Voces de barrio: Guadalupe Este
De quintas y huertas... a un forjado Guadalupe
Las voces de la gente mayor permiten describir un antes y un después en Guadalupe Este. En la década del '50, puertas y ventanas abiertas caracterizaban al barrio, pero en la actualidad las rejas remplazaron el tradicional dicho `entre a mi pago sin golpear'.

"Hace 76 años que vivo en Guadalupe y tengo 82. Vine de muy chiquito a este barrio y la verdad es que en aquel entonces era completamente diferente a lo que es ahora. Me acuerdo que estaba todo descampado y el asfalto sólo llegaba hasta la plaza que está pasando la Basílica", manifestó el único hombre presente entre un grupo de vecinas.

"Por suerte, después de un tiempo se prolongó hasta la playa de la Costanera y tuvimos el pavimento en el barrio", agregó.

Según cuentan los vecinos más antiguos del lugar, las mejoras en Guadalupe fueron llegando a medida que `la villa' se fue extendiendo y cambiando su fisonomía poblada de quintas. Primero se puso el agua corriente, después el asfalto y más tarde el sistema de cloacas y el gas.

Por supuesto, la línea 4 del tranvía hacía su recorrido por allí y permitía que los vecinos estuvieran conectados con el resto de la ciudad.

Josefa, por su parte, también guarda -al igual que el resto de sus vecinos y amigos- imborrables y lindos recuerdos de su barrio. Tiene 85 años y vive en Guadalupe desde 1952 y, según cuenta, esos recuerdos simbolizan la época de su juventud y de cuando se reunían entre amigos a compartir las típicas tardes del Guadalupe de entonces.

"Siempre nos juntábamos a la noche a jugar a las cartas y cada uno se volvía muy tarde a su casa, porque nos quedábamos hasta altas horas de la noche jugando", recordó Josefa.

Por otro lado, una serie de mitos ya giraban alrededor de la Plaza del Folclore -ubicada frente a la Basílica- y daban que hablar a los vecinos de la época. Según se decía, aunque no pueden certificarlo, antes de que el barrio comenzara a crecer, allí estaba ubicado un cementerio.

En la actualidad, el barrio es muy distinto al que permanece en el recuerdo de los vecinos más antiguos. Al parecer, antes era tranquilo y uno podía sentarse en la vereda a tomar un descanso sin ningún tipo de preocupación; inclusive era usual dormir con la puerta abierta. Sin embargo, el panorama cambió completamente y ahora deben vivir enrejados.

De cualquier manera, la vida en Guadalupe, su gente, los recuerdos y todo lo que el barrio significa, hace imposible que los vecinos se imaginen viviendo en otro lugar.

Necesidades

Respecto de los servicios, los vecinos hicieron hincapié en que "hace tiempo que los funcionarios se olvidaron de Guadalupe Este" ya que no reciben ningún tipo de mejoras desde hace 20 años. De cualquier manera, la mayor preocupación radica en la escasa iluminación que hay en las calles y que influye en el incremento de la inseguridad y de los hechos delictivos.

Vivir con miedo

La seguridad en Guadalupe Este, según comentaron los vecinos, está muy complicada y ya no pueden, como ocurría años atrás, caminar tranquilos y libres por las calles del barrio debido a que los robos y asaltos se convirtieron en una constante de todos los días.

La inseguridad de la zona en la que habitan es la que les hace pensar que se encuentran en un lugar totalmente desprotegido en materia de seguridad y eso los alarma.

"Esto es tierra de nadie dado que la ex traza de Vialidad Nacional se comunica con tres asentamientos que tenemos cerca del barrio; al Norte uno, al Noroeste el otro, y al Noreste el último. Muchos creen que solamente tenemos el de Playa Norte, que es donde está la mayoría de los delincuentes, pero tenemos otros dos que también nos preocupan muchísimo", manifestó un vecino de la zona.

Es que sí, el pedido por la seguridad es recurrente en muchos barrios de la ciudad; y en el caso de Guadalupe Este, los mismos vecinos fueron los que decidieron movilizarse y firmar un petitorio -que hicieron extensivo a todos los vecinos de la ciudad- en pedido de mayor seguridad.

"Queremos que en el barrio haya un destacamento policial con oficiales de Gendarmería y efectivos de la Policía de la Provincia porque son los únicos a los que los delincuentes de la zona le tienen medianamente respeto. La jurisdicción de la comisaría del barrio es muy amplia y no llega a cubrir las demandas que tiene", sostuvo otra vecina.

"Nos sentimos excluidos de la ciudad y reclamamos nuestros derechos; por eso es que exigimos que se gobierne con la Constitución en la mano y que se nos garantice la seguridad física y patrimonial que nos corresponde", agregó.

Por otro lado, en el momento que Voces estaba recorriendo la zona norte del barrio -donde se ubica uno de los tres asentamientos que mencionaron los vecinos-, un amplio despliegue de entrenamiento de efectivos policiales estaba siendo llevado a cabo por las fuerzas especiales de la policía y las GOE. Consultada por El Litoral, la autoridad policíaca presente informó que desde que se instaló un destacamento en Playa Norte el índice delictivo bajó.

Según afirmo la autoridad, los patrullajes y la presencia policial, en el límite del barrio residencial con la villa de emergencia, es permanente y permitió que el accionar de una conocida familia de malvivientes que habita allí haya disminuido.

Por último -y más allá de los patrullajes de los que hace referencia la policía-, en Guadalupe Este, una característica es común entre los vecinos del barrio: viven enrejados y después de las 18.00 ya nadie sale de su casa. El motivo, según manifestaron los lugareños, se vive con miedo debido a que los ladrones coparon la zona.