Está en el interior de Perú
El más sorprendente museo de Sudamérica
El repositorio alberga las piezas extraídas de la tumba del Señor de Sipán. Su estructura es una réplica de una antigua pirámide moche y está considerado como uno de los diez mejores del mundo por su modernidad y porque ningún país exhibe un tesoro nacional de tal magnitud e importancia en el mismo lugar del hallazgo.

Esther Rebollo (EFE)

El descubridor del Señor de Sipán, el peruano Walter Alva, no sólo ha revolucionado la arqueología sudamericana y recuperado un pasaje clave de la historia precolombina, sino que es además el artífice de que su museo esté catalogado como uno de los mejores y más sorprendentes del mundo.

Cuando en 1987 se armó contra los saqueadores para proteger una plataforma funeraria preincaica que se alzaba en el pequeño pueblo de Sipán, en la provincia peruana de Lambayeque, no imaginaba que su posterior hallazgo fuera a ser comparado al de Tutankamon, ni que 20 años después su museo fuera referencia obligada del continente.

Todo comenzó cuando se hizo cargo de un pequeño museo en esa región, allá por 1975, convirtiéndose en el vigía del territorio donde entre los siglos I y VIII d.C. habitó una de las civilizaciones más enigmáticas del antiguo Perú: los moche.

"Lo primero que me sorprendió fue la extraordinaria cantidad de monumentos arqueológicos saqueados", asegura Alva en una entrevista con EFE, en la que da cuenta de cómo la grave crisis económica y social de finales de los años 80 del siglo pasado generó "un caldo de cultivo excelente para los traficantes".

Fue en ese contexto que "en 1987 se desató una fiebre de saqueos, una fiebre del oro. Se descubrió una tumba muy rica (...). Todos los pobladores iban a Sipán pensando que iban a encontrar despojos. No podíamos controlarlo e instalamos un campamento", relata el arqueólogo.

Aquello le llevó a armarse con una "vieja escopeta" y a formar una trinchera: "Tomamos el control del sitio con sólo tres policías. Fue una de las decisiones más importantes que tienes que tomar en la vida. No sabíamos qué iba a pasar, hubo heridos, después amenazas".

"Los días y las noches siguientes fueron bastante tensas. Se produce una incursión policial en la casa de unos saqueadores y muere uno de ellos", prosigue Alva, convencido de que lo que debía salvar era importante.

El momento culminante

Tras aquellos sucesos, el comprometido arqueólogo inició las excavaciones con una ayuda económica de sólo 500 dólares y la sorpresa llegó cuando se topó con trece enterramientos.

"El momento más culminante y emocionante fue cuando nos percatamos de que estábamos frente a una tumba que no tenía punto de comparación en el Perú y tampoco en América. Comenzamos a hablar del Señor de Sipán", quien "estaba en la cúspide del poder" hace ahora 1.700 años.

Su fardo, su corona real, orejeras de oro y turquesas, cetros de oro y plata, patenas, brazaletes, collares de filigrana, pecheras, estandartes, ropajes de metal, sus ocho acompañantes con los que fue enterrado, vasijas, ofrendas y otras maravillas inigualables se exponen desde 2002 en el Museo de las Tumbas Reales de Sipán.

The National Geographic catalogó en 1988 a la tumba como "la más rica del Nuevo Mundo".

Con la creación del museo, Alva, de 56 años y originario de una familia de la pequeña burguesía rural procedente de la norteña región peruana de Cajamarca, asumió la responsabilidad de proteger el gran tesoro.

Responsabilidad que lo ha convertido en uno de los museógrafos más reconocidos de América, un hombre que se sigue preocupando por los problemas de los trabajadores que pasan horas dentro de tumbas y yacimientos y que responde sin cesar llamadas de políticos peruanos de todas las tendencias y cineastas internacionales.

Se fotografía y firma autógrafos a turistas llegados de todo el mundo, con frecuencia acompañado de sus hijos Ignacio y Bruno, también arqueólogos y quienes han garantizado la continuidad de una saga de historiadores de Perú, el país sudamericano con el más apasionante pasado precolombino.

De película

La película "El Señor de Sipán", del cineasta español José Manuel Novoa, revelará, en primicia, las investigaciones y nuevos hallazgos en la zona donde fue enterrado hace 1.700 años el llamado Tutankamon de América, al norte de Perú.

Así lo confirmó el descubridor de la tumba del Señor de Sipán, el arqueólogo peruano Walter Alva, quien en 2007 retomó las excavaciones en esa zona de la región de Lambayeque.

Su primera sorpresa fue el hallazgo de una nueva tumba, correspondiente a un alto cargo de la civilización moche, que se desarrolló entre los siglos I y VIII d.C en esa zona de Perú.

En el aledaño Valle del Ventarrón, Alva y su hijo Ignacio se toparon con un inédito mural policromado que data de hace 4.000 años, el más antiguo encontrado hasta ahora en América y denominado "Venado Cautivo", que correspondería a las etapas formativas de la civilización en América.

El resultado de las investigaciones y los descubrimientos paso a paso estarán plasmados en el filme de Novoa, quien tiene previsto su estreno este año.

La película-documental, que cuenta con un presupuesto de un millón de euros (algo más de 1,5 millones de dólares), ha sido producida por Explora Films, de Novoa, y El Deseo, de los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar, empresas españolas que han financiado asimismo parte de estas últimas excavaciones.

Alva, quien ha sido el asesor técnico del cineasta durante el rodaje, comentó que el filme "presenta al mundo el descubrimiento (del Señor de Sipán), la importancia de la cultura moche y, en calidad de primicia, las últimas investigaciones".

Hizo hincapié en la denominada tumba 14, hallada en la denominada Huaca Rajada, la plataforma funeraria donde en 1987 se descubrieron trece tumbas, entre ellas la del Señor de Sipán.

En la "número 14" debió ser enterrado un oficiante-guerrero "porque tenía ornamentos de uso ritual pero también militares", explicó Alva.

La película de Novoa "va a permitir presentar al mundo, en toda su magnitud, lo que ha significado la cultura moche o mochica" y para ello "se ha hecho un esfuerzo enorme", según Alva.

El mundo moche se ha recreado a través de una gran figuración con la participación de 200 extras y la construcción de un poblado de la época, incluida una pirámide para la celebración de rituales.

Los peruanos Reynaldo Arenas y Mónica Sánchez encarnan en la película al Señor de Sipán y a la sacerdotisa, respectivamente, en las partes del filme de recreación, que se combinan con escenas reales de las excavaciones documentadas por el propio Alva.

El acuerdo con Yale

Walter Alva cree que el acuerdo entre el gobierno peruano y la Universidad de Yale para la devolución de las piezas de Machu Picchu "es poco respetuoso" con la dignidad peruana.

"Nos estaban imponiendo condiciones que no parecían las más correctas. No nos están devolviendo un tesoro que fue salvado, nos estaban devolviendo un conjunto de bienes culturales que fueron prestados y nunca devueltos", dijo Alva.

Una colección de piezas llevadas en 1912 por el explorador estadounidense Hiram Bingham a Yale -como préstamo- es el centro de la polémica, avivada en los últimos meses después de que el gobierno peruano y la Universidad estadounidense alcanzaron un acuerdo para su repatriación.

"No hay nada que nos obligue a aceptar condiciones que no me parecen razonables, como que no participe ningún investigador peruano en la catalogación de los materiales o que ellos decidan qué van a devolver", agregó.

Para Alva, este acuerdo se podría aceptar si Yale "lo hubiera recuperado en el mercado negro", y al respecto agregó: "Estamos hablando de que no nos devuelven algo que les prestamos con la mejor voluntad".

A su juicio, investigadores peruanos deberían participar en el proceso de investigación y catalogación de las piezas que regresarán a Perú, porque "es una selección unilateral por quienes han retenido el patrimonio por muchos años".

Las piezas de Machu Picchu que, tras casi un siglo en Estados Unidos, devolverá Yale son en total 384 y regresarán a Perú en dos años, dijo la directora del Instituto Nacional de Cultura, Cecilia Bákula, en el momento en que se firmó el acuerdo con la Universidad, en setiembre del año pasado.