Agua y ajo
Por Sol Lauría

Ya es tarde para los que hoy se levantaron con el pie izquierdo. Aunque, tal vez, una ruda pueda ser el antídoto que lo aleje de los malos presagios que este descuido puede traer aparejado.

Sí señores, es martes 13 y esto obliga a implementar más recaudos que los que a diario se toman para evitar la mala suerte y ahuyentar los malos espíritus. Por lo tanto, a sacar los búhos del armario, prender velas en la ventana, vestir los santos y esparcir agua bendita por doquier. Todo esto puede llegar a neutralizar los nefastos designios de la fecha.

Hoy, más que nunca, hay que poner en práctica las letras de Serrat: "Cruza los dedos, toca madera. No pases por debajo de la escalera...". El catalán también recomienda evitar el trece, pero como esto hoy ya no es posible, "metete en el bolsillo, envuelta en tu carta astral, una pata de conejo por si se quiebra un espejo o se derrama la sal".

Además, a no olvidarse, hoy no es imposible casarse, embarcarse o de tu casa apartarte. En realidad, respirar es lo único que está permitido, el resultado de dejar de hacerlo sería más trágico que contraer matrimonio y viajar a China.

�Por qué tanto alboroto sólo por una fecha? La culpa de que este día cargue con tanta connotación negativa es responsabilidad, entre otros, de los nórdicos. Una de sus leyendas hablan de 13 espíritus del mal. Claro que comparten la causa con el capítulo 13 del Apocalipsis donde aparece la venida del Anticristo y la Bestia. El Tarot aportó lo suyo: el 13 indica la muerte y, para colmo, en la última Cena de Jesucristo, luego de la cual fue crucificado, los discípulos eran trece. De haber sabido antes que Judas iba a meter la pata, zafaban, ya que quedaban 12.

El martes no se queda atrás en cuanto designaciones semánticas denostables: la mitología griega ve en Marte al dios de la guerra. Esto hizo que el día de símil nombre sea regido por el planeta rojo, que es el de la destrucción, la sangre y la violencia.

Si con todo esto no alcanza para salir corriendo en busca de ajo y otro tipo de amuletos, vale recordar lo que dice la leyenda con respecto a la confusión de lenguas que se produjo en la Torre de Babel: fue un martes 13.

Los nórdicos (celtas, druidas, normandos, vikingos) agregaron más condimentos a la superstición en la era pre cristiana. Los dioses convocaron a 12 divinidades a un banquete en el Valhalla. Se abstuvieron de anoticiarlo a Loki, el espíritu de la pelea y el mal, que de todas formas se unió al festín ascendiendo el número de concurrentes a 13. Obviamente, los presentes quisieron que este maligno personaje se retire, lo que provocó una disputa en la que Balder, el favorito de las deidades, encontró la muerte.

Desde entonces la creencia se extendió por todo Europa hasta nuestros días. Ahora, agua y ajo, a aguantarse e implementar ciertos recaudos: no tener trece invitados en la casa, no cortarse las uñas o el pelo durante ese día y evitar ese número en asientos en los aviones y habitaciones de hoteles, por ejemplo.

Más allá de las malas nuevas, vale traer al juego a Serrat otra vez y recordar que a pesar de los nórdicos, los martes y los 13, casi cotidianos, "hoy puede ser un gran día, planteatelo así, aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti".