Opinión: OPIN-01 Otro paro docente

La situación era previsible y los docentes de la provincia de Santa Fe inician el segundo paro de actividades en apenas seis meses de clases, a pesar de que el último acuerdo salarial fue alcanzado a principios de este año.

El gobierno ya había dado muestras claras de no estar dispuesto a realizar una excepción con los maestros. Al menos públicamente, las autoridades mantuvieron el discurso al insistir en que recién el 25 de agosto se realizaría una oferta de mejora salarial para todos los empleados públicos, incluidos los trabajadores de la Educación.

Sin embargo, los docentes persistieron en la postura de que la oferta para el sector debía realizarse antes, de manera tal que el aumento impactara directamente en el sueldo de agosto, a cobrar durante los primeros días de setiembre.

Durante las últimas semanas, se produjeron varias reuniones entre las autoridades y los representantes de los gremios de Amsafe, Sadop, UDA y Amet. Todo indica que la estrategia del gobierno fue mantener el diálogo abierto durante este tiempo, aunque ya existía la decisión de no realizar ninguna oferta concreta.

Los docentes afirman que el gobierno los "entretuvo" durante estas semanas y que eso provocó un clima generalizado de malestar que derivó en esta profundización de las medidas de fuerza.

De hecho, resulta novedoso que un gremio como Sadop, generalmente con un perfil más dialoguista que Amsafe, haya sido el primero en reaccionar con un anuncio de tres días de paro entre el 14 y el 21 de el presente mes de agosto.

Pero no parece ser ésta la única situación que irrita a los gremios de la Educación. Mientras los cuatro sindicatos se vienen desgastando en un reclamo salarial que no dio resultados, los gremios de UPCN y ATE, representantes mayoritarios de los empleados públicos de la provincia, mantienen el diálogo abierto con el gobierno, piden públicamente responsabilidad en los reclamos y hasta evalúan junto a técnicos de la provincia las posibilidades presupuestarias de mejora salarial.

Los argumentos esgrimidos por los docentes para reclamar una mejora de sueldos son irrebatibles. Nadie puede negar en la Argentina que los niveles reales de inflación duplican o, incluso, triplican a las estadísticas elaboradas por el Indec.

El Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) reconoce que en Santa Fe los precios aumentaron más del 2 por ciento en el mes de junio último.

Sin embargo, también el gobierno tiene razón cuando argumenta que el último aumento salarial fue otorgado hace apenas seis meses y que cualquier tipo de ofrecimiento debe estar enmarcado dentro de las posibilidades presupuestarias de la provincia.

¿Tiene sentido que los docentes realicen estos paros, cuando apenas faltan diez días para que el gobierno dé a conocer su propuesta de mejora salarial?

Los antecedentes recientes parecen demostrar que nada cambiará con estas huelgas. Seguramente, los dirigentes sindicales de la Educación lo saben, pero no parecen estar en condiciones de evitar la confrontación que, como tantas otras veces, puede resultar inútil y desgastante para todos.