Nadia Caglieris tiene 28 años y José Luis Garnier, 26. Ambos estudiaron ingeniería -ella industrial y él mecánica- en la Facultad Regional Santa Fe y hoy trabajan en grandes empresas.
José Luis se recibió en seis años con el mejor promedio de la especialidad de mecánica de la promoción 2006 (7.48). Primero intentó conseguir una beca para estudiar en el exterior pero como la facultad no tenía ningún convenio de intercambio por entonces decidió emprender la búsqueda laboral. Y en apenas un mes y medio consiguió trabajo.
La segunda oportunidad surgió a través de la bolsa de empleo de la facultad. Se enteró que Honda convocaba jóvenes profesionales para montar una planta en Campana (Buenos Aires), se presentó y resultó seleccionado. Hoy está capacitándose en Brasil.
"El primer trabajo lo elegí y el segundo, el de Honda, fue un cambio. Es un desafío realizar una planta nueva de autos y más para una empresa japonesa", afirmó vía e-mail José Luis.
El joven pasará entre seis meses y un año perfeccionándose en el vecino país. "Ahora estamos realizando el entrenamiento en la planta de autos, en Sumaré. La filosofía de la empresa es que primero trabajes como cualquier empleado, como lo estamos haciendo ahora, para después ser jefe o líder", comentó José Luis.
Después seguirá la capacitación específica de acuerdo al área de desempeño. "Mi actividad original va a ser la de mantenimiento de la línea de montaje", explicó.
Para José Luis y sus compañeros la búsqueda de empleo no fue una tarea ardua de sostener. "En nuestro caso conseguimos trabajo entre uno y dos meses; pero tuvimos muchas ofertas antes de recibirnos. En mi caso no los tomé porque después, cuando empezás a trabajar, se complica terminar la carrera. Conozco varios casos en los que empiezan a trabajar y no terminan la carrera", afirmó.
La demanda creciente de ingenieros mecánicos se ve favorecida por la reactivación económica e industrial que vivió el país en los últimos años. "Cuando yo empecé a estudiar ingeniería mecánica pensaba terminar la carrera e ir a estudiar después al exterior porque acá no había proyectos de trabajos para ingenieros porque las empresas cerraban. Hoy en día todo cambió ya que la devaluación de la moneda originó mayor exportación y, por ende, el desarrollo de las empresas demandado mano de obra calificada", sostuvo.
José Luis empezó la carrera en 1998 y asegura que por entonces "no existía motivación para estudiar ingeniería... Por más que te gustara no sabías si ibas a conseguir trabajo y si lo conseguís te podía gustar como no. Como siempre digo: los de mi promoción fuimos audaces porque no nos importó lo que realizaríamos en el futuro sino la profesión que elegimos".
Y la suerte los acompañó porque hoy "las empresas se quitan los ingenieros realizando mejores ofertas u ofreciendo mejores condiciones. Hemos tenido buenas ofertas por eso no dudamos en elegir rápidamente", concluyó José Luis.
Nadia fue contratada en mayo de 2007 por la consultora española Eductrade S.A. para trabajar dentro de un proyecto que apunta al mejoramiento de la calidad de educación particular popular y la educación popular comunitaria en Ecuador.
Cuando se le presentó la oportunidad de viajar al exterior, Nadia llevaba tres años desempeñándose en una constructora de Sunchales, su ciudad natal.
"Recibí un mail del departamento de Ingeniería Industrial de la UTN, donde anunciaba que una empresa multinacional buscaba ingenieros industriales y entre otras cuestiones mencionaba que los interesados debían estar dispuestos a radicarse en el exterior, aunque no indicaba dónde. Respondí enviando mi currículum vitae, pero sin esperar ninguna respuesta", comentó Nadia, vía e-mail.
Hoy no se arrepiente de haber aprovechado la oportunidad. "La propuesta es interesante para esta etapa de mi vida, tanto para el desarrollo profesional como en lo económico. Además el hecho de vivir durante un tiempo en otro país es una buena oportunidad para conocer otra cultura y otros paisajes. En definitiva, es una buena experiencia desde todo punto de vista", sostuvo.
Hace más de un año que Nadia trabaja en Quito y desde allí reflexiona sobre las causas que generan el requerimiento de profesionales. "Creo que hace unos años las empresas comenzaron a comprender el perfil del ingeniero industrial y consecuentemente a demandarlos. Nuestra profesión nos brinda la posibilidad de trabajar en cualquier rubro, tanto de productos como de servicios, y eso hace que tengamos un campo de acción muy amplio", afirmó.
La joven define el rol que les cabe dentro de una organización o empresa con las palabras que alguna vez escuchó de un docente de la facultad: "El ingeniero industrial es dentro de la ingeniería lo que el médico clínico dentro de la medicina", sostuvo.