Reducir el alumbrado público es, a todas luces, insensato
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Desde hace algunos días las autoridades de la ciudad están anunciando y poniendo en marcha distintas medidas para producir recortes en el alumbrado público en función de la crisis energética que afecta a nuestro país.
Lo llamativo de estas acciones -inicialmente lógicas e imbuidas de un fuerte espíritu de solidaridad- es que no fueron acompañadas por otros municipios, por ejemplo, el de Rosario quien lisa y llanamente se negó, ya que las autoridades municipales consideraron "ampliamente irrelevante" producir un recorte en este sector.
Pero además los datos fueron muy claros: el alumbrado público de Rosario en el consumo total de la provincia significa una participación del 0,8 por ciento del total y, por lo tanto, un recorte del 33 por ciento -que es la propuesta lanzada por las autoridades provinciales- apenas si significa un ahorro del 0,2 por ciento del total.
Y hay más. Las tareas para concretar ese ahorro importa un proceso laboral impresionante ya que hay que intercalar el recorte de luminarias con lo cual la tarea de apagado del 33 por ciento de 78 mil lámparas prácticamente coincidiría con el final del invierno, es decir, con el final del período propuesto por la EPE.
Una serie de argumentos absolutamente razonable e inatacable, más aún cuando el problema derivado de reducir alumbrado es el incremento de la sensación de inseguridad por parte de los vecinos.
Entonces cabe una pregunta: �por qué sí se hace una reducción en Santa Fe?
Veamos. El Litoral consultó a las autoridades municipales pero éstas carecen de información fehaciente sobre la cantidad de luminarias y la composición de la iluminación, es decir, cuántas a sodio, cuántas a mercurio y cuántas corresponden a bujías incandescentes y tampoco se conoce cuál es la participación del alumbrado público de Santa Fe el total provincial.
Sin embargo, al tomar el dato brindado por la EPE que sostiene que los valores totales de lo consumido por alumbrado público en la provincia oscilan entre el 4 y el 5 por ciento, y tomando como valor relativo el 0,8 que afirma consumir Rosario, se puede ponderar en un 0,4 por ciento lo que requiere nuestra ciudad.
A partir de este valor y como el anuncio incluye solamente las avenidas de la ciudad -no las luminarias de los barrios- el ahorro que se produciría no llegaría a un 0,05 del consumo total de la provincia, lo que significa apenas una medida política, sustentada en titulares periodísticos, pero sin efecto real sobre el ahorro buscado.
Finalmente, y en el marco de los problemas de inseguridad con el que conviven vecinos y comerciantes de Santa Fe, no cabe más que seguir encendiendo todas las luces de las avenidas y alentar otros ahorros -en edificios y oficinas públicas, hogares y comercios- más que afectar la iluminación de las principales avenidas de la ciudad.
Guillermo Dozo