De amores y temores

Gosling y McAdams, dos para tener en cuenta. FOTO: AGENCIA TÉLAM.. 

Por Juan Carlos Arch

Como en todo melodrama, aquí se respeta el valor de las lágrimas y los golpes bajos y la manipulación del relato pasan al segundo plano, que muchos consideran el de las herramientas de trabajo de todo aquel que trabaje con los sentimientos que, por ser siempre tan ciertos como accidentales, no viene mal a veces tratarlos con la trampa puesta, supuesto el caso de que el objetivo sea el correcto. En este caso, ese objetivo es simplemente humano, con todo lo que ello implica y de paso asegurar, una vez más, que el amor puede ser eterno.

La historia se narra desde un geriátrico, en donde un hombre le lee a una mujer el derrotero de su propia vida. Ella padece Alzheimer y él está convencido de que al final de su larga lectura, ella reaccionará aunque sea brevemente. Pero esta historia es la que vamos a ver. Estos dos protagonistas, ella muy rica, él un simple campesino, se conocerán muy jóvenes y desprovistos de malicia. Se enamoran locamente sin pensar en sus familias y orígenes, que muy pronto caerán sobre ellos.

Una particularidad que ofrece el melodrama es la posibilidad de ver en sus situaciones esos momentos de vida que, más allá de que se dan en un contexto exclusivamente singular (que lógicamente excluye otros), proveen intensidades y tensiones fuera de lo común, aunque esto parezca una paradoja. Es que así como siempre habrá historias de amor, todas ellas serán distintas, y es esta diferencia las que las hace atractivas. Digamos que en esta película estas diferencias abundan y no sólo modelan sino que hacen valioso al filme.

Las vicisitudes por la que atraviesan nuestras criaturas no sólo son las que determinan las distancias sociales, están también sus inseguridades y hasta dónde llegan sus posibles rebeldías. En esa confrontación entre el entorno y su presión y los sentimientos, se desarrolla la vida de Noah y Allie, desde que se enamoran, se separan y se reencuentran, hasta esa vejez que se desploma sobre ellos para encontrarlos nuevamente fieles a su historia.

Finalmente, para que un melodrama sea tal y brille, necesita actores que lo hagan creíble. Y aquí Nick Cassavetes (hijo del inolvidable John), reunió a un elenco memorable, en el que todos brillan. Desde Ryan Gosling y Rachel McAdams, aquél con una bondad transparente y bella, ella con la furia indómita que expresa expresa todo amor adolescente, hasta los maduros James Gardner y Gena Rowlands (madre del director), que los encarnan de ancianos. Pero también pasando por Joan Allen (madre de Allie) y Sam Shepard (padre de Noah), que están magníficos. Por sólo verlos a ellos vale la pena acercarse a este festival lacrimógeno.

"Diario de una pasión"

("The Notebook", Estados Unidos, 2004); Dirección: Nick Cassavetes; guión: Jeremy Leven basado en la novela homónima de Nicholas Sparks; fotografía: Robert Fraisse; música: Aaron Zigman; montaje: Alan Heim; escenografía: Chuck Potter; vestuario: Karyn Wagner; Intérpretes: Ryan Gosling, Rachel McAdams, James Garner, Gena Rowlands, James Marsdsen, Sam Shepard, David Thornton, Joan Allen, Kevin Connolly y Tim Ivey; duración: 124m.; presentada por Distribution Company en Cinemark.

Calificación: Buena.