El cirujeo es la principal actividad que llevan a cabo los vecinos de Varadero Sarsotti y la que les permite llevar el sustento diario a sus casas. Pero tal manutención no es suficiente y son las instituciones las que pasan a ocupar un rol fundamental. Por otro lado, los adolescentes son los más desprotegidos, puesto que para ellos no hay ningún lugar de contención y la calle es el lugar elegido.
A metros de los bañados del río Salado y lindante al Puente Carretero, un camino de tierra permite el ingreso al barrio Varadero Sarsotti. Gente que se la rebusca todos los días con la única intención de que no falte el alimento sobre la mesa lo caracteriza. Pero ello no es tarea sencilla: la mayoría vive del cirujeo y debe recorrer en carros, mañana tarde y noche, las calles de la ciudad.
Ester María Durán vive allí desde hace 20 años, cuando nació el barrio. Por entonces, "había 49 ranchitos y pocas casas de material, que fueron construidas por el Movimiento Los Sin Techo". "El barrio, con los años, creció muchísimo. Pero seguimos teniendo un montón de problemas", dijo la mujer. Y agregó: "No hay iluminación, y no le han puesto los nombres a las calles ni mucho menos las alturas, tampoco tenemos los servicios municipales o de transporte...".
Ester, como la mayoría de los vecinos, reconoce que el barrio está sumido en una absoluta irregularidad y que es difícil acceder a varios servicios. "Acá no se paga nada. No tenemos los terrenos escriturados y no son nuestros. Pero bueno, la necesidad de tener un lugar dónde vivir nos llevó a habitar esta zona", manifestó.
Consultada sobre el número de personas que actualmente reside en Varadero Sarsotti, indicó que ya es incalculable. Pese a esa cantidad, asegura también que varios "desconocen la existencia del barrio". "Es real que nos sentimos marginados. Soy cuidadora de coches y cada vez que hablo con alguien me dicen: ¿Varadero Sarsotti...? ¿qué lugar es ése, dónde queda?
Las instituciones
Frente a las necesidades que existen en este barrio del suroeste de la ciudad hay instituciones que trabajan allí con el propósito de atenuar las consecuencias y, sobre todo, lograr un cambio de actitud en los vecinos. Pero esta última tarea, se sinceran los trabajadores, "no es fácil porque la gente está muy acostumbrada a una determinada forma de vida y no pone interés en superarse". Entre las organizaciones que trabajan diariamente en el barrio funcionan el Movimiento Los Sin Techo, algunas aulas radiales dependientes de la escuela Nuestra Señora de Itatí de Centenario, un centro de salud y varios comedores.
El comedor de Cáritas fue una de las instituciones visitadas por El Litoral. Consultada, una de las encargadas contó que todos los días son 140 los chicos de entre 2 y 12 años los que van a almorzar. "Nuestro comedor funciona adentro de la escuela hace veinte años. Vienen los chicos del barrio, porque la institución educativa tiene el suyo. Sin embargo, la necesidad de una buena alimentación es tan grande que muchos almuerzan en uno y luego van al otro", comentó Liliana. Y agregó: "A la tarde, los chicos son asistidos por el Movimiento Los Sin Techo con una copa de leche".
Los adolescentes
Los vecinos y representantes de las instituciones que dialogaron con El Litoral fueron muy sinceros al considerar que son los adolescentes quienes más preocupan. Es que para ellos "no hay un lugar donde puedan estar contenidos practicando algún deporte, por ejemplo, y entonces deambulan por las calles". "Acá se ve droga, mucha delincuencia y cada vez está peor", refirió un vecino. Y acotó: "Pero la policía, sólo anda cuando pasa algo".
Por último, la gente de Varadero Sarsotti se mostró sorprendida con la visita porque "al barrio no venía nadie hacía mucho tiempo" y "menos para saber cómo estábamos viviendo".