Internacionales: INTE-03 Trasladan el corazón de Luis XVII
Esta tarde será depositado en la capilla de los Borbones. La ceremonia es el epílogo del enigma de "El niño del Templo".


París. - El corazón de Luis XVII fue llevado hoy a la Basílica de Saint-Denis (afueras de París), donde esta tarde será sepultado junto a la tumba de sus padres, Luis XVI y María Antonieta.

Amaury de Borbón de Parma, de 12 años e hijo del Príncipe Charles-Emmanuel, transportó la víscera de su antepasado, que murió a los diez años en la prisión del Temple de París en 1795, durante la Revolución Francesa.

Una docena de trompetas y un órgano sonaron a la llegada a la basílica del portador del corazón, en un acto en el que estaba prevista la asistencia de numerosos miembros de la realeza europea encabezados por la familia Borbón de Parma.

Posteriormente, los presentes se recogieron en una misa solemne cantada en gregoriano, a la que asistió el representante del Vaticano en Francia, Fortunato Baldelli.

Esta tarde, el corazón de Luis XVII será depositado por Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou, en la capilla de los Borbones.

El duque colocará la víscera, conservada en una urna de cristal, en un nicho de treinta centímetros, diseñado para la ocasión.

El entierro pondrá fin a casi dos siglos de peripecias, durante los que el corazón del delfín pasó por un sinfín de manos y destinos europeos, desde que el médico que le practicó la autopsia le extrajo la víscera y se la llevó a su casa.

EL NIÑO DEL TEMPLO


El hijo menor de Luis XVI, destinado a reinar con el nombre de Luis XVII, fue encarcelado en la prisión del Templo al mismo tiempo que sus padres durante la Revolución, en 1792.

Un niño murió de tuberculosis en esa prisión del 8 de junio de 1795. El doctor Pelletan, que participó en la autopsia, ocultó el corazón del niño y lo conservó, considerando que era el del delfín, el heredero del trono francés.

Pero ya en la época hubo polémicas sobre si el niño muerto era en realidad el hijo de Luis XVI o el de otro niño que habría reemplazado al príncipe, que habría muerto antes, o bien se habría evadido.

Finalmente, los análisis de ADN pusieron fin a la polémica: dos laboratorios distintos llegaron a la conclusión en abril de 2000 que el niño era efectivamente un Habsburgo, como la reina María Antonieta. (EFE-AFP)