El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Capital Federal y Gran Buenos Aires registró en febrero una suba del 0,4 por ciento, y así se constituyó en la menor suba de la inflación desde octubre pasado. Sin embargo los precios mayoristas subieron durante el mes pasado el 1,4 por ciento y el costo de la construcción un 1,0 por ciento.
Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) revelan sin embargo que el rubro alimentos y bebidas, en el que el Gobierno puso mayor atención al firmar acuerdos de precios con las empresas, fue el que más subió, con un uno por ciento.
En ese segmento, las subas más fuertes estuvieron en naranjas, con 21,3 por ciento, y el tomate redondo con un avance del 21,8 por ciento. También en atención médica y gastos de la salud se verificó una fuerte suba de los precios del 1 por ciento, donde influyeron incrementos en la cuotas de los servicios de medicina prepaga.
Desde noviembre, el Ministerio de Economía procura cerrar acuerdos de un año con empresas y supermercados para mantener los precios, para lo cual ya logró conformar una canasta de 351 productos. No obstante, fueron los artículos de este segmento, sensibles a los sectores más pobres, los que en febrero no parecieron desalentar la tendencia a la suba.
Igualmente, el IPC de febrero resultó ser el menor desde octubre de 2005, cuando había avanzado el 0,8 por ciento y solamente comparable con agosto de ese año con un 0,4 por ciento.
También representó un fuerte freno respecto del avance del 1,3 por ciento que se verificó en enero, con lo que pasó a acumular en el primer bimestre una inflación del 1,7 por ciento.
Otros rubros con subas son: Vivienda y Servicios Básicos, 0,4; Equipamiento y Mantenimiento del Hogar, 0,8; Transporte y Comunicación, 0,3; Educación 0,3 y Otros Bienes y Servicios, 0,4 por ciento.
Por el contrario, se registró deflación en Indumentaria del 2,1 por ciento y en Esparcimiento del 1 por ciento. La ropa y la vestimenta es el único caso de los artículos que releva el Indec que en el primer bimestre acumula caída de precios, del 4,4 por ciento.
Las nuevas cifras oficiales confirman las diferencias que existen en la materia entre lo que tradicionalmente el Indec toma como dato oficial de la inflación, que en realidad sólo mide el área metropolitana capitalina, y el interior.
Así, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que fija el umbral por debajo del cual se cae en la línea de indigencia, aumentó el 1,1 por ciento en el Gran Buenos Aires en febrero, y se ubicó en 393,02 pesos para un matrimonio con dos hijos de ocho y seis años.
En cambio, aun sin contabilizar la inflación de febrero, la canasta básica santafesina suma 447,92 pesos. Cabe recordar que la filial local de Adelco viene advirtiendo que el índice de inflación nacional del Indec registró desde octubre último y hasta enero un acumulado de 4,3 %, mientras que en la provincia el indicador sumó 5,5 %.
Resta saber aún cuáles serán los índices oficiales de la inflación de febrero en todo el país, más allá de los que anticipó el Indec y que refieren al 0,4 % en capital y gran Buenos Aires.
Indigentes
Una familia constituida por un padre y una madre con dos hijos necesitó en febrero en capital y gran Buenos Aires (donde se concentra el mayor poder adquisitivo del país) $ 393,02 para no caer en la indigencia. El dato implica un incremento del 1,1 por ciento con relación a la marca de enero, y casi triplica al índice de inflación general, que bajó en realidad por el retroceso de precios como el de turismo, que no afecta la vida cotidiana de quienes no pueden pagarse vacaciones. La fuerte suba de la línea de indigencia se vincula a las mayores subas registradas entre productos alimenticios y de bebidas. En Santa Fe, hasta donde las políticas de precios concertados del gobierno de Kirchner no llega, y sin contabilizar los datos de inflación de febrero, la canasta básica alimentaria es más cara: 447,92 pesos.
De la redacción de El Litoral