Tierras lejanas, fútbol y los sabores del recuerdo
Una mirada diferente sobre Alemania 2006. Desde la intimidad del hogar y desde el refugio de la memoria, una argentina descendiente de alemanes, nos sumerge en las ciudades donde se jugará el mundial. Un viaje para seguir cada semana desde estas páginas. textos de Laura Aprozov (*)

Decidida a no sentirme fuera de este Mundial que acaba de comenzar, y mostrando enorme interés por estar actualizada, me acerqué a mi marido y le pregunté: -José, ¿cómo sigue la cosa si Argentina le gana hoy a Costa de Marfil en Hamburgo? Mi marido, ceremoniosamente cerró su diario y mirándome como un profesor dispuesto a dar cátedra de fútbol para principiantes Nivel 1, me respondió con su característica calma: -La cosa es así... y comenzó: Que esto, que aquello, que el grupo C, que si Holanda, que si no, que patatín, que patero... La verdad sea dicha: no le entendí nada (les pido un favor muy personal, no se lo digan nunca a José, porque si no jamás volverá a explicarme nada y yo aún tengo muchísimas preguntas para hacerle).

Al fin y al cabo, qué importa si no comprendo nada de lo que los muchachos hacen con la pelota en el campo de juego, si mi interés por el mundial de fútbol es que ellos llevan nuestros colores, celeste y blanco, pegaditos a la piel, como yo los llevo pegaditos al corazón.

Pero, además, para mí, este Campeonato es diferente de todos los anteriores. Es el que se juega en la tierra de mis abuelos. Esa Alemania tan presente en mi infancia, esa Alemania que solía llevarme de la mano a pasear por paisajes de bosques y aromas llenos de historia y tradición. (¿Por qué será que los recuerdos que están impregnados en el alma siempre tienen perfumes y sabores? Como aquel recuerdo de cuando regresaba de la escuela y al abrir la puerta de casa, me recibía el olorcito a la comida casera de mamá).

Volviendo a la extendida respuesta de mi marido, lo que finalmente pude rescatar es que jugaremos, y adviértase querido lector que NO lo escribo en potencial sino que lo doy como un hecho: jugaremos el 16 de junio frente a Serbia y Montenegro en la ciudad alemana de Gelsenkirchen.

Una ciudad apacible

Comencé entonces a evocar recuerdos que guardo de esa ciudad apacible y cálida, de casas bajas con pequeños jardines, que convirtió los gigantes de la industria, a sus viejas fábricas -que la modernidad acabó por destruir- en centros culturales, museos y galerías de arte llenos de historia.

Me invadió, entonces, el olor a bife de chorizo con papa a las brasas que comimos en "Los Ponchos", restaurante argentino, propiedad de una familia yugoeslava que vende nuestra mejor carne, preparada por un parrillero hindú, con carbón de quebracho colorado santiagueño y acompañada por vinos mendocinos, mientras escuchábamos viejas grabaciones de Los Chalchaleros. Ya ven, eso es Alemania, la Alemania de hoy... naciones, razas, religiones, sabores y costumbres diferentes que se entremezclan y conviven bajo el cielo plomizo alemán.

Sin embargo, comer un bife argentino con una papa o ensalada en un "Steakhaus", es decir en un restaurante tipo parrilla de tres tenedores, cuesta de 20 a 28 euros, según el grosor del churrasco, más otros 22 euros por una botella de Cabernet Sauvignon o Malbec de los más económicos. Me parece que salir a comer lo nuestro y pagar alrededor de 80 euros (traducido en pesos sería algo así como 320 pesos) sólo para dos personas, es muchísimo dinero si pensamos que la gastronomía alemana de la región de Westfalia del Norte ofrece delikatessen (delicias) dignas de ser probadas y por las que pagaremos casi la mitad. Podemos encontrar desde platos muy elaborados, típicos de la región como carne de cerdo cocida con Sauerkraut (o chucrut), aromatizada con clavo de olor y granos de kümmel y acompañada de Bratkartoffeln, papas en rodajas hechas en la sartén con cebolla frita y panceta. O bien podemos decidirnos por simples y ricas comidas al paso.

Personalmente, cuando estoy por allá no dejo de comer una riquísima bomba de colesterol, pero como suelen decir los alemanes: "hacerlo una sola vez, es como no haberlo hecho..." (ein mal ist kein mal). Me refiero a la típica Currywurst mit Pommes, para decirlo en criollo "salchicha con papas fritas". Por la que no pagaremos más de 5,50 euros. Se trata de la salchicha blanca y larga, que se cocina en una plancha bien aceitada y una vez cortada en trocitos se baña con una salsa caliente de ketchup espolvoreada con mucho Curry en polvo. Se acompaña de papas fritas con mayonesa. Para bajar semejante festín de calorías y grasas nada mejor que una Koelsch, una cerveza clara y suave que se toma en la región de Westfalia del Norte desde hace ya cien años y que tiene su origen en la ciudad de Colonia (que costará 1,90 euros).

Un postre fácil y calentito...

Aún no decidí el menú que prepararé en casa para el ver el partido del 16 de junio y así darle a nuestra argentinidad algo de sabor europeo, pero sé que lo terminaré con un postre delicado, barato y muy fácil de preparar, mezclando algo tibio y algo frío a la vez. Un placer al paladar.

¿Qué les parece la receta de mi abuela Marta (mi Oma)?

Una tibia Apfelkompott mit Vanille Eis (compota tibia de manzanas con helado de vainilla)

Se colocan en una cacerolita con tapa, dos manzanas verdes y dos manzanas dulces. Se le agrega aproximadamente media taza de agua, azúcar a gusto, unas ramitas de canela y abundante ralladura de limón previamente lavado. Se coloca a fuego suave con la olla bien tapada. En cuanto las manzanas comienzan a ablandarse se apaga el fuego y se deja con la tapa puesta por unos minutitos más para que entibie y culmine la cocción. Mientras tanto, vamos sirviendo en platos de postre, una bocha de helado de vainilla. Agregamos la compota y rociamos todo con algo de su propio jugo. Espolvoreamos bien con canela y decoramos con hojitas de menta...

A la compota se le puede agregar, a gusto personal, pasas de uvas previamente hidratadas en vino dulce o cognac...y almendras fileteadas.

Amigos, sólo me queda decirles: guten apettit!!! Buen provecho... y hasta la semana que viene... auf Wiedersehen!!!

(*) fue durante 11 años periodista y traductora de DWtv (Radio y Televisión Nacional Alemana).