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Florencia Arri
Anoche, la cancha de fútbol del Centro de Educación Física N° 29 se convirtió en la pista de baile en la que los santafesinos bailaron chacareras, zambas, gatos, carnavales y más. Es que, desde las 21.30 y hasta pasadas las cinco de la mañana, más de dos mil personas disfrutaron de la tercera velada del Festival del Agua y el Canto, en su 13° edición. Para el primer acorde, un arco iris de sillones circundaba las tablas del Juan Arancio. Porque, como es tradición en este festival folclórico, familias enteras acercaron sus asientos -algunos, hasta incluyeron mesitas y conservadoras-, para disfrutar de la fiesta hasta la madrugada.
Desde el primero al último, el escenario presentó artistas de excelente calidad musical y alta jerarquía, que no mendigaron aplausos y se ganaron ovaciones. Es que todos, sin excepción, lograron una reacción en el público: quien no cantó, se aventuró a la pista, y aun los más tímidos hicieron un vaivén sobre sus sillas. Para María -que arrojó el mate con la primera chacarera, minutos después de comenzarlo-, la explicación fue simple: "íCómo no bailarla!".>
La emoción llegó con la apertura: el Himno Nacional, en las voces de los chicos que integran el Coro de flautas y voces Com Caia. La piel se erizó, y no por frío, cuando el director explicó su emoción: "Somos un pueblo aborigen cantando el Himno Nacional y haciéndolo cantar a todo un pueblo". El repertorio se completó con "Cinco siglos igual" y algunos temas en guaraní. Le siguieron cinco gauchos locales, alumnos de los talleres de baile de la casa, que demostraron sus habilidades en zapateo y dejaron boquiabierto a más de uno.>
El Grupo Identidad llegó desde Laguna Paiva y subió al escenario sin demasiados preámbulos. Para quienes desconocían la formación familiar de Ernesto Ocampo (que integra a sus hijos Sebastián, Valentín, Manuel y Agustín, de entre 6 y 13 años), el espectáculo combinó sorpresa y ternura. A pesar de su corta edad, los chicos manejan varios instrumentos a la perfección. Su chacarera instrumental fue la que improvisó la pista que se mantuvo a lo largo de la noche y, cuando el público pensó que lo había visto todo, el pequeño Agustín -de seis años- demostró que lo suyo es el folclore y se animó a un zapateo. La gente premió la destreza con ovaciones de pie y hasta pidió bises.
A este grupo le siguió otro de jóvenes talentos que, como su nombre lo indica, reúne Nueva Sangre folclórica con futuro prominente. La agrupación, oriunda de Monte Vera, se presentó en la peña La Familiera del CEF y demostró que está lista para los grandes escenarios. Tocó carnavalitos y chacareras, y asombró a todos con una animada versión de "Pájaro campana" a tres guitarras. La gente respondió con aplausos y pidió "unita más".>
La llegada de Gloria Díaz fue un respiro que los bailarines necesitaban. Su voz chamamecera cantó y recitó algunos clásicos que se mezclaron con saludos y agradecimientos para viejos amigos del barrio en que supo vivir. Gloria se animó al primer sapucay de la noche y homenajeó al padre Julián Zini con "Compadre, qué tiene el vino".
Díaz dio paso a la Asociación de Arte Folclórica La 7 de Abril, que presentó a más de veinte bailarines de folclore estilizado.>
Para cuando Néstor Vallejos y su Grupo se hicieron presentes en el escenario, el reloj marcaba la una de la mañana. Tino Canal lo presentó como "un docente de la música que forma artistas, un amigo desde hace más de 26 años". Néstor y sus alumnos, habitués de los escenarios folclóricos de la zona, demostraron que los elogios no les quedan grandes y se movieron con soltura por distintos estilos. Tocaron rock, chacarera, vals y hasta un tango de Piazzolla.>
Peteco Carabajal llegó una hora antes de su espectáculo. Pasadas las dos de la mañana, la gente lo recibió sobre las tablas con aplausos, de pie. La pista renovó sus bailarines y, aun quienes se acurrucaban por el frío, saltaron a bailar sus chacareras. Allí la fiesta se trasladó a los pies del escenario, donde más de treinta parejas bailaron al ritmo de Peteco y su violín. Tras tocar tres chacareras, Peteco agradeció "la presencia, el silencio y los aplausos" y comenzó un idilio con la gente que duró más de una hora. Su expresión máxima logró algunas lágrimas, al cantarles a los padres de familia y entonar "Las manos de mi madre" junto al público.
La fiesta incluyó estrenos y la presentación al público del primer CD de su hijo Demi, del que sonaron "El pecado" y "Gato negro". El cierre llegó con una costumbre: tres chacareras al hilo con voces del público sobre el escenario. A los cantantes improvisados se sumó un artista invitado: el pequeño Valentín Ocampo, quien, a sus diez años, subió con su violín y se dio el gusto de tocar junto a Peteco.>
Este grupo de segunda y tercera generación Carabajal, se fue tras dos bises, y frente a un público insaciable que, con ovaciones y de pie, seguía pidiéndole más. El cierre de esta tercera noche de fiesta estuvo en la entrañable guitarra de "Monchito" Merlo, quien continuó la fiesta chamamecera hasta que la mañana despuntó sus primeros rayos.>
El broche
Los amantes del buen folclore podrán continuar la fiesta hoy, desde las 20.30, en el CEF, ubicado en Av. Galicia y Las Heras. El cierre del Festival será con Urbana Trío, La Jibata, la Academia Defensores de la Tradición, Daniel Altamirano, Mariel Trimaglio y el Dúo Coplanacu. La entrada única vale $ 8, y los menores de 12 años tienen acceso gratuito.