La Unión Europea abre sus puertas al ingreso de Turquía
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Bruselas. - Los líderes de la UE tomaron una de sus decisiones más trascendentales al abrir la puerta de la adhesión a Turquía, un país musulmán de 70 millones de habitantes cuya renta "per cápita" es hoy apenas el 28 % de la media de la Unión ampliada.
El presidente de turno de la UE, el holandés Jan Peter Balkenende, admitió que tanto Turquía como la Unión han actuado con "valentía" al fijar finalmente una fecha -el 3 de octubre del próximo año- para abrir las negociaciones.
El histórico acuerdo llegó después de un largo pulso entre los veinticinco jefes de Estado o gobierno europeos y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, quien aseguró a la prensa al final de la jornada que se han visto recompensados "41 años de esfuerzos".
Los europeos han impuesto al gobierno del islamista moderado Erdogan muy duras condiciones para que Turquía llegue a ser socio algún día de la Unión.
Ankara deberá reconocer, mediante un subterfugio jurídico, a la República de Chipre; las negociaciones con la UE no podrán terminar antes de 2014; en cualquier momento éstas podrán interrumpirse, si así lo decide el Consejo.
Por si este "vía crucis" previo no fuera suficiente, el acuerdo final establece que, si Turquía llega a ser miembro, se le podrán aplicar derogaciones y cláusulas de salvaguardia que la excluyan de las ayudas financieras más sustanciosas.
Su ingreso en la Unión, por último, deberá ser ratificado en referéndum en países como Francia y Austria, cuyas opiniones públicas al día de hoy son mayoritariamente contrarias a la incorporación del gigante turco.
Pese a todo, como destacó el canciller alemán Gerhard Schroeder, la decisión que importaba era que Turquía pudiera comenzar a negociar.
La historia europea demuestra que lo que empieza siendo una nota a pie de página en un informe de Bruselas -la moneda única, por ejemplo- acaba convirtiéndose en un logro de dimensiones históricas.
La decisión de los líderes sólo fue posible después de que Turquía accediera a reconocer, tácitamente, la existencia de Chipre, cuya parte norte ocupa militarmente desde la invasión de 1974.
Los gobernantes europeos quisieron imponer a Erdogan la rúbrica hoy de un protocolo al acuerdo aduanero de Ankara, de 1963, que implicaba el reconocimiento implícito de la república greco-chipriota.
Al final, se dieron por satisfechos con el compromiso del gobierno turco de que firmará el protocolo antes de la apertura de las negociaciones de adhesión.
Erdogan dejó claro en rueda de prensa que la firma de ese acuerdo aduanero no significa para él de ninguna manera "un reconocimiento" formal del Chipre griego.
El bloqueo por culpa del contencioso chipriota amenaza, pues, con reaparecer muy pronto, si el primer ministro turco no consigue el apoyo parlamentario para la firma del protocolo antes del 3 de octubre.
Para tranquilizar a los más reacios, Balkenende recordó que el inicio de las negociaciones no supone que Turquía acabe siendo miembro de pleno derecho de la UE.
La declaración de la cumbre de Bruselas señala en efecto que la negociación es un "proceso abierto cuyo resultado no puede garantizarse de antemano".
Los líderes europeos mostraron su apoyo general al texto, pero expresaron una vez más sus diferentes puntos de vista en el proceso de adhesión de Turquía.
El canciller alemán, Gerhard Schroeder, resaltó que lo importante era la fecha.
El presidente francés, Jacques Chirac, se consoló argumentando que las negociaciones con la UE, exportadora de valores, terminarán "imponiendo" en Turquía el respeto de los derechos y libertades fundamentales y los principios del buen gobierno.
Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, se felicitó por el inmenso ejemplo que según él la Unión está dando al mundo al demostrar que cristianos y musulmanes pueden compartir un proyecto político y económico común.
En la misma línea, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó el acuerdo de "paso muy importante" para el proyecto de construcción de la UE, que permite, a su juicio, "extender los principios de un modelo de convivencia" basado en los valores de la paz, la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho".
La prensa española se mostró dividida hoy en relación con el desafío que representa la "novia turca", al destacar el largo y tortuoso camino que queda por recorrer antes de su adhesión a la Unión Europea.
Si la UE logra alcanzar un acuerdo, "habrá conseguido exportar su mejor producto, la democracia, y con su boda turca, habrá invalidado la tesis del `choque de civilizaciones'. Si fracasa, la alimentará", indicó el diario El País en un editorial titulado "La novia turca".
Para el rotativo catalán El Periódico, "no era ni justo ni estratégicamente útil que la UE cerrase la puerta con una repuesta que, más o menos, disfrazada equivaliese a un `no porque sois musulmanes, o no porque sois demasiados"'.
En cambio, el diario El Mundo estimó que "el ingreso de Turquía agudizará los problemas de la UE". "La religión no debe ser una objeción a la integración de Turquía, pero sí su historia y su cultura, que no son europeas", resaltó en un editorial.
La Razón destacó el "desafío turco", al estimar que "el ingreso europeo del país de Ataturk debería estar rodeado de las salvaguardas oportunas y de las cautelas precisas, porque el impacto de un socio con los condicionantes demográficos, culturales y políticos de Turquía podría hipotecar el futuro de la Unión". (EFE-AFP)