Las caras nuevas de "La Luisa"
"Somos un grupo de trabajo"
Gabriel y Alejandro Miretti tomaron las riendas del establecimiento. Junto a sus hermanos trabajan en reforzar y mantener el nivel genético de sus animales, lo que les mereció premios en todas las exposiciones en las que participaron.

-¿Cómo comenzó la historia de la cabaña?

-Mi abuelo Miretti comenzó con la cabaña, y mi madre es Barberis, por lo que tenemos sangre de tambo.

El nombre "La Luisa" viene por la madre de los Barberis, cuando allá por el año 1952 nuestro abuelo comenzó con esta historia. En aquella época el gran sueño era ganar el Gran Campeón Macho en Palermo, y nosotros, muy de chiquitos fuimos aprendiendo a seguir ese sueño.

Más allá de eso, hoy es totalmente distinto. Las vacas también se han transformado en algo muy importante, y el semen importado y los embriones en algo fundamental.

Nuestro objetivo es tener un pool de vacas no muy grande, con muy alto valor genético, ya sea en tipo como en producción, y trabajar por medio de la transferencia embrionaria y la fecundación in vitro, para apostar toda la tecnología a ese grupo de vacas. Nuestra base genética es traída de afuera, por medio de embriones, y en el año 2000 importamos una vaca en pie desde Canadá. También tuvimos que adaptar esa genética a los sistemas de producción de Argentina.

Acá las vacas son alimentadas a pasto, más 8 kg. de balanceado por animal y nada más. No tienen otra dieta que ésa, siendo el nuestro un sistema básicamente pastoril.

Tenemos una cabaña con muy buenas producciones por animal, para que después todos los reproductores y las hijas tengan una base sólida en producción.

El tambo comercial tiene mucha cantidad de vacas y allí se pierde el manejo individual del rodeo. Las vacas tienden a competir más entre ellas y demás. En el tambo la ración es maíz, más un núcleo proteico, a diferencia de la cabaña, en la que reciben un balanceado formulado especial.

En la cabaña caminan menos, la competencia es menor y reciben más cuidados que las otras.

Estamos proyectando llevar el tambo comercial a 350 vacas, si los partos acompañan tal como tenemos previsto, pero se hace difícil mantener en el comercial los promedios de la cabaña.

-¿Cuáles fueron las primeras decisiones que tomaron?-Nosotros arrancamos con una base genética sólida, para eso tratamos de incorporar lo mejor, aunque cueste caro. Siempre quisimos las hijas de las mejores vacas del país, después empezamos a traer embriones de Canadá y EEUU, fuimos hábiles en el inicio.En 1994 nació la primera cría. Nos faltaba todo, no sólo tamaño sino genética, y tuvimos que ponernos al día. Teníamos vacas con 10 años de atraso genético.Nuestro padre nos apoyó y decidimos apostar todo a esto. Hoy los éxitos garantizan que tomamos la decisión correcta. Fue una jugada fuerte a largo plazo porque hasta el 2001 no vimos ningún beneficio.Cuando trajimos la vaca, saltó el problema de la aftosa en la Argentina. La trajimos para hacer conocida la Cabaña en las exposiciones y para formar familia. Por este problema nunca pudo mostrarse y recién en el 2002 pudo parir con un problema grave en el parto. Recién ahora tenemos una hija de esa vaca. Hoy la tenemos haciendo fertilización in vitro. -Sin embargo, les ha ido bien en las exposiciones...-El año pasado en la Fiesta Nacional del Holando, de 7 categorías de vacas jóvenes, ganamos en 6. Hace 2 años consecutivos que ganamos el Gran Campeonato Hembra Junior en Palermo con distintos animales. Hace 2 años que la Gran Campeona Junior de Palermo es de La Luisa y son dos animales distintos, lo que nos llena de orgullo. Recién ahora estamos viendo los frutos de aquella inversión. Es todo un proceso en el que no hay que desesperarse, porque lleva sus tiempos.Estamos contentos por el remate que venimos haciendo a fin de año, en el que vendimos 12 terneras, y la gente que adquirió nuestra genética este año ya puede mostrar vacas jóvenes. Eso nos entusiasma, porque es importante que a ellos también les vaya bien. Hoy nos toca competir con cabañas que hace 40 años que están en esto, por lo que se hace muy difícil. Desde 1999 que venimos logrando premios importantes y eso nos gratifica. -¿Cómo se renueva ese entusiasmo de manera cotidiana?-Siempre nos gusta presentar buenos animales en las exposiciones. Nos gusta participar y ganar, y vamos a trabajar para seguir teniendo siempre lo mejor, incorporando la mejor genética del mundo, siendo competitivos, y dándole la tranquilidad a nuestro cliente sobre la solidez y base genética de trayectoria, porque si a ellos les va bien a nosotros también.Valoramos la experiencia de los grandes, y tenemos una gran amistad con Horacio Larrea, quien es un referente a nivel mundial en el tema del Holando. El forma parte del grupo que trabaja aquí. Seguramente lo entusiasma nuestra pasión por las vacas, porque nuestra metodología de trabajo implica un compromiso permanente con cada animal y cada vez que puede nos da una mano.Nos complementamos bien. Antes dependíamos de gente que era especialista en determinada actividad. Ahora estamos desarrollando esas actividades nosotros mismos, de acuerdo con nuestras especialidades y gustos, por lo que nos complementamos bien. Detrás de esto hay un grupo de trabajo que está todos los días con las vacas. Es un compromiso sacrificado pero gratificante.