Un problema que se acentúa en la zona litoral
Clima húmedo, problemas en casa
¿Cómo impacta la humedad ambiente en la durabilidad de las construcciones? ¿Qué estrategias y materiales pueden aplicarse para retardar ese deterioro? Hay un proyecto desarrollado por el Cecovi (UTN). El aporte de la Arquitectura Bioclimática, a través de un profesional de la UNL.

Por Nancy Balza

A todos los inconvenientes que genera la sucesión de días muy húmedos, típicos de regiones litoraleñas e interfluviales como Santa Fe, se suma un problema más: la duración de las construcciones. Revoques que se caen, paredes que se manchan, globos que redecoran paredes, hongos. En el ánimo de los moradores, la cuestión se vive, a menos que se tenga una voluntad de hierro y una paciencia a prueba de higrómetros, como una lucha desigual.

El problema no es exclusivo de una familia, un barrio o una ciudad, sino común a zonas que se desarrollan en un ámbito similar. Por esa razón es que existen materiales y métodos que retardan o mejoran los efectos del medio ambiente sobre las construcciones -no se analizan en este caso problemas estructurales o de cimientos- y tecnologías en desarrollo para optimizar el resultado de lo que ya existe.

Cuando sube el termómetro

El Arq. Jorge Citroni es director del Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (Cecovi) de la Universidad Tecnológica Nacional, regional Santa Fe, y admite que en los lugares donde hay humedad ambiente alta las construcciones se deterioran más rápidamente que en zonas más secas. "Esto es porque la humedad se deposita en muros, paredes, cielorrasos y pisos que, en general, están más fríos que el ambiente", graficó.

Cuando se habla del clima, la humedad ambiente refiere a la capacidad de transportar humedad que tiene el aire de acuerdo con la temperatura. El aire a 15° puede portar determinada cantidad de humedad ambiental, sin que caiga. Cuanto más alta es la temperatura, más capacidad tiene el aire de portar humedad. Esa humedad relativa toca la pared, que está varios grados por debajo de la temperatura ambiente, o toca el aire cerca de ese muro. Si la temperatura es de 30° podrá transportar más humedad, pero cuando choca con 20°, esa humedad aumenta y "tiene que soltarla en algún lado: en el azulejo, el piso, en el muro". Por eso, en días de humedad los pisos están mojados.

La humedad afecta prácticamente a todos los materiales de construcción, a los plásticos en general no, tampoco al aluminio, pero sí al hormigón, morteros, ladrillos, aceros, yesos y maderas. "A cada material lo afecta a su manera: la madera se pudre más rápidamente, los hierros se corroen y eso hace que se vayan deteriorando, el revoque húmedo se desgrana", describió -a grandes rasgos- el arquitecto.

En Santa Fe, todo se acentúa: "Es uno de los lugares con más alta temperatura del país y en consecuencia la capacidad del aire de portar humedad es mayor que en otros lados".

La humedad no sólo deteriora sino que hace que los materiales sean más pesados, y además disminuye su capacidad de aislación térmica, "lo cual obliga a más gasto en acondicionar o calefaccionar el ambiente".

En el rubro pinturas, hay un desarrollo en los últimos años con materiales de muy buena calidad que evitan que la humedad entre en contacto con la pared. Pero hay un inconveniente: a veces la pared tiene humedad interna y en un día más seco, esa humedad trata de salir al exterior. Se forman los típicos globos. Además, una grieta, un rayón, una fisura en la pintura forman un punto de entrada para la humedad, cuando ésta vuelve a ser elevada.

Otro recurso es el revoque impermeable, que generalmente se hace en la pared exterior de la vivienda.

Paredes con más aislación

Con paredes que habitualmente no superan los 15 cm. de espesor, "por costumbre, por apropiación del tema o por costos", la aislación puede no resultar suficiente. Las alternativas que se presentan pasan por aumentar el ancho u ocupar un material de mayor capacidad de aislación térmica. "Por eso en nuestra zona se usa doble pared de 15 con cámara de aire adentro, o pared de 30 que también permite aislar".

Desde el Cecovi se desarrolló un proyecto para mejorar el ladrillo común y lograr una mayor aislación. ¿Cómo? "El ladrillo tiene una densidad de 1.800 kg por m3. Tratamos de bajar la densidad del ladrillo a 1.200 para hacer que sea más liviano y procure una mejor aislación térmica". Citroni avanza un poco más y explica: "Hay un paralelismo entre densidad del material y aislación térmica; el telgopor es aislante térmico porque es muy liviano. Un hormigón no tiene capacidad de aislación térmica".

Con el ladrillo, al incorporar elementos que desaparecen en la quema y no afectan el rendimiento estructural, lo que se logra es una pared de 15, con un material 30 % más liviano y que tiene el efecto de un muro de 20.

Una clave: el punto de rocío

"En Santa Fe la mayoría de las construcciones son de paredes de ladrillos comunes de 15 cm. No tienen la suficiente aislación térmica como para que no se produzca el punto de rocío dentro de la pared", explica el Arq. Jorge Citroni, del Cecovi. ¿Qué es el punto de rocío? Explicado en simples palabras, el proceso es éste: supongamos que es invierno, afuera hay 1° y adentro 25° por efectos de la calefacción. La capacidad de portación de humedad del aire del interior de la vivienda es alta, y si el muro no tiene una barrera de vapor (capa impermeable, sea pintura o revoque) o está del lado externo, como normalmente se acostumbra a hacer, el aire caliente va penetrando en la pared por los poros. Esa pared que tiene 1° afuera y 25° adentro se va enfriando a medida que nos acercamos a su cara exterior y también el aire que penetró.

Luego, en el punto en que la pared está, por ejemplo, a 5° el agua que tiene el aire y podía tolerar o portar a 25°, lo desprende en el interior de la pared. Es lo que se llama "punto de rocío" y es el punto exacto donde la humedad ambiente se condensa. No es siempre el mismo, ya que depende de una serie de factores como la humedad relativa ambiente, la diferencia de temperaturas, la aislación térmica del paramento, la porosidad del material, etc.

Si el muro está impermeabilizado interiormente, ese aire no lo penetra pero deposita la humedad remanente, como producto de su enfriamiento, en la cara interior de la pared. Es el fenómeno que vemos, como ejemplo más evidente, en un baño revestido en azulejos cuando está abierta la ducha. Por otra parte si el muro se impermeabiliza por fuera, el aire húmedo, como explicamos, se condensa en el interior de la pared y produce manchas de humedad en cualquier parte y sin una razón aparente, pero siempre provocando serias patologías en paredes, revoques y pinturas, lo que es motivo de dudas y consultas habituales a los profesionales de la construcción.