Llegan cartas

Mucha vergüenza

Señores directores: He concurrido al concierto realizado el viernes 11 del corriente en nuestro Teatro Municipal 1° de Mayo, con el pianista invitado cubano Luis Lugo. La velada se inició amistosamente, pues el concertista ha adoptado la modalidad de explicar al público la historia de la música que va a interpretar: lugar de origen, transformación en el tiempo, región cubana que representa, todo ello teñido de mucha pasión que luego volcaba en el teclado. Con maestría y gratificando los oídos de quienes amamos la música... y con gran indignación al percibir un chirrido espantoso del pedal del piano. Un ruidito molesto que acompañó absolutamente todo el concierto, pues el uso del pedal es tan necesario como el uso de las teclas del piano.

Sentí primero ganas de correr al escenario para tratar de resolver el problema, luego compasión por el pianista que seguramente debió reforzar su concentración para no errar en la interpretación que sólo leía en su mente, pues no había partituras y también -y sobre todo- mucha vergüenza por quienes tienen la responsabilidad de mantener en condiciones el pobre piano.>

Porque la primera lectura es: no sólo no les ha interesado el piano, tampoco han respetado los oídos de los que fuimos al concierto -para lo cual abonamos entrada- y menos aún respetan a aquellos artistas a quienes se invita a concurrir a un teatro restaurado a nuevo a interpretar en instrumentos totalmente descuidados.>

Mi vergüenza se incrementó cuando al salir de la sala y a modo de quienes olvidan la escoba detrás de la puerta, habían dejado una mesa vieja y desvencijada al lado de la puerta de ingreso, del lado de adentro, claro.>

Lamentable... merecemos que nos traten mejor.>

Gladis Novoa - DNI. 10.065.329>

Reconocimiento

Señores directores: Existen, como en todas las profesiones y oficios, los muy buenos, los buenos, los malos y los regulares.

En este caso, no sólo es excelente su capacidad académica como médico ginecólogo y cirujano. Lo que más rescato y deseo resaltar es la delicadeza, la ternura, la preocupación, paciencia y didáctica del doctor Miguel Carusotto.>

Yo, como muchos de mis familiares y amigos, hemos sido atendidos y/o intervenidos quirúrgicamente en tantas ocasiones y tantas especialidades. Algunos profesionales, muy responsables, muy cordiales, comprensivos, pero la calidad humana del Dr. Carusotto, tan pendiente de Florencia Rojas Molina antes, durante y después de la operación, fue admirable.>

En este momento de mochilas tan cargadas con elementos negativos que impulsan a ser individualistas, descorteses, impacientes, fríos, el Dr. Carusotto escapa a esa realidad, conteniendo al paciente y a su entorno. Siempre con su sonrisa y buen humor.>

Y como en la vida debemos ser agradecidos, por este medio, expreso mi reconocimiento en mi nombre y en el de Florencia.>

Idilia Vouillóz - DNI: 6.462.184. Ciudad.>