Política educativa
La controvertida relación entre educación y trabajo
La formación técnica y en oficios fue despreciada en la década de los 90. La fuerte deserción en el nivel medio renueva el debate sobre la necesidad de formar para el trabajo. Foto: Archivo El Litoral

El crecimiento constante de la deserción escolar en el nivel medio reedita la discusión sobre la necesidad de vincular la educación formal con el mundo productivo. Voces a favor y en contra.

La fórmula "educación-capacitación-producción-trabajo" fue largamente rechazada por algunos referentes y corrientes de la enseñanza, principalmente cuando la escuela y la universidad argentinas eran modelos a seguir en Latinoamérica y opciones al alcance de todos.

Hoy, con la decadencia de años de valores y conocimientos, con modelos del consumismo que imponen obtener ganancias fáciles sin esfuerzo, que "premian" con destacados espacios a quienes no son precisamente quienes deberían destacarse, las políticas educativas apuntan a buscar "atractivos" en la enseñanza.

En ese sentido, se estaría cerca de alcanzar una síntesis entre quienes postulan que la educación debe ser un fin en sí mismo, como ocurrió hasta los años 90, y quienes, a partir de esa década -con mayor o menor énfasis-, postularon la necesidad de incluir a los jóvenes a través de diversos tipos de capacitación.

Sobre esta última cuestión, algunos nuevos ministros de Educación prefieren a adolescentes que aprendan un oficio en la educación formal o también en la no formal y que luego decidan si quieren continuar estudios superiores -terciarios o universitarios- o ingresar al mercado laboral, pero con un conocimiento de una tarea específica.

Todo ello es preferible, según acuerdan los funcionarios, a que chicos y jóvenes deambulen fuera del sistema, sin ningún tipo de capacitación ni habilidades, y engrosen las lamentables estadísticas de abandono, sobreedad en las escuelas comunes o que ingresen al mercado laboral en condiciones de explotación o trabajo precarizado.

Mil intentos

En el territorio más extenso del país, la provincia de Buenos Aires, el abandono del nivel medio no puede contenerse. Creció un 10 % en 2007 y, al respecto, el director general de Educación bonaerense Mario Oporto respondió que "hay que enfrentarlo" y que "el funcionario no debe enojarse con la realidad, sino solucionarla".

En ese sentido, la escuela secundaria común, el bachillerato, aun con sus contenidos actualizados y sus materias libres, no tiene respuesta al flagelo de la deserción y de la lamentable falta de matriculación de los chicos que terminan la primaria, cuestión que se repite gravemente en otras provincias del país.

Sin embargo, fueron varios los intentos en las jurisdicciones de articular la enseñanza con el trabajo y la producción durante otras gestiones. Lo que ocurrió, lamentablemente, es que la "experimentación" de los 90 de absorber la educación técnica al polimodal terminó con la vieja tradición de los "industriales", sus talleres y el mismísimo Conet (Consejo Nacional de Enseñanza Técnica), lo que generó un título depreciado al igual que los saberes.

También merecieron cuidado los festivales de cursos y carreras de capacitación que aún siguen en órbita, y son dictados en algunos casos por entidades empresariales, sindicatos y hasta ignotas instituciones, que en cierta medida colisionan con el rol principal del Estado, de brindar el mismo conocimiento. Sin embargo, la idea de articular la educación general con la del trabajo y la producción no necesariamente tiene que remitir a esas experiencias, sino a un buen "binomio" o "matrimonio" que permita a los chicos lograr en muchos casos réditos inmediatos, inserción a corto plazo en el mercado de trabajo o generar sus propios emprendimientos.

Recordar a Leonardo

Oporto -al frente de un sistema con 4.500.000 de alumnos y 270 mil docentes- sostuvo que "un tema que es decisivo para el crecimiento y desarrollo local y nacional tiene que ver con la relación que debe existir entre la educación, la producción y el trabajo, y la relación de la oferta educativa con el desarrollo regional".

Y adelantó la intención de contar con "consejos regionales de Educación y Trabajo con visión tripartita, en donde participen el Estado provincial y municipal, los sindicatos y los empresarios" y que exista "una oferta única distrital de capacitación laboral y de formación para el trabajo.

"No queremos que haya una oferta provincial, una municipal, de los sindicatos o de algunos privados; a veces, nos superponemos y sobreofertamos y, de repente, hay áreas que no tienen oferta de capacitación", precisó Oporto.

El ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires, Mariano Narodowski, apeló a la figura de "Leonardo Da Vinci" para graficar el perfil de unión de "lo manual con lo intelectual", que busca para el egresado de las escuelas técnicas porteñas.

Modelo Da Vinci.

Por el año 1500 combinó sus dotes de escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Pocos conocen su gusto por la gastronomía, los platos que creó, la invención del sacacorchos y la cortadora de fiambre, y también sus investigaciones en el campo de la óptica, hidráulica y la anatomía, que anticiparon los avances de la ciencia moderna y del nacimiento de la aviación, según consignan sus biógrafos.

Laura Hojman (DyN) - El Litoral