TÉLAM/DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL
Su divorcio fue vivido como un escándalo para la sociedad limeña de aquella época. Sin embargo, se dice que ese momento marcó el inicio de la vasta carrera que Chabuca Granda desarrollaría, como cantautora, en Perú.
Su nombre completo era Isabel Granda Larco. Había nacido en 1920 en Cotabamba, y la muerte la encontraría 63 años después, en Miami.
Nació en una zona de minas de cobre y comenzó a cantar a los 12 años. El primer período de su producción creativa es netamente evocativo y pintoresco: Chabuca le canta a la Lima antigua señorial de fines del siglo XIX. Es la ciudad que ella conoció a través de su padre, la del barrio del Barranco, de grandes casonas francesas, con inmensos portales y jardines de invierno.
A esta etapa pertenecen "Lima de Veras", "La flor de la Canela", "Fina Estampa", "Gracia", "José Antonio", "Zeñó Manué" y muchas otras.
En aquel momento rompió con la estructura rítmica convencional del vals, y sus melodías, de tesitura muy amplia, alternarían el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos valses de salón.
Su producción también revela una estrecha relación entre letra y melodía, que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez más sintética.
En una segunda parte de su carrera, Chabuca quebranta incluso las estructuras de la poesía convencional, y el ritmo de las canciones sigue los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas.
A esta última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud, poeta peruano asesinado por la dictadura de Francisco Velasco Alvarado.
En sus últimos años, armó un repertorio ligado al renacimiento de la música negra afroperuana que, a pesar de haber estado presente a nivel popular, había sido denostada por razones sociales y raciales.
Manejó con maestría "negra" el abanico de ritmos que enriquecieron la música popular peruana y su poesía tomó el sesgo de la acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones.
Chabuca murió por una disfunción cardíaca en una clínica de Miami, en 1983. Su voz y su prolífica creación se extendieron más allá de las fronteras de su país, recreadas también por intérpretes de todo el mundo que han visto en sus obras una fina y sensible expresión de la música del Perú.
Admiradora del cubano Pablo Milanés, fue muy amiga de pintores, poetas, periodistas, historiadores, artistas y se dice que organizaba en su casa reuniones muy concurridas.
Tuvo en sus últimos años un círculo de amigos músicos de raza negra a quienes estimaba mucho, entre los que se contaban a Carlos "Caitro" Soto (percusión), Félix Casaverde (guitarra), Rodolfo Arteaga (percusión), junto a Alvaro Lagos (guitarra), Rubén Flores (cantante y padre del tenor Juan Diego Flores).
Ella fue -conjuntamente con Nicomedes Santa Cruz- la principal impulsora del afroperuanismo en la música.
Entre sus principales composiciones se destacan: "Bello durmiente", "El gallo camarón", "Cardo o ceniza", "El dueño ausente" y "El puente de los suspiros".
En Buenos Aires
Con las actuaciones de Laura Albarracín, Lucho González y Sandra Peralta, entre otros, se realizará esta noche en Buenos Aires un recital-homenaje a la autora peruana. Será en los jardines de la avenida Quintana hasta la Basílica Nuestra Señora del Pilar, que lleva el nombre de Paseo Chabuca Granda.
Del concierto-tributo organizado por la Embajada de Perú y el Gobierno de la Ciudad, participarán Hubert Reyes, Luz María Carrequiry y otros artistas que viajarán desde el Perú. También estará presente su hija Teresa Fuller Granda, quien se encargó de difundir la obra de su madre.
Mercedes Sosa: "Chabuca era una gran autora paisajista, que sabía mostrar muy bien la zona que le tocó vivir. Sus canciones tendrán el paso de la inmortalidad recreada por varias generaciones".
"Sin ninguna duda, Chabuca junto a Violeta (Parra), nuestra Eladia (Blázquez) y la siempre vigente María Elena Walsh, son el grupo de autoras privilegiadas a las que se le suma, ya entrando a mediados de los 80, Teresa Parodi".