Medio Ambiente: MED-01
En la Costanera Este
Reserva Ecológica, un rincón para aprender a mirar
Mañana a las 10, la Reserva festejará %s. sus primeros 10 años. Será con un acto que contará con la presencia de autoridades de la UNL, Municipalidad y la provincia, además de escuelas de nuestra zona. Foto: Gentileza UNL.

La Reserva Ecológica de la UNL cumple mañana sus primeros 10 años de vida. Un lugar ideal, donde se conjugan escenarios naturales de gran belleza con un claro objetivo educativo.

Nada más santafesino que esta postal: el Puente Colgante reflejado sobre la laguna, la Costanera Vieja llena de gente, las playas, algún velero, la Costanera Este. Justamente ahí, como una extensión territorial de esa "santafesinidad", la Reserva Ecológica se acoda en un rincón del camino, como una custodia fiel de todo eso que es nuestro: los árboles, la vegetación, los bichitos, las aves, nuestros animales.

Será por eso que entrar en ese sitio es caminar por lugares que parecen conocidos, aunque no lo son; escuchar sonidos familiares que tal vez no escuchamos nunca y ver especies que creemos haber visto, pero no.

"En la Reserva hay que aprender a observar", dice Alba Imhof, directora de la carrera de Ciencias Naturales de la Facultad de Humanidades y Ciencias y coordinadora de las actividades de la Reserva, mientras señala un grupo de tortugas que apenas se ven desde el mirador que bordea la laguna. "Si uno se detiene a escuchar, oye las especies; y si mira con atención, ve otras nuevas. A veces es cierto que no se ve a simple vista, porque no es un muestrario: es una foto de la naturaleza que hay que aprender a mirar".

Para eso, en la Reserva se diseñaron senderos de paseo, con fines educativos, que se recorren muy fácilmente y en unos pocos minutos. A la vera, se acomodan carteles perfectamente conservados, que nos dice frente a qué especie arbórea estamos parados, y de vez en cuando un cuis o algún lagarto overo se cruzan por el camino.

"Los senderos se trazaron en función de las especies más representativas de la zona, y cuidando no interferir en el ecosistema", comenta Imhof. Hay un punto, por ejemplo, en el que los caminos se cruzan, y es justo el lugar donde descansa un sauce añoso poco común en la zona de islas. Otro de los senderos lleva directo al mirador, un lugar de ensueño que balconea la laguna, donde sí es más fácil divisar especies: garzas blancas, biguás, pollonas y hasta golondrinas, que eligen el lugar cuando migran en busca de alimento.

Mirar, tocar y aprender

Los terrenos donde se emplaza la Reserva fueron cedidos por la Municipalidad de Santa Fe en el año 1963, para la construcción de la Ciudad Universitaria. Algunos años más tarde, el 24 de abril de 1988, la UNL y la Fundación Hábitat & Desarrollo firmaron un convenio de colaboración mutua para la creación de una reserva, una experiencia novedosa sobre cogestión entre la Universidad y una ONG local.

Desde entonces, entre sus objetivos primordiales se ubicó el de la divulgación, que se concreta en cada una de las visitas y charlas que permanentemente guías entrenados ofrecen a los interesados, que se acercan al Centro de Interpretación, que muy prolijamente montó hace algunos años la Fundación, en el corazón del predio, de aproximadamente 12 hectáreas.

"En los talleres, les hacemos escuchar sonidos de aves a los chicos, para que las identifiquen en el recorrido que hicieron -cuenta Imhof-; también en ese ámbito permitimos tocar nidos y plantas y así descubrir a qué especie pertenecen", o se entretienen con juegos didácticos que pretenden que incorporen de manera lúdica todos los contenidos abordados.

Pero además de esa finalidad, la Reserva cumple con el objetivo de ser un lugar privilegiado para el estudio de las especies autóctonas, de lo que se ocupan habitualmente estudiantes de carreras como Biodiversidad o Biología, que se cursan en la UNL. "Es tener en la práctica todo lo que uno ve en la teoría", explicó Rodrigo Lorenzón, que además de estudiante de Biodiversidad es guía en la Reserva.

"En la Reserva se han encontrado especies que no estaban registradas en la provincia. El lugar es relativamente pequeño, pero tiene la particularidad de no haber sido modificado de manera importante por el hombre pese a estar rodeado de la Ciudad Universitaria; el ciclo natural no fue afectado. Es una especie de paraíso natural", sintetiza Imhof.

Las especies

Según estudios recientes, la flora de la provincia de Santa Fe está representada por unas 2.000 especies, de las cuales el 10% se encuentra en la Reserva. Muchos son árboles muy tradicionales en la zona (el ceibo, nuestra flor nacional; el aromito, el sauce, el aliso o el timbó).

Con respecto a las aves, fueron citadas para 164 especies, muchas de las cuales anidan sólo en algunas épocas del año (es el caso de las migratorias, como las golondrinas). Durante el resto del año, son muy comunes los biguás o las garzas (en la Reserva habitan 6 especies de las 15 que se conocen en Argentina); algunas especies de palomas, loros y patos; el carau, de gran tamaño y potente graznido (un "krrau" que se escucha habitualmente al anochecer); algunas lechuzas y hasta una especie de Martín Pescador (el Martín Pescador Grande) y otras de pájaro carpintero (el pájaro carpintero real y el carpinterito común).

Los mamíferos son en su mayoría roedores adaptados a ambientes fluviales, y también marsupiales como la comadreja overa y colorada. El más abundante en toda la Reserva (y el que puede verse muy asiduamente en los recorridos) es el cuis grande; la nutria criolla es constante en la laguna central.

Los reptiles están representados por serpientes, lagartijas, iguanas y tortugas. Las especies más comunes son la tortuga acuática o de laguna, o la iguana overa. Pero para verlas, una vez más, hay que agudizar los sentidos: "Si te fijás con atención -dice Imhof- vas a ver los rastros de la cola y las patas en los caminos".

Qué hacer en la Reserva

En la Reserva se puede pasear, caminar, contemplar la naturaleza y hasta matear e improvisar picnic, en cómodos bancos y mesas que están dispuestos en el interior del predio.

También aprender: para eso, cualquiera puede sumarse a las visitas guiadas que diariamente realiza personal entrenado de la Reserva; y los docentes pueden pedir turnos para los talleres para los más chicos: el Programa Natural Escuela ofrece visitas guiadas gratuitas en el horario escolar. Hay que solicitar turnos con anticipación al 4971721.

(C) Romina Kippes - UNL - El Litoral