Opinión: OPIN-02
Al margen de la crónica
Celebrar la amistad

Como hace ya casi 40 años, hoy se celebra en nuestro país (y en otros 100) el Día del Amigo. La idea surgió de Enrique Febbraro, un profesor de psicología, músico y odontólogo argentino, en conmemoración al alunizaje del Apolo XI para revalorizar el lazo de amistad entre los seres humanos.

Aunque pocos recuerden el origen de esta fecha, ya es un clásico que personas de todas las edades se junten para celebrar la amistad, llenando la capacidad de bares y espacios públicos. A diferencia de otras celebraciones tradicionales, como el día de la madre o el padre, en que el homenaje se rinde de un modo más íntimo, los encuentros con los amigos convierten a toda la ciudad en una verdadera fiesta. Son pocos los que pueden resistirse a brindar por la amistad, a celebrar con aquellas personas a las que verdaderamente se ha elegido para transitar y compartir la vida.

"Un amigo no aconseja, se mete en el problema, se embrolla y ayuda al otro", definió Febbraro, el hombre que el 20 de julio de 1969 inventó el Día del Amigo. Y agregó: "La amistad es casta: si se mezcla con sexo, ya es otra cosa. Y tanto con un hombre, como con una mujer, tiene que estar fundada en el respeto".

Para Febbraro, para conservar la amistad, "hace falta callar, aunque se tenga razón, porque dos no pelean si uno no quiere"; "no hay que hacer o decir nada que lastime al otro"; hay que "acompañar siempre: en la soledad, el dolor o la alegría"; es necesario "aceptar a las personas como son y quererlas hasta en el mínimo detalle, sin esperar recompensa" y "olvidar los propios problemas y escuchar con oído y corazón de amigos".

Aunque la verdadera amistad se cultiva cada día, bien vale la pena dedicar un único momento para levantar la copa y repetir con ellos: "Feliz día, amigo".