EDITORIAL

Educación pública y sindicalismo

En 2007, en la ciudad de Buenos Aires, 100.000 niños dejaron la educación estatal para ingresar a la educación privada, motivo por el cual la matrícula de este sector, aumentó el 13 por ciento. Las sociedades democráticas suelen disponer de un sistema educativo que combina la educación pública con la privada. En la Argentina, la ecuación -al menos en términos de aprendizaje- se está rompiendo a causa de la deplorable realidad de la escuela pública.

¿Por qué ocurre esto?, ¿por qué los padres prefieren pagar para educar a sus hijos, cuando la escuela pública les ofrece este servicio gratis? Las respuestas a estos interrogantes no son sencillas ni lineales, pero un factor que está contribuyendo de manera decisiva a desequilibrar la balanza, es la conducta compulsiva del gremialismo docente a favor de los paros.

En la ciudad de Buenos Aires, donde los niveles de educación suelen ser más altos, en lo que va del año se han declarado trece paros. No hay sistema educativo que pueda sostener este bombardeo de medidas de fuerza motivadas en muchos casos por razones ideológicas o miserables especulaciones políticas. La paradoja de este proceso, y lo perverso, es que la burocracia docente -que se moviliza por sus intereses y reivindicaciones- está destruyendo la escuela pública en nombre de su supuesta defensa.

Sin ir más lejos, en nuestra provincia, hace unas semanas, se hizo un paro docente en solidaridad con la “represión brutal que sufrieron nuestros compañeros en Buenos Aires”. Lo curioso es que antes de esta huelga solidaria, la burocracia docente había declarado que no podía levantar una medida de fuerza porque necesitaba tres o cuatro días para hacer las consultas, aún cuando el Estado ya les había otorgado el aumento reclamado. En cambio, para declarar la huelga “solidaria”, tres horas bastaron y sobraron.

Atendiendo a estos ejemplos: ¿existe o no una cultura compulsiva del paro que usa a los niños y a la educación como rehenes de sus objetivos ideológicos y sus ambiciones gremiales? En la Argentina, la educación pública fue, a principios del siglo XX, un formidable instrumento de integración social y construcción de ciudadanía. Durante décadas, el sistema educativo nacional fue el mejor de América latina y de un nivel similar al europeo. Las políticas equivocadas de algunos gobiernos contribuyeron a su deterioro, pero en los últimos años la principal causa de degradación ha sido la praxis de un gremialismo salvaje.

Se dice que las reivindicaciones económicas de los docentes son legítimas. Habría que agregar que todas las reivindicaciones pueden llegar a serlo, porque siempre se puede evolucionar y mejorar. Pero el dato nuevo que incide en la profundización de la crisis, es esta subcultura del paro sin límite ni control. El ejercicio abusivo de las libertades que la Constitución garantiza y la constante expansión de un activismo alejado de todo ideal educativo genuino, consolidan a diario la tarea de demolición de toda noción de responsabilidad.