Suizo-Argentina y por la residencia campestre De más de dos en General Rodríguez donde se alojó durante unos días.

Frente a la necesidad de los medios por mantener el tema en el candelero, aparecieron los oportunistas que observan la situación como una veta de oro para explotar.

Rápidamente, surgieron vecinos que les ofrecieron a algunos cronistas la posibilidad de instalar las cámaras en los techos de sus casas, a cambio de una compensación económica que a principio se cotizaba a precios siderales.

"Primero me pidieron un alocado precio en dólares, pero ahora han bajado, hasta 2.000 pesos (casi 700 dólares), aunque hay más caros, según la ubicación", dijo a la AFP un camarógrafo que reclamó reserva de identidad.

Aunque algunos vecinos admitieron su desagrado por la paz alterada en el barrio con la cercanía de Maradona, otros prefirieron encontrar el lado positivo a la situación.

Muchos no dudaron en ofrecer cualquier atalaya disponible en sus domicilios, previa discusión del precio con el periodista, en un mercado persa uno de cuyos epicentros es una estación de servicio, donde algunos se reúnen a tomar un café en los momentos de descanso.

De paso, los propietarios de la estación y otros comercios del barrio se han beneficiado con un sustancial aumento en las ventas, en las que empezaron a competir con los vendedores ambulantes.