Educación: EDUC-02 UNL incorporó una persona ciega a planta

"Universidad, buenas tardes, mi nombre es Marcelo". Quien se comunique con el conmutador central del Rectorado, entre las 13.30 y las 20.30, será atendido por Marcelo Escalas, el nuevo operador telefónico que ingresó como personal de la UNL en marzo pasado, luego de haber concursado.

Amable y sumamente predispuesto, Escalas deriva las llamadas a las oficinas que corresponden. Del otro lado de la línea, nadie se dará cuenta de que es ciego. Es lo que sucede cuando uno realiza un trabajo en el que la discapacidad no se constituye como tal, ya que son otras las capacidades las que se ponen en juego.

Escalas tiene 41 años, es casado y tiene dos hijos. Desde adolescente incursionó en el comercio y en la atención al público: tuvo un bar y una heladería, trabajó en una inmobiliaria y en una mueblería. A los 22 años quedó ciego y recién ahí finalizó sus estudios secundarios. Luego comenzó a estudiar Terapia Ocupacional y más tarde inició la carrera de periodista.

Su último trabajo fue como quiosquero en el hall central de Iapos. "Entré por una selección que había hecho la Asociación de Ciegos de España. Trabajé durante dos años, pero no me resultaba redituable. Entonces empecé a buscar otro trabajo", relató.

Escuchando la radio se enteró del concurso no docente de la UNL. "Cuando escuché que había tanta gente anotada, me entraron dudas, pero mi señora y, sobre todo, uno de mis hijos me convencieron para que me inscribiera, porque yo soy de encarar las cosas", recuerda Escalas.

Después vinieron los cursos de capacitación. "En todo momento, gracias al programa "UNL Accesible", ya tenía el material preparado. No necesitaba pedir las cosas, porque ya estaba todo digitalizado y pude estudiar desde la computadora, con el lector de pantalla", destacó.

Escalas quedó octavo en el orden de mérito del agrupamiento "Servicios generales" y fue elegido para desempeñarse en el conmutador central del rectorado. "Cuando me dijeron que iba a estar en el conmutador, entré a la página web de la universidad, donde estaba el listado con los internos de rectorado, y me estudié los nombres y los número telefónicos".

"Quedé muy contento con el concurso, me fue muy bien. No soy partidario de entrar a un trabajo por el 4% que estipula la ley para los discapacitados. Es algo que no debería existir, porque si los discapacitados estuviésemos capacitados, no sería necesario ese cupo. Es diferente el sabor cuando uno entra por las capacidades, a tener trabajo por las discapacidades. Aquí las cosas se hicieron como se tienen que hacer. Lo que marcó la diferencia fue que la Universidad brindó las posibilidades, brindó la oportunidad", concluyó.