Embestida a Lifschitz en el PS
La conducción nacional del Partido Socialista, que el próximo sábado realizará el II Congreso Ordinario, lanzará duros cuestionamientos al intendente rosarino por la reunión que mantuvo con el ex presidente Néstor Kirchner en sus oficinas de Puerto Madero. "Fue desafortunada e injustificable", consideraron desde la mesa directiva partidaria.

Germán de los Santos

Bajo un ambiente que promete ser caldeado, como la anterior reunión que se hizo en setiembre pasado, el Partido Socialista realizará el sábado próximo el II Congreso Nacional Ordinario, en el que está previsto que se analice y se ratifique lo realizado por la conducción -encabezada por Rubén Giustiniani- durante los últimos dos años. En ese lapso, el partido vivió varios hechos importantes: el triunfo de Hermes Binner en la gobernación de Santa Fe, la consolidación de Miguel Lifschitz en Rosario y el apoyo a la fórmula presidencial conformada por Elisa Carrió y Giustiniani, que obtuvo un 23 por ciento de los votos en la última elección nacional, y le dio la posibilidad al partido de contar con un bloque de 10 legisladores en la Cámara de Diputados de la Nación, algo que no ocurría desde hacía más de 50 años.

Este congreso partidario servirá como prólogo para la elección de autoridades que se llevará adelante el 8 de junio, y en las que está previsto que no haya modificaciones sustanciales en la conducción del PS a nivel nacional.

Si se ratifica la posición que ha mantenido la conducción del partido, de ser un claro opositor al gobierno nacional, la tensión con los denominados socialistas K, liderados por Ariel Basteiro, actual director de Aerolíneas Argentinas, tendrá un agregado y un protagonista que hasta ahora no había entrado en la disputa: el intendente de Rosario Miguel Lifschitz.

Reunión con impacto

La reunión que mantuvo el jefe comunal rosarino con Néstor Kirchner en sus oficinas de Puerto Madero el 21 de febrero pasado provocó un fuerte impacto en el Partido Socialista. Lifschitz no sólo no consultó a nadie del partido, sino que posó para una foto, como no lo hicieron el propio Carlos Reutemann ni Jorge Obeid, cuando pasaron por esas oficinas. Desde el entorno del intendente rosarino advirtieron que estaba previsto que el encuentro tuviera un bajo perfil, pero el propio Kirchner fue el que quiso que la reunión asumiera una alta exposición y se hiciera notar, ya que -según remarcaron desde la Municipalidad de Rosario- tras la reunión apareció un fotógrafo de la agencia oficial Télam para inmortalizar el encuentro.

El único que sabía que Lifschitz iba a ir a conversar con Kirchner a las oficinas de Puerto Madero era el gobernador Hermes Binner, quien mantiene desde hace tiempo una relación cada vez más distante con el intendente rosarino.

La posibilidad de un encuentro se gestó durante los últimos meses del año pasado en una reunión de la Federación Argentina de Municipios, donde Kirchner le dijo a Lifschitz que quería reunirse con él para "tomar un café y charlar de política". La invitación se renovó el 21 de febrero a la tarde cuando el intendente tenía previsto participar al mediodía siguiente de un almuerzo que organizó la presidenta Cristina Fernández en honor al jefe de Estado brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, quien estaba de visita en el país.

Con anterioridad a la reunión con Kirchner, el propio Lifschitz remarcó a este diario que el peronismo y, sobre todo, el ex presidente, estaban interesados en que el socialismo le tendiera algunos puentes a nivel internacional. Ha trascendido que en sus planes de reorganizar el PJ, Kirchner busca que el partido tome un nuevo rumbo y se desprenda de una de las herencias dejadas por Carlos Menem, que encolumnó al peronismo en la Organización Demócrata Cristiana de América (Odca). La estrategia del ex presidente es que el PJ adhiera, como el PS y la Unión Cívica Radical, a la Internacional Socialista.

"¿Qué tenía que hacer?"

La diputada nacional Silvia Augsburger, integrante y vocera de la mesa directiva nacional del PS, sostuvo -en diálogo con El Litoral- que la reunión que mantuvo Lifschitz con el ex presidente "fue desafortunada e injustificable".

"Néstor Kirchner no ocupa ningún cargo en el gobierno ni tiene ninguna función por fuera de sus aspiraciones partidarias en el peronismo. ¿Qué tenía que hacer el intendente de Rosario en ese ámbito?", se preguntó la legisladora, cercana a la conducción del partido.

Augsburger dijo que este hecho no pasará inadvertido en las discusiones que se darán en torno al II Congreso Ordinario del Partido Socialista. Aunque descartó una posible sanción al intendente, la legisladora dijo que "el tema se discutirá en el seno interno del partido". Al ser consultado por este diario, Rubén Giustiniani dijo coincidir en pleno con Augsburger, por lo que la reunión del sábado próximo en el Palais Rouge amenaza con ser agitada.

Estas tensiones internas en el PS ya habían tenido un detonante en la política local y doméstica a principios de enero, cuando el titular del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, alineado al sector que lidera Giustiniani, y con chances de ser el posible sucesor de Lifschitz, lanzó duros cuestionamientos contra el intendente. Fue tras recibir al titular del Concejo Deliberante de Santa Fe, Jorge Henn, cuando Zamarini dijo que "sería bueno que el Ejecutivo empiece a dar respuestas a los proyectos de los vecinos". Unas horas después, el titular del Ejecutivo municipal rosarino recurrió a una chicana para referirse a las críticas de Zamarini al afirmar que había sido "un día de mucho calor y a lo mejor no funcionaba el aire acondicionado en el Concejo".