ACTUALIDAD / PSICOLOGÍA
Cuando la palabra es remedio
Escritoterapia. Los relatos terapéuticos, que consisten en trasladar al papel las experiencias más traumáticas e íntimas que se han vivido, ayudan a recuperarse de las amarguras, renacer y evolucionar. Aunque al principio puede ser doloroso, es un ejercicio muy liberador.

Haga la prueba: tome en sus manos un cuaderno o libreta de apuntes y escriba en sus páginas, como si se tratase de un cuento o relato literario, algún episodio que esté experimentando o haya vivido recientemente y que le produzca un notorio malestar con usted mismo o los demás.

Notará de inmediato una mejoría y alivio palpables que, a medio plazo, van aumentando su paz interior y nivel de conciencia y, con el paso del tiempo, mejoran sus niveles de independencia personal y la alegría de vivir.

Ese es el poder de la escritoterapia, una novedosa forma de autoayuda psicológica que hace más fácil "digerir", aceptar y dar otro sentido, a las situaciones traumáticas vividas.

Convivir en silencio con las experiencias personales traumáticas enferma la mente y las emociones. Si en lugar de confrontar un conflicto se lo silencia o inhibe, este problema "escondido" termina por aflorar en forma de autocastigo, parálisis, malestar y otros modos de comportamiento neurótico.

El silencio enferma, la palabra cura

Escribir sobre los traumas alivia y libera. La palabra escrita no sólo es una válvula de escape, sino una forma de confrontación con la realidad: los relatos terapéuticos le dan un nuevo contexto y significado a los hechos que hacen sufrir.

Si la palabra hablada ayuda a arrastrar los males fuera del cuerpo, como si fuera el polvo que elimina un deshollinador, la palabra escrita es menos difusa, ayuda a consolidar y dar forma a lo que sale a la luz, y es un instrumento capaz de revelar zonas del psiquismo que no surgen al verbalizar.

Escribir contribuye a organizarse, es más fácil leer un pensamiento en el papel que leerlo en la cabeza, es una especie de cable a tierra. Además, conservar los escritos y releerlos tiempo después, permite introducir la historicidad en el proceso terapéutico, con el valor adicional de habilitar otra plataforma de observación.

"El cuento terapéutico permite conectarnos con lo más íntimo de uno mismo y puede transformarse en un instrumento reparador, cuando se trata de expresar situaciones que dejaron una huella traumática", señala la experta Mónica Bruder, autora del libro "El cuento y los afectos".

Según la especialista, "el cuento terapéutico es una oportunidad de recrear una situación dolorosa y resolverla positivamente para recuperar el bienestar. Si esta resolución es tomada como una oportunidad que permite construir un final feliz o positivo, facilita la resolución simbólica de la situación traumática".

Reglas

Escritura reflexiva

Póngase en marcha.

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Escriba media hora diaria, durante al menos cuatro días de la semana, y no interrumpa este momento. El primer paso suele ser el más difícil, pero una vez que se ha dado y se acumulan páginas, llega el entusiasmo.

Recree una historia.

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El relato debe basarse en su experiencia personal, recuerdos, preocupaciones, conflictos, problemas, sueños. Es decir: su mundo interior. Láncese sin temor.

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Entréguese a la historia que vaya creando, escribiendo más desde el corazón y las emociones, que desde la mente racional. Recurra a la imaginación.

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Cuando vaya ganando práctica y experiencia, puede utilizar metáforas, símbolos, personajes y escenarios míticos, que pueden representar a los que existen en la realidad. Disfrute de su creatividad. Lea para entrenarse.

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Existen infinidad de libros de cuentos y relatos breves, con los cuales puede enriquecer su mundo creativo.