¿Adónde van los globos cuando los soltamos? La pregunta del físico Pablo Bolcatto recayó sobre un público de niños inquietos que no tardaron en responder: "Al techo", "a las nubes", "al espacio", "a la atmósfera", gritaron al unísono.
Lejos del laboratorio y de las fórmulas complejas, con experimentos simples el investigador del Conicet acercó la ciencia a los alumnos del jardín La Ronda y a los chicos de primer y segundo grado de la escuela primaria de la Universidad Nacional del Litoral.
Una pecera, decenas de globos, baldes con agua, detergente, arroz, hielo seco y un tubo de helio fueron los elementos utilizados por Bolcatto y el físico Raúl Urteaga para desarrollar una actividad pedagógica y ganarse al mismo tiempo la atención de los chicos, que durante cuarenta minutos interactuaron con los investigadores. La música de Eduardo "Gringo" Fessia entretuvo a los más pequeños y volvió más amenas aún las explicaciones de los científicos.
"Como son muy chiquitos necesitamos hacer cosas que sean concretas, que se vean, que sean grandes y visualmente atractivas para ellos. Entonces, ideamos ciertas experiencias con elementos que les son familiares, como los globos, para hablar del aire y de su composición e introducir ciertas ideas de moléculas. Pero haciendo un juego de descubrir algo", destacó Bolcatto.
Urteaga, quien se paseó con las moléculas en la mano, afirmó que el objetivo de la actividad "era primero que los chicos se diviertan y luego que trataran de visualizar que el aire era algo, que tenía peso y cosas adentro. Como es algo antiintuitivo porque no se ve en general, e incluso no se siente, la idea era tratar de explicarles en forma sencilla y didáctica que el aire está compuesto por cosas y tiene peso", sintetizó.
En una balanza de gran tamaño, los científicos ataron un manojo de globos inflados que inclinaba la vara hacia un lado y colocaron en el otro platillo un poco de arroz para demostrarles a los chicos que el aire pesa.
También les explicaron por qué hay globos que ascienden cuando uno los suelta y otros que caen. Pero lo que logró cautivar a los chicos fue el cielo que reprodujeron en una pecera utilizando agua, hielo seco y helio.
La actividad se desarrolló en el gimnasio del predio UNL-ATE y fue organizada por la Universidad Nacional del Litoral en el marco de la VI Semana Nacional de la Ciencia.
¿De qué manera hay que enseñar la ciencia a los chicos para incentivar la curiosidad innata de los pequeños? "Creo que hay que ir explicándoles escalonadamente las cosas. Al principio, a lo mejor hay que concentrarse en una explicación muy sencilla, inclusive resignando cierta precisión en el detalle fino del porqué, pero no en el lenguaje que uno utiliza y en las cosas que uno dice. No les puede mentir, pero tiene que tratar de simplificar y reducir a la menor cantidad de elementos posible", explicó Bolcatto.
Los chicos tienen una mente inquieta, que se cuestionan cosas que los adultos naturalizan o pasan por alto. "Al momento de interactuar, ellos con la experiencia van potenciando su actitud de curiosidad, porque les surgen nuevas preguntas y nuevas cosas para operar y manipular", sostuvo.
La posibilidad de llevar a la práctica ciertos conceptos es una manera distinta de aprender. Con la experimentación "ellos concretizan ciertas ideas que si no en el plano abstracto no las pueden abordar", concluyó.
Hay términos que los chicos, por su corta edad, no pueden definir. Pero sí saben de inventos y científicos. "Investigan cosas interesantes como un virus o la enfermedad de un bicho", aseguró Julia Neme, una nena de siete años.
Su compañero, Leonardo Bonivardi, dice que "los científicos hacen cosas raras" que "sirven para ayudar a la gente".
Constanza, Antonio, Malena, Paula y Belén contaron con lujo de detalles lo que aprendieron en la charla y algunos se animaron a decir también lo que hacen los investigadores. "Los científicos buscan cosas para enseñar y descubren algo que nadie supo ni escuchó", dijo una de las nenas. "Los científicos exploran cosas", agregó otra.
Actividades
Con motivo de celebrarse la VI Semana Nacional de la Ciencia, la UNL organizó visitas a la Reserva Ecológica y a laboratorios, talleres de fauna autóctona y charlas con investigadores, entre otras. Desde el martes y hasta hoy participaron 1.167 alumnos de escuelas primarias y secundarias. Las actividades concluyen el 26 de este mes.