Educación: EDUC-01
Opinan docentes y directivos que deben hacer frente a casos de agresión
Los maestros afrontan los hechos de violencia escolar como pueden
Una recorrida por los establecimientos donde ocurrieron casos de agresión sirvió para escuchar a sus protagonistas. ¿Están preparados los maestros y directores para atender esta problemática? ¿Poseen herramientas de abordaje? ¿Se puede prevenir?

Natalia Marco, maestra de séptimo grado de la escuela Ravera del barrio San Agustín, se quedó sin palabras cuando le preguntó a un alumno por qué no había intentado frenar a la compañera que hirió a otra con una trincheta a la salida de clases. ""No me importó porque la vida no vale nada. A vos te preocupa porque la vida te importa, a mí no", contestó el chico de 12 años.

Ante semejante verbalización del desprecio por la vida propia y ajena, hay docentes que aseguran sentirse ""desbordados", ""solos" y ""a veces sin herramientas" para hacer frente a hechos de este tipo.

En las últimas semanas los casos de violencia protagonizados por actores del sistema educativo se multiplicaron tanto en Santa Fe como en otras partes del país. Al ataque de una estudiante a otra de la Ravera, se sumaron otros dos episodios graves: el del director de la escuela técnica de Monte Vera que fue golpeado con un palo por un alumno, y el de una adolescente de 17 años atacada a una cuadra de la escuela Ceferino Namuncurá, del barrio Yapeyú, por familiares de otra alumna con la que tuvo un entredicho.

El viernes pasado, un chico de 10 años, también de la escuela Ravera, amenazó a su maestra con una tijera de cortar papel, aunque no llegó a producirle lesiones.

Algunos de estos hechos acontecieron afuera de las instituciones escolares, a pocas cuadras y a la salida de clases. Sin embargo, las comunidades educativas no miran para otro lado porque los involucrados son alumnos de sus aulas. ""Si dijéramos cómodamente que esto tiene que ver con la responsabilidad civil estaríamos exentas, pero el problema es que son nuestros alumnos, los queremos y nos involucramos", aseguró María Elena Machado, directora de la primaria Profesor Luis Ravera, de San Agustín, un barrio que suele ser mencionado en las crónicas policiales.

Violencia social, no escolar

Entre las reflexiones de educadores y especialistas en temática juvenil se coincide en que la supuesta ""violencia escolar" -llamada así porque ocurre en el edificio educativo o involucra a sus actores- no es más que un reflejo de lo que sucede en otros ámbitos de la sociedad como las canchas de fútbol, la calle, los boliches bailables.

""Esta dificultad de poder mediar a través de la palabra no es problema de los chicos, es de la sociedad en general que se refleja en ellos tal vez con más fuerza. O tal vez porque sucede en ellos, nos preocupa", dijo Natalia Marco, maestra de las chicas que protagonizaron el episodio donde una de ellas salió con cortaduras en su rostro.

A veinte días, las alumnas no volvieron a la escuela. Mientras la agredida tiene miedo, la agresora teme ser señalada. ""Este suceso dio muchísimo dolor a la institución, al barrio y a las dos chicas involucradas, que comenzaron a ser atendidas por psicólogos", aportó la directora Machado, quien decidió abordar el problema en una plenaria docente con miras a generar un proyecto institucional que abarque a todo el alumnado.

¿Por qué preocupa tanto que la violencia suceda en la escuela?, preguntó El Litoral. ""Porque es el lugar donde se forma al ciudadano, por la significación que tiene la escuela como lugar de amparo de la niñez. Que nos esté pasando esto en la escuela cuestiona a la institución pero también a la sociedad en general", consideraron las maestras.

""Si esto nos está pasando -añadieron- es porque hay una disolución de los lazos sociales terrible, a tal punto que puedo agredir físicamente al otro sin que eso me repercuta. En el caso de la trincheta, hubo otros chicos que estaban presentes y que tomaron partido por una u otra nena; a nadie se le ocurrió ir a buscar a un adulto".

Solos y desbordados

Con estos episodios surgieron interrogantes acerca de si están preparados los docentes y directivos para enfrentar hechos graves que ya se cobraron vidas adolescentes, como la del alumno apuñalado por otro en Villa Gesell.

Daniel Bazzi, director de la escuela técnica 324 Los Constituyentes, de Monte Vera, sintetizó: ""Por supuesto que estamos capacitados para hacer algunas cosas, pero estamos limitados para resolver otras".

Cuesta creer que ese calmo poblado no esté exento de casos de violencia. A Bazzi, un alumno le pegó en el pecho con un palo. El joven se había retirado de la escuela en medio de una crisis nerviosa al enterarse de que iba a ser sancionado por molestar en clases y el director fue a su domicilio para conversar con él.

""Hasta último momento pensé que podía llegar a un entendimiento con el chico. Vos me preguntabas si los docentes tenemos herramientas para hacer frente a estos casos. En realidad, fuimos formados para educar y eso supone, en alguna medida, contener, entender al alumno, brindarle el afecto y la ayuda que necesita en el orden psicopedagógico. Pero no podemos hacer de psicólogos, policías, padres, ni podemos resolver cuestiones que sí pueden hacer funcionarios de otro nivel", disparó.

Por su lado, Raúl Locatelli, maestro de 4to grado de la escuela Ravera, señaló que ""a veces, los docentes nos sentimos muy solos, sin saber para dónde agarrar".

Otra educadora agregó: ""tenemos que ser investigadoras para saber cómo se llegó a este hecho y especialistas para afrontar el día después. Nos sentimos desbordadas, absolutamente. A las herramientas las estamos creando nosotros como podemos y no sé si estamos haciendo bien o mal".

Si bien existen programas de convivencia y mediación escolar para atender este fenómeno, no todas las instituciones los conocen y aplican. Luego del episodio de la Ravera, una psicóloga recomendó a los maestros abordar la violencia desde el punto de vista ético y moral.

Noelia Malato, docente de 7mo, aseguró que ""la psicóloga nos sugirió hacer circular la palabra, que los chicos hablen. Pero cuando uno dialoga con ellos, los planteos que hacen -a veces- no sabemos cómo manejarlos".

Lo que se puede hacer

Resulta difícil advertir que algún hecho violento puede llegar a acontecer en las escuelas. De hecho, las maestras de la Ravera contaron que la agresión entre las nenas se organizó en los pasillos de la institución y no hubo señales que anticiparan semejante desenlace.

Al consultar sobre qué se puede hacer en materia preventiva, es común escuchar el reclamo de contar con gabinetes psicopedagógicos que puedan trabajar con los alumnos problemáticos.

Los especialistas aconsejan, además, trabajar para fortalecer la capacidad de diagnóstico y observación del maestro, decidir en equipo escolar el abordaje de la no violencia, requerir la presencia de profesionales y el compromiso de los padres con la educación de sus hijos.

El gobierno también tiene su cuota parte. ""Podría ocuparse de que las escuelas no tengan cursos sobrecargados o que no existan 600 estudiantes atendidos por sólo 3 preceptores como ocurre aquí", sostuvo Bazzi, de la secundaria de Monte Vera.

""Nos tenemos que sincerar y poner de acuerdo, lograr un consenso entre todos los responsables -docentes, padres, autoridades de gobierno, especialistas, medios de comunicación- para ver cuáles son los cursos de acción posible ante este problema", cerró.

Seguidilla

* 27 de marzo, Villa Gesell: un estudiante secundario de 17 años fue asesinado de un puntazo por un compañero de estudios de 18, que terminó detenido y trasladado a un centro de reclusión de menores en Mar del Plata. Ese episodio se produjo dentro del colegio público Nº 1, ubicado en la zona céntrica de Gesell.

* 31 de marzo, San Isidro: una alumna de 13 años de un colegio de San Isidro fue desfigurada en la cara al ser salvajemente golpeada por compañeras de estudio. * 3 de abril, Misiones: un alumno de 15 años mató de una cuchillada por la espalda a un compañero de 16, a 150 metros de una escuela de la localidad de Wanda. * 7 de abril, Paraná: una alumna de 14 años fue sometida a una paliza por compañeras que, además, amenazaron con "cortarla con un bisturí". Fue en las inmediaciones de la Escuela Nº 103. * 7 de abril, Tucumán: un adolescente de 16 años fue hospitalizado tras ser sometido a una paliza por un compañero, luego de que finalizara una clase en un colegio secundario de Villa Mariano Moreno, en Las Talitas, lindante con la capital provincial. * 14 de abril, Gálvez: el hecho ocurrió en la Escuela de Comercio. Una alumna de 14 años se trenzó en riña con otra de 15. Una maestra que intentó intervenir recibió un empujón que le provocó la fractura de su rótula y la quebradura de 3 dedos de una de sus manos. * 16 de abril, Paraná: un joven de 18 años de esa ciudad fue apuñalado en el baño de la escuela Estrada, donde entre siete y ocho jóvenes que cursan el ciclo nocturno decidieron saldar algunas diferencias de la peor manera. El joven resultó con heridas graves. * 21 de abril, La Plata: alumnos de la escuela técnica Nº 7 atacaron a dos estudiantes de otro establecimiento educativo que debieron ser atendidos en un centro asistencial.

Has lo que yo digo, no lo que yo hago

La siguiente es aproximadamente la breve charla que El Litoral mantuvo con un curso de séptimo grado de la escuela Ravera.

-¿Cómo se sienten ante el hecho ocurrido entre dos compañeras?-íííMaaall!!! (respuesta grupal). -¿Cómo hubiesen actuado ustedes en esa situación?- Hablando (dijo uno).- Sí, sí, hay que hablar, dialogar (aportó otro). -¿Seguro? A ver, vos (a un varón). Si tenés problemas con tu compañero, ¿se lo decís?- (Silencio) Ehhh. No. Lo agarro a la salida. -¿Y por qué no lo hablas?-Imposible. Te hacen bromas, te toman como bolu... -Pero, mirá lo que les pasó a estas chicas...- Ahhh, noooo, pero una cosa es una piña y otra que te cortajeen y te manden al hospital. -Y las chicas, ¿hablan entre ustedes?Un varón sale al cruce de cualquier respuesta y dice irónicamente: "Éstas no hablan", mientras dibuja una mímica en el aire que simula el arañazo de una garra. -¿Les parece importante no agredir al otro?- Sííí (al unísono). -¿Por qué?- Porque son compañeros, los queremos y estamos hace mucho con ellos.

Con sus maestros

Al dialogar sobre el episodio en clases, los cuatro maestros de los cursos de 7mo. grado de la escuela Ravera quedaron "helados", callados, sin articular palabra cuando un alumno respondió que la vida no le importaba.

"Esto de que la vida no me importe a los 12 años no tiene que ver conmigo, sino con que estoy viviendo en una sociedad absolutamente excluyente, violenta, donde para las mismas estructuras del Estado ese chico no importa. Si a mí no me importa mi vida, es porque los otros que me constituyen como sujeto no me están importando. Y no es una cuestión de la familia y del pibe, es una cuestión de estructura política", opinó la docente Natalia Marco.

"La escuela era el lugar de la promesa de inclusión social y no lo es más. Ya no puede sostener que el esfuerzo, la inversión y todo lo que el chico tiene que poner en condiciones adversas le van a servir para algo. Estamos en crisis, como todas las instituciones", cerró.

El rol de los medios

En la opinión de muchos educadores, cuando la violencia se mediatiza excesivamente concita conductas imitativas. "El chico busca protagonismo de esa manera: lo que ve y escucha por los medios lo copia", sostuvo María Esther Corchuelo, directora de la escuela primaria Falucho.

La docente instó a reflexionar sobre la responsabilidad de la prensa. Fue en el marco del tratamiento que dieron algunos medios locales a la picardía de un nene que llevó una navaja a la escuela y la exhibió ante sus compañeros. El caso se abordó institucionalmente con los padres del alumno, pero salió a la opinión pública como un episodio de "conducta violenta".

En el mismo sentido se expresó Daniel Bazzi, director de la escuela técnica de Monte Vera. "Los medios tienen mucho por hacer porque, cuando se difunden este tipo de situaciones sin la responsabilidad que hay que tener, muchas veces se producen más hechos por imitación".

El ministro de Educación de la Nación, Juan Carlos Tedesco, ofreció algunos datos concretos. "En la Universidad de San Andrés midieron los episodios que registraron los diarios entre 1997 y 2001 y concluyeron que hubo 108 casos. Es un fenómeno marginal, si se tiene en cuenta que el sistema educativo argentino tiene 42.000 escuelas y millones de alumnos. No hay que crear la sensación de que estamos en un fenómeno masivo de universalización de la violencia", argumentó Tedesco, en una entrevista con el diario La Nación.

"A veces la excesiva mediatización de estos fenómenos impide un tratamiento educativo y pedagógico del problema. En muchos casos, hay afán por salir en los medios. Las situaciones exigen tratar estos temas desde la discreción y el anonimato", opinó el ministro.

Durante un seminario internacional sobre educación en valores y convivencia escolar, organizado por la Editorial SM y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), se presentaron los resultados de la investigación "Estar en la escuela: un estudio sobre convivencia escolar en la Argentina", coordinado por Jason Beech, profesor e investigador de la Universidad de San Andrés, y por Alvaro Marchesi, secretario general de la OEI.

"Este informe confirma la hipótesis de que nuestras escuelas, en su gran mayoría, son lugares de convivencia, de encuentro, de diálogo. Hay respeto, amistad y solidaridad", detalló Tedesco.

Sin embargo, manifestó que "también indican que tenemos problemas y que, a raíz de éstos, hay una gran demanda para que la escuela promueva estos valores de no violencia, de resolución pacífica de los conflictos, de tolerancia, de respeto a la diversidad".

¿Castigar o contener?

Décadas atrás, la escuela hubiera expulsado sin vueltas a un alumno por conductas mucho menos graves que las que acontecen hoy. Ese concepto de sanción ha cambiado con el paso de los años y actualmente se busca contener al alumno antes que sacarlo del sistema escolar.

"Nuestra función es educar, y si yo lo expulso, pierdo la posibilidad de educar. No quiere decir que no tiene que haber sanciones. Pero la sanción es una etapa de un proceso educativo. No puede ser la etapa final, en la que sanciono al alumno, lo echo y se acabó. Salvando las distancias, es como si un hospital decidiera expulsar a un paciente que resiste un tratamiento porque no lo puede curar", comentó el ministro de Educación nacional, Juan Carlos Tedesco.

Según sostienen los directores escolares consultados, la escuela tiene que agotar todas las instancias. Puede, por ejemplo, cambiar a un alumno de curso o de turno o tomar otras medidas que aconseje la situación, como facilitar el pase a otra escuela.

Los casos graves están en manos de la Justicia de menores y de autoridades del Ministerio de Educación, y se espera que actúen y decidan en consecuencia. En el caso del adolescente de Monte Vera, que golpeó al director, se sugirió que el alumno -que no se presentó más a clases- ingrese al establecimiento con el diagnóstico de un psicólogo.

"De ningún modo se puede llevar al extremo de romper el vínculo, porque ahí ya no puedo seguir cumpliendo con la misión educativa", añadió Tedesco.

Una encuesta

realizada por El Litoral.com entre los lectores on line devela que, para la mayor parte de los 1.316 votantes, las agresiones en las escuelas se solucionan haciendo ""que los padres se responsabilicen" (641 votos, el 48%) o bien ""sancionando a los responsables" (511 votos, el 38%). Sólo el 10 % opinó que la salida es ""a través del diálogo".

Programa.

El Ministerio de Educación de la provincia está preparando un programa, que se lanzará próximamente, para dotar a las escuelas de herramientas destinadas a atender casos de violencia y contención de los alumnos y promover una cultura de la convivencia y la paz. No existe actualmente un protocolo específico sobre cómo actuar ante casos de agresión, sino que se trabaja de manera diferente con cada institución, y según las características del episodio ocurrido.

Mariela Goy